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Compra de armas

España trata de reponer su arsenal tras las donaciones a Ucrania

Aumentan los contratos de Defensa para adquirir balas, lanzagranadas y munición contracarro

BMP ruso destruido por un lanzagranadas Instalaza c90 español en Dronivka por fuerzas especiales ucranianas

BMP ruso destruido por un lanzagranadas Instalaza c90 español en Dronivka por fuerzas especiales ucranianas EPC

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BMP ruso destruido por un lanzagranadas Instalaza c90 español en Dronivka por fuerzas especiales ucranianas Juan José Fernández

Contra lo que hubiera pasado en tiempo de paz, Defensa debe esperar para reponer la munición que, en seis fletes, ha enviado a Ucrania desde marzo. Escasean las balas y granadas en los mercados. El pasado 13 de mayo, el Ejército buscaba un primer lote de una compra de siete millones de balas del calibre 5,56 x 45 mm. con estándares OTAN. Son siete lotes de un millón de municiones cada uno en un “acuerdo marco de suministro de munición de cartuchería”, por 4,2 millones de euros el primer lote. El contrato se convocó el 25 de marzo; el pasado 13 de mayo, el Mando de Apoyo Logístico de Defensa lo declaró “desierto”.

Ni la industria local, ni las firmas invitadas en la convocatoria –la italiana Fiocchi Munizioni, la israelí Guardian Homeland Security y la checa Sellier&Bellot- ni los norteamericanos de AMMO, suministradores habituales para los fusiles G36 españoles, aceptan precios o dan abasto. Ucrania en guerra, explica una veterana fuente militar “es una trituradora logística que devora munición”. Y eso puede explicar la escasez que aflora estos días en los mercados de armas de Occidente, y que confirman a este diario fuentes castrenses españolas.

Con la misma carestía se topan otros ejércitos OTAN. La guerra de Ucrania, pese a los preparativos rusos de invasión a la vista de todo el mundo, se consideró improbable en fábricas y cancillerías hasta que en la madrugada del 24 de febrero impactaron los primeros misiles.

Más granadas y morteros

Entre tanto, un goteo de contratos de Defensa se está convirtiendo en lluvia de adquisiciones. España, como Reino Unido, Italia o EE.UU., trata de rellenar sus arsenales entre inéditas prisas a causa de las necesidades de Ucrania.

El lanzagranadas C90 que fabrica en Zaragoza la firma española Instalaza –y del que se han enviado millares a Ucrania-, protagoniza cinco contratos del Mando de Apoyo Logístico. Son cinco lotes ya resueltos a lo largo de mayo, entre los que destacan por su cuantía la compra de, según las convocatorias de Defensa, “sistemas C90-CR-RB Contracarro” (3,8 millones de euros), “Sistemas CS90-DP Doble propósito” (1,2 millones) y “Sistemas C90 CR-AM Antimaterial” (4,1 millones). Hay además licitados otros tres millones de euros en granadas.

Las siglas CS significan en inglés “espacio confinado”. Se trata de la más moderna versión del lanzagranadas aragonés, que puede ser disparado desde recintos cerrados. El “doble propósito” es su capacidad para atacar tanques y también búnqueres u otras construcciones.

Lanzagranadas español capturado por prorrusos en Donetsk el pasado 22 de marzo, mostrado en un informativo de la prorrusa Bastión TV. BASTIÓN TV / MILICIA POPULAR DE DONETSK

Cada una de estas armas cuesta alrededor de 2.000 euros. El conjunto de las licitaciones que han trascendido hasta ahora implica la compra de 1.900 lanzagranadas contracarro, 2.000 antimaterial, y 900 Confined Space. En total más de 5.000 unidades. En enero pasado, antes de la guerra, el PACDEF (Plan Anual de Contratación de la Defensa) preveía comprar 1.000 en 2022; al final han sido cuatro veces más.

Ha pasado lo mismo con la artillería, especialmente la munición de 60 milímetros, de la que España podría haber enviado a Ucrania un cargamento en el barco Ysabel, el pasado 28 de abril.

En 2019 Defensa firmó con Expal (grupo Maxam) una compra marco de granadas de 60, 81 y 120 mm. hasta 2021. Cada año compraron 250 rompedoras (250 euros por granada), 250 fulminantes (a 375 euros) y 250 iluminantes (407 euros), para un coste anual neto del lote de 309.500 euros. El gasto total supera los 1,2 millones. Este pasado 17 de mayo, el Mando de Apoyo Logístico aprobó la compra de 3.750 granadas de 60 mm. por 1,5 millones; tanto como en cinco años de acuerdo marco.

Demanda americana

Estos contratos, señala una de las fuentes militares consultadas, son solo la primera parte de un grupo aún más numeroso de compras que llegará este verano. Están ya en marcha adquisiciones por más de ocho millones de euros de binoculares de visión nocturna, material de soporte médico avanzado y electromedicina, chalecos antibalas, cascos y repuestos para equipos de radio, todo ello para surtir supuestos envíos españoles al frente ucraniano.

El ejército español no es el único que lo hace. El ejemplo norteamericano es el más llamativo esta primavera. La reposición de misiles Stinger donados a Ucrania ha obligado a reabrir líneas de producción que ya estaban cerradas en la fábrica de la firma americana RMS.

El pasado 17 de mayo, Lokheed Martin confirmó un encargo del Pentágono “para países aliados” de 1.300 cohetes Javelin y sus unidades de comando y dirección. Son armas que destruyen numerosos carros y blindados rusos en esta guerra.

A este lado del Atlántico, Italia también ha dado muestras de una compra intensificada de armamento de reposición, en su caso eligiendo también los lanzagrandas C90 de Instalaza para dotar a sus infantes de Marina de la Brigada San Marco.

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