La mitad de los andaluces llamados a las urnas el próximo 19 de junio nació después de 1980. No han conocido otra realidad política que el PSOE en la Junta de Andalucía. La mímesis entre la Junta y el PSOE era total. Hasta hace tres años y medio. Las últimas elecciones, diciembre de 2018, llevaron contra pronóstico el cambio político al Gobierno andaluz. Ocurrió con la suma inesperada de las tres derechas, gracias a un bipartito de PP y Cs con la alianza externa de Vox desde el Parlamento.

Ese es el punto de inicio real de estas elecciones andaluzas que abrirán de nuevo las urnas el próximo domingo 19 de junio Después de 37 años ininterrumpidos de PSOE en Andalucía, el cambio político se ha consolidado en esta legislatura. Los andaluces están llamados a decir si están o no contentos con ese giro político y todo apunta a que sí lo están, atendiendo a lo que dicen las encuestas, que fotografían además una sociedad que ha virado hacia el centro derecha después de décadas con sesgo de izquierda.

Lo que digan las urnas andaluzas tendrá un eco importante en la política nacional. El flamante líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, enfrenta por vez primera unas elecciones desde la presidencia de su partido. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mide su desgaste en el que era un fortín inexpugnable del PSOE. Una victoria del PP en Andalucía instalaría la idea de cambio de ciclo político en España. Vox ha puesto toda la carne en el asador para trasladar que no es un partido ‘outsider’ sino de gobierno y quiere demostrar que puede gestionar para ayudar a Santiago Abascal a llegar a Moncloa. Cs se juega su supervivencia. El naufragio de los naranjas es inevitable, pero si lograr permanecer en el Parlamento andaluz e incluso en el Gobierno, ganará tiempo para Inés Arrimadas.

Las izquierdas acuden divididas y en una confluencia, Por Andalucía, que reúne a IU, Podemos, Más País y otras fuerzas andalucistas y que demostró, antes de nacer, la jaula de grillos que tendrá que embridar Yolanda Díaz en su proyecto político ‘Sumar’. La vicepresidenta participará lo justo en la campaña y ha querido mantener al margen su futuro de Andalucía pero los problemas de convivencia en la izquierda ya se han manifestado en las andaluzas. Por su lado camino Teresa Rodríguez, al frente de Adelante Andalucía, sin recursos económicos pero con un fuerte tirón en redes. La única que, de momento, planta cara de frente a la líder de Vox, Macarena Olona, con un discurso guasón pero firme contra la extrema derecha.

El PP, desde el Gobierno

El PP parte por primera vez ocupando la presidencia del Gobierno y es favorito sin dudas. En 2012 ya era señalado como el vencedor, ganó pero con 50 diputados no pudo gobernar. Los sondeos sitúan ahora al presidente Juan Manuel Moreno al borde de la mayoría absoluta. Pero no tendrá fácil formar gobierno. Los sondeos más optimistas indican que necesitará prestados entre diez y cinco votos. Dependerá de la abstención de Vox. La aspiración del PP es formar un Ejecutivo monocolor y la de Vox convertir a su candidata Olona en vicepresidenta de la Junta de Andalucía. Es la pugna abierta entre el centro derecha y la extrema derecha. El PSOE ya ha dejado claro que ni siquiera se piensa plantear una abstención en caso de que el PP necesite algunos votos y para aislar a la extrema derecha. Si el PP sale a pedir el voto útil y Moreno reclama un empujón para una mayoría en solitario, el PSOE sale a advertir de que votar al PP es meter a Vox en el Gobierno.

Moreno ha conseguido en estos años forjarse una imagen de político de centro y moderado, ha trabajado a conciencia ese perfil que tiene el aprobado incluso de los votantes socialistas. Concurre con la ‘marca Juanma’ por encima de las siglas del PP y en tándem perfecto con su líder nacional, Feijóo. El PP, que gobierno con el peor resultado de su historia en Andalucía (26 de los 109 diputados de la Cámara), absorberá casi al completo los votos de sus socios de coalición, Cs, y aspira a ensanchar su base electoral por el centro izquierda, llamando a los socialistas desencantados con el Gobierno de Pedro Sánchez y las alianzas con Podemos, ERC o Bildu, a depositar su confianza en el actual presidente de la Junta. Moreno también cuenta con el aprobado de los votantes de Vox en los últimos comicios y confía en recuperar voto a su derecha y frenar esa fuga. Su campaña será presidencialista, educada, amable y rehuyendo el ruido y el cuerpo a cuerpo al que lo quiere arrastrar la extrema derecha. Ha copiado estrategias clásicas del PSOE en Andalucía, con una elevada dosis de propaganda, tirando de autoestima y cogiendo banderas como el andalucismo, defendiendo los intereses andaluces por encima de las siglas.

Una izquierda desmovilizada

El PSOE asegura que sale a ganar, pero su verdadera aspiración es no bajar del suelo que dejó Susana Díaz, el más bajo de la historia del PSOE en la comunidad, con 33 diputados. La clave estará en la movilización. Por encima del 40% de votantes aseguran que no saben aún que votarán y decidirán durante la campaña. La mayoría son electores de izquierda, arrojan las encuestas. Los socialistas tienen que ilusionar a un buen puñado de fieles que decidieron quedarse en la abstención en las últimas andaluzas. Entonces se dejaron en el camino 400.000 votos que permitieron el vuelco político. Meses más tarde, buena parte de ese electorado andaluz sí que cogió la papeleta de Pedro Sánchez en las generales. Con ese factor juega el PSOE para defender que sí puede mejorar sus resultados. Espadas, que se estrena como candidato, con un bajo conocimiento entre los electores, tras abandonar la alcaldía de Sevilla y con la bendición de Ferraz, no puede permitirse bajar la marca de su antecesora. Hay otro factor que no controlan los partidos, la irrupción de plataformas de la España Vaciada. En la provincia jiennense, socialista por excelencia, podría obtener un voto Jaén Merece Más y arañar votos al PSOE.

En las últimas elecciones andaluzas la sorpresa vino con Vox. Nadie pronosticó la irrupción de la extrema derecha en las instituciones con esa fuerza. El partido de Abascal se metió en el Parlamento andaluz con 12 diputados. Los sondeos señalan que podrían llegar a 21 estas elecciones. Esta por ver el ‘efecto Olona’, a la que su partido trajo desde el Congreso a Andalucía, empadronó en Salobreña (Granada), pese a que nunca ha tenido residencial real en la comunidad andaluza y lanzó a conquistar la Junta. La estrategia diseñada pasa por la penetración de Vox en el medio rural andaluz, tradicional granero del PSOE. Los andaluces dirán hasta donde están dispuestos a encumbrar a la extrema derecha en España. En Castilla y León ya gobiernan. En Andalucía aspiran a conseguirlo. El perfil cunero de su candidata no se sabe si se penalizará en una campaña que está siendo más andalucista que nunca, con todos los partidos en firme defensa de la bandera blanca y verde.