Con el debate de la subida de salarios abierto de par en par, el Gobierno se ha mantenido durante semanas en un equilibrio perfecto, estrictamente a la misma distancia de los sindicatos y de la patronal, a quien ha pedido responsabilidad para alcanzar un acuerdo que ayude a paliar la perdida de poder adquisitivo que produce la alta inflación. Pero este martes por la noche, en un entrevista en el Canal 24 Horas de TVE, el jefe del Ejecutivo, Pero Sánchez, abandonó esta calculada neutralidad para reclamar directamente a los empresarios que "arrimen el hombro". 

Hasta hora solo Yolanda Díaz había llegado tan lejos. El paso dado por el presidente coloca a todo el Gobierno con la mirada puesta en la patronal. Sánchez apeló a los agentes sociales para que "se pueda desbloquear la negociación de muchos convenios colectivos" pero se dirigió "singularmente" a las empresas. "Le pedimos una dosis de responsabilidad a la patronal", dijo. 

El incremento de sueldos como uno de los instrumentos clave para compensar los elevados precios de la energía y la alimentación es uno de los grandes asuntos de este otoño. Los sindicatos han anunciado movilizaciones, pero por ahora el Gobierno se había limitado a reclamar que se llegue a un pacto con los empresarios. Que unos se muestren moderados en sus peticiones de aumentos de salarios y otros renuncien a parte de sus beneficios, se defendía.

Este llamamiento supone un nuevo giro de guion. Sánchez, con el impuesto a los beneficios extraordinarios de los bancos y las empresas energéticas, que ha empezado a tramitarse este martes en el Congreso, se había situado enfrente de las grandes corporaciones, pero no había metido presión a los empresarios para que eleven los salarios, como hizo esta noche. 

Las compañías del Ibex no ocultan su malestar por los mensajes que el presidente lanza en las últimas semanas contra los poderosos. Poco parecen importarle a él estas críticas. En la entrevista con el periodista Xabier Fortes volvió a repetirlas porque entiende que ambos sectores se están beneficiando alegremente de esta crisis. Incluso acusó a las energéticas de "hacer 'lobby' en Bruselas" para impedir que España y Portugal pudieran topar el precio del gas —la llamada excepción ibérica—, algo que, dijo, también hizo el PP. De nuevo volvió a apuntar a los populares como los grandes paladines de las energéticas: "Hacen una defensa desesperada de sus intereses particulares".

"Todas las variables"

El presidente se pronunció sobre otro de los asuntos que han protagonizado la agenda pública la última semana, la posibilidad de limitar el precio de algunos productos básicos, lanzado también por la vicepresidenta segunda. "Hay debate porque estamos en una crisis de precios". "El Gobierno estudia todas las variables para defender a la gran mayoría de este país". "El poder del dinero es grande, pero en democracia no hay poder mayor que el de la mayoría", reiteró, en referencia a las resistencias de las grandes corporaciones. Sostuvo que "no se pueden topar precios pero sí apelar a la responsabilidad, como hace la vicepresidenta y todo el Ejecutivo".

Los socialistas sí rechazan más de plano la propuesta lanzada este martes por Unidas Podemos de limitar la subida de las hipotecas variables a los más vulnerables. Cuidando al máximo sus palabras y evitando el choque frontal con su socio de coalición, Sánchez recordó que los topes a las hipotecas "no están permitidos" por la Unión Europea, pero sí dijo "compartir" el análisis de los morados y de UGT de que es necesario que la subida de los tipos de interés, necesaria para controlar la inflación, "no se traslade" a las hipotecas. Y eso "explica", abundó, que el Gobierno haya propuesto un gravamen a los impuestos extraordinarios de la banca y de las energéticas, porque además las entidades financieras fueron "rescatadas por el dinero de los contribuyentes".

Uno de los debates políticos que han colonizado la jornada ha sido el incumplimiento de la ley por parte del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), ya que este martes vencía el plazo fijado por la reforma aprobada el pasado junio para que los vocales propusieran dos magistrados para el Tribunal Constitucional, sumados a los otros dos que le corresponde designar al Ejecutivo. Sánchez continuó con la línea conciliadora expresada horas antes por la ministra de Justicia: apeló a la "responsabilidad" del Poder Judicial (cuyo mandato caducó hace casi cuatro años) para que "cuanto antes" postule a dos candidatos para el TC. Es más, se mostró seguro de que así será: le consta que hay negociaciones entre los dos bloques y no duda de que "en unos días" estará lista la propuesta.

No a la "casquería" política

Pero enseguida el líder socialista disparó al PP. Manifestó su "decepción" con el principal partido de la oposición, el de Pablo Casado y el de Alberto Núñez Feijóo. No es una "decepción personal, es de país", dijo. Porque él vivió "momentos muy difíciles" con Mariano Rajoy porque se oponía a la corrupción del PP pero se puso a su lado para "defender la integridad territorial cuando fue atacada", en el otoño de 2017, en el 'procés'.

Sánchez aseguró que comparte la "indignación" del presidente del CGPJ y del Supremo, Carlos Lesmes, pero rechazó que la responsabilidad sea de Gobierno y de PP, a partes iguales, porque el bloqueo responde en exclusiva, a su juicio, a una estrategia de los conservadores, como lo atestigua que en el otoño de 2021 las dos grandes fuerzas llegaran a un acuerdo "en 24 horas" para cerrar la renovación del Defensor del Pueblo, del Tribunal de Cuentas o del Tribunal Constitucional. La razón que lleva al PP a no "cumplir la Constitución" es, para el Ejecutivo, clara: quiere un TC favorable para "tratar de derogar avances y conquistas sociales" que las Cortes han ido aprobando en los últimos años y que los populares han recurrido, como la ley de eutanasia, la del aborto o la reforma educativa.

El otro debate de la jornada orbitaba en torno a la asistencia del rey emérito al funeral de Isabel II en Londres, el próximo 19 de septiembre. El jefe del Ejecutivo evitó comentar si hubiera preferido que Juan Carlos no volara hasta la capital británica: "En esta cuestión lo que sí puedo decir es que el Gobierno de España está totalmente coordinado con la Casa Real y que nosotros nos ocupamos y preocupamos en el mejor sentido de la palabra de la delegación encabezada por el rey Felipe VI y la reina Letizia". Y al insistirle si no le habría gustado que el padre del actual Monarca no asistiera, reiteró que esa es una cuestión que "compete al rey Juan Carlos".

Respecto a la posibilidad de un indulto al expresidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán, reiteró que el Gobierno "respetará los trámites, los procedimientos" y la decisión será "acorde con la ley y se adoptará con absoluta transparencia". No se mojó más.

El presidente evidenció durante la entrevista en TVE el cambio de estrategia operado tras las elecciones andaluzas del pasado junio: la búsqueda de una mayor empatía, la insistencia en que el Gobierno defenderá siempre a la "clase media y trabajadora", el esfuerzo de "pedagogía", el subrayado de que el Ejecutivo está bregando con acontecimientos excepcionales —"salvo una invasión zombi, este Gobierno ha tenido que enfrentar situaciones absolutamente inéditas"—, su convicción de que no todo el pescado está vendido de cara a las próximas elecciones. Sánchez enfatizó que se toma "en serio" las encuestas y las analiza, y trabaja para "darle la vuelta". "Entiendo la frustración, angustia y hasta el cabreo de los ciudadanos. Lo que nos corresponde no es quejarnos, es actuar".

Sin reconocer explícitamente un viraje en su estrategia (hablar de eso es "casquería política", despachó), remarcó que dará la cara: "Tengo muchos defectos, también he cometido errores, hablo claro, no me escondo". Y de nuevo dio muestras de resiliencia: "Sé que la derecha económica, política y mediática quiere que los progresistas nos rindamos, y no nos vamos a rendir". En suma, que no allanará el camino para Feijóo y que defenderá la plaza (la Moncloa) hasta el final.