El giro en el Gobierno es total. De afirmar con rotundidad la semana pasada que no habría ceses ni dimisiones por el presunto espionaje a más de 60 dirigentes y líderes independentistas a dejar en el aire, con nitidez, la continuidad de la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban. Pero entre un momento y otro la historia se ha dado la vuelta. Fue este fin de semana cuando el Ejecutivo supo fehacientemente que los móviles del presidente, Pedro Sánchez, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, habían sufrido intrusiones en mayo y junio de 2021 con el programa israelí Pegasus. Así lo acreditan sendos informes del Centro Criptológico Nacional, organismo dependiente del CNI.

La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, fue cristalina este martes cuando los periodistas le preguntaron, al término de la reunión semanal del Consejo de Ministros, por la depuración de responsabilidades, si Sánchez mantenía la confianza en Robles y Esteban. "Por supuesto que en estos momentos cuentan con el total apoyo del presidente del Gobierno", dijo en una primera respuesta. Ya era importante la precisión de "en estos momentos". Pero fueron aún si cabe más reveladoras las siguientes respuestas, según avanzaba la comparecencia, que acabó siendo prácticamente monográfica sobre el espionaje al líder socialista y a la titular de Defensa y sus consecuencias políticas.

De hecho, tras la segunda pregunta sobre la posibilidad de una salida de Esteban del CNI en unas semanas, Rodríguez fue un paso más allá, advirtiendo primero de que "dadas las circunstancias y la gravedad" de lo ocurrido, tenía que ser "rigurosa" en sus contestaciones. "No podemos actuar ni hablar de futuribles. En cada momento y atendiendo a cada información, iremos adoptando y compartiendo las informaciones y decisiones al respecto", señaló a los medios. En definitiva, ya no daba por segura por completo la continuidad de la jefa de la inteligencia española. Todo dependerá de lo que se vaya conociendo en los próximos días y semanas.

El mensaje ya parecía nítido, pero hubo una tercera pregunta, si por tanto se descartaba o no la dimisión o el cese de Esteban. "Cada momento tiene su afán. Estamos en la fase de aclarar qué es lo que ha sucedido y a quién le ha sucedido [el espionaje con Pegasus]. Y esto es determinante para seguir avanzando en cómo corregimos. No podemos pasar al siguiente momento sin saber qué es lo que ha pasado hasta ahora", respondió la portavoz. Dicho de otro modo: primero, que se sigan las pesquisas, y luego ya habrá asunción de responsabilidades por lo ocurrido. Sin descartar que caiga, en consecuencia, la jefa de los espías. La portavoz sí solemnizó su respaldo al CNI, un "magnífico" organismo de seguridad, y al "esfuerzo diario" de sus más de 3.000 trabajadores.

"Sigue en el cargo"

La directora del CNI, pues, está sola, y la Moncloa se lo está dejando ver. Ya lo hizo a primera hora de esta mañana el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, cuando se limitó a expresar, en la SER, que Esteban "sigue en el cargo, está trabajando para esclarecer los hechos y que conozcamos qué ha ocurrido”. Es decir, no salió en su explícita defensa. Además, el Gobierno quiere que primero dé explicaciones este jueves en el Congreso, en la comisión de secretos oficiales, reunión con la que el equipo del presidente esperaba sosegar los ánimos del independentismo. Pero ahora todo se ha complicado mucho más.

Para la Moncloa, otro "futurible" es hablar de las consecuencias que puede tener conocer quién fue el autor del espionaje. Y las sospechas se extienden sobre Marruecos. "Lo que tenemos claro es que el ataque es externo [ajeno a los organismos oficiales] e ilícito, esas son certezas con las que podemos tomar decisiones en este momento", subrayó.

La portavoz subrayó durante toda la rueda de prensa en que el Gobierno "ha hecho lo que tenía que hacer" y lo que se "espera de un Estado democrático", que es disponerse a aclarar lo ocurrido en cuanto trascendió, a través del organismo canadiense Citizen Lab, que al menos una sesentena de dirigentes y activistas soberanistas pudo haber sido espiado entre 2017 y 2020: abrió una investigación interna en el CNI, manifestó su voluntad de colaborar sin reservas con el Defensor del Pueblo, desbloqueó la comisión de secretos oficiales del Congreso y se ofreció a desclasificar documentos si así lo pide la Justicia. El Estado, pues, "funciona" y el Gobierno "cumple con su tarea". El Ejecutivo, percutió, "no tiene nada que ocultar", y quiere arrojar "absoluta transparencia".

Pero la principal debilidad argumental que tiene el Gabinete de Sánchez es la cuestión temporal. Porque las intromisiones a los teléfonos del presidente y de Robles se produjeron en mayo y junio de 2021, y se han conocido ahora. En concreto, este pasado fin de semana. Fue entonces cuando el CCN detectó las intrusiones, ya remitidas a la Audiencia Nacional. Ahora se están analizando los móviles del resto del Gabinete actual, y cuando se conozcan las conclusiones, se darán a conocer, también si es necesario a la Justicia, prosiguió. También se ofrecerá monitorizar los dispositivos de las administraciones autonómicas y locales.

Pero, ¿por qué ahora y no hace un año? ¿Por la presión del Govern y, en concreto, de ERC? Porque fue en 2021 cuando una investigación periodística, coordinada por la organización francesa Forbidden Stories y con asistencia técnica de Amnistía Internacional, descubrió que uno de los móviles del presidente francés, Emmanuel Macron, figuraba entre los objetivos de Pegasus, y apuntaba a Marruecos como autor, aunque Rabat negó cualquier implicación, informa EFE.

La comparación con el PP

Rodríguez explicó que “los protocolos de seguridad de seguridad han estado mantenidos en el tiempo, y los sistemas y recursos de que disponemos se van actualizando”, por lo que “puede darse la circunstancia de que hoy, los que tengamos, sean más efectivos que los de ayer”. Esa es la justificación del Gobierno de por qué en su momento no se detectaron las dos intervenciones de las comunicaciones del presidente, en mayo de 2021, y la que sufrió Robles, en junio de ese año. Lo que sí ha sucedido es que ahora se ha hecho un “examen más exhaustivo como consecuencia de una investigación”, y este es un trámite más “complejo” que acarrea “la imposibilidad de usar en ese tiempo” el terminal móvil. Los medios evolucionan, dijo, porque también las amenazas son "dinámicas". En ese sentido, destacó que España es el cuarto país más seguro del mundo, según el Índice Global de Ciberseguridad, y el segundo en Europa, y que se destinarán mil millones de euros de los fondos de recuperación a reforzar estas capacidades. Pero, por muchas barreras que haya, "estas cosas pasan", como también ha podido ocurrir en otros países.

La ministra contrastó la posición del actual Ejecutivo, que se distingue por la "transparencia y la colaboración con la Justicia", con la del anterior. De hecho, resaltó que desclasificó documentos relativos a la 'operación Kitchen' —el presunto seguimiento ilegal al extesorero del PP Luis Bárcenas—, cuando podía no haberlo hecho. y el Ejecutivo "quiso hacerlo". "Mientras otros martilleaban ordenadores, nosotros nos ponemos a disposición de la Justicia. Apostamos por la transparencia porque nada tenemos que ocultar", mantuvo.

También manifestó la "sorpresa" por las palabras de Alberto Núñez Feijóo, quien ayer lunes señalaba la "casualidad" de que los hechos se conozcan justo cuando ERC más aprieta a la Moncloa. "Si alguien tuvo expectativas en torno a un cambio de actitud, se habrán visto frustradas". El "sentido de Estado" y la "responsabilidad institucional" del PP deja así "mucho que desear".

Pese a las turbulencias de las últimas semanas, y las amenazas de ERC, la Moncloa no da por terminada la legislatura. El Gobierno, dijo Rodríguez, ha gestionado la pandemia y ahora se enfrenta a las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania, y tiene "por delante proyectos muy importantes que abordar", como el despliegue de los fondos europeos. El Ejecutivo quiere "culminar ese trabajo porque se lo merecen los españoles", y el Gabinete tiene "solvencia acreditada" en la gestión de crisis y en la "conformación de mayorías". "A los que crean que ha empezado la campaña electoral, ya les digo que se les va a hacer larga", desafió.