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Isabel Díaz Ayuso Presidenta de la Comunidad de Madrid

Ayuso: "Madrid es de todos los españoles, por eso a veces mi discurso es nacional"

“Nos debe unir la idea de cambio en España; el país tiene problemas tan grandes que lo que hace la izquierda es agitar a Vox como un señuelo”, dice la presidenta de la Comunidad de Madrid

Díaz Ayuso, este viernes en Gijón. | Juan Plaza

Isabel Díaz Ayuso defiende con uñas y dientes el modelo económico de su gobierno en Madrid. De hecho, la fórmula económica es el estandarte con el que el PP quiere ganar la carrera hacia la Moncloa. El pasado viernes, en Gijón, expuso su receta ante empresarios y agentes económicos, junto a la presidenta del PP asturiano, Teresa Mallada. Envuelta en el eslogan “socialismo o libertad”, lo lleva allá donde se la reclama. Se sabe foco de los dardos socialistas, pero no se queda ninguno.

–¿Al PP se le enreda la mascarilla en Madrid? Usted ha denunciado contratos del PSOE, pero Adriana Lastra dice que solo es una cortina de humo.

–En los momentos más difíciles de la pandemia, el Gobierno de España fue incapaz de conseguir material sanitario para casi nadie; ni para los profesionales sanitarios. Las administraciones autonómicas y municipales hicimos lo que pudimos para lograr ese material y lo obtuvimos de gran calidad. En Madrid, gracias a nuestras gestiones, trajimos casi 2.000 toneladas de material sanitario en 22 aviones, lo que nos ayudó a cuidar de nuestros ciudadanos y nuestros sanitarios. Visto con el tiempo, la izquierda ha decidido montar un espectáculo continuo con esta historia. Creen que los demás hemos tenido casos, cuando el Gobierno de Sánchez no ha podido justificar más de 300 millones de euros en compras. No han dudado en intentar hacernos daño en lo personal y lo político, especialmente a políticos como el Alcalde (José Luis Martínez Almeida) o como yo. Por eso hemos pensado que habría que llevar a los tribunales y por los mismos criterios muchos de esos contratos. De hecho, la Fiscalía Anticorrupción está investigando. Aquí no hay más cortina que el juego sucio que ellos están haciendo desde el primer momento. Si quieren que se investigue… Yo he confiado en las administraciones desde el primer momento. Los gobiernos socialistas de las Comunidades Autónomas deberían dar, como mínimo, las mismas explicaciones que yo.

–La gestión del Gobierno de Madrid en la pandemia ha estado en la picota. El presidente asturiano, Adrián Barbón, la contrapuso muchas veces a la que él realizó, de la que saca pecho.

–Quien más cierra, quien más impone, no puede sacar pecho de nada, porque al final lo que logra lo hace con el sacrifico de otros. A mi juicio, en algunas ocasiones, durante la pandemia, ha habido un abuso de la administración pública contra lo privado, contra el ciudadano, con el pretexto de “es por tu bien”. Los cierres y las imposiciones han de ser el último recurso. Antes se ha de intentar todo. Nosotros hemos abierto dos hospitales públicos, uno de ellos el mejor de pandemias del mundo; hemos establecido zonas básicas de salud para no ejecutar cierres masivos, hemos analizado las aguas del Canal, hemos comprado material sanitario y fuimos los primeros en aplicar los test de antígenos. Se ha demostrado que muchos de los cierres han causado un perjuicio económico tremendo y no han mejorado la situación de la pandemia. En cambio, las cifras económicas que ahora tiene Madrid nos han permitido estar en mejor disposición, por ejemplo, para ayudar al pueblo de Ucrania.

“Si bajar impuestos es bueno, mejor bajarlos en Asturias que subirlos en Madrid”

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–Ya hay fecha para las elecciones de Andalucía. ¿Es la prueba de fuego para el nuevo PP de Feijóo?

–Es una prueba para saber si los ciudadanos quieren más socialismo o más libertad. Tras 30 años con titulares sobre listas de paro, corrupción o abandono escolar, Andalucía es hoy una de las regiones que más crece, que más empleo crea o en la que más autónomos se dan de alta. Lo que quieren los ciudadanos es ser libres y prosperar. Ese sentimiento de libertad es el que se va a consultar en las urnas. Estoy convencida de que el presidente Moreno va a tener un excelente resultado.

Feijóo plantea establecer que la lista más votada sea la que gobierne. De ser así, usted no habría sido presidenta en 2019.

–Es un escenario que no se va a dar. No me imagino al PSOE que pacta con el entorno de ETA, con los comunistas y los independentistas –que por cierto han cometido graves delitos–, cediendo un gobierno pudiendo sumar entre todos ellos, solo porque el PP ha tenido mejor resultado. Y más teniendo en cuenta que este es un gobierno que llegó con una moción de censura.

–Vamos, lo ve improbable.

–Sí, totalmente improbable.

”PP y Vox no son lo mismo, pero tienen intereses comunes”

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–La financiación autonómica sigue pendiente. Feijóo firmó con las comunidades del Noroeste, que defienden criterios distintos a los de Madrid para el reparto.

–Es que yo tengo que tener en cuenta varios factores. Primero, que somos una región con alta densidad de población, con alto coste de vida, poco subvencionada y en la que los ciudadanos siguen pagando muchos impuestos por ese alto coste de vida. Por tanto, lo que necesitan son estímulos. Al ser los que más pagamos, somos la comunidad que más aporta al resto, de manera solidaria y porque es un compromiso que tenemos con el resto del país. A cambio, vemos que somos los últimos a la hora de recibir.

–Ya, ¿pero cómo se conjuga eso con los intereses del resto?

–Pues habrá que buscar un escenario en el que se tengan en cuenta las necesidades de cada comunidad; es cierto que cada una tiene las suyas y son bien distintas. Pero en Madrid ocurre que hay casi un millón de habitantes que no existen en el actual modelo.

–Usted reclamó fecha para el congreso del PP de Madrid y ya la tiene. Asturias sigue esperando.

–Son situaciones distintas. En Madrid no hay congreso desde el año 2017 y un vacío desde entonces. Somos 7 millones de habitantes y tenemos diez municipios de más de 150.000 habitantes, cuyos candidatos necesitan ser nombrados pronto. Tuvimos unas elecciones en mayo, cuyos resultados ya se tendrían que ir trasladando a las agrupaciones locales.

–¿Cree que el resto de congresos autonómicos no se retrasarán mucho?

–Es lo que he escuchado, como los demás. No me compete, pero sí que parece que será pronto.

"¿La gestión de la pandemia? Quien más cierra y más impone no puede sacar pecho de nada; lo que logra lo hace con el sacrificio de otros"

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–El nuevo PP dará más voz a los líderes autonómicos. ¿Madrid se le queda pequeño?

–Siempre he dicho que Madrid es mi carrera política y lo he demostrado; sobre todo en estos momentos de crisis en el partido. Tengo un compromiso con los madrileños y no tengo otro objetivo más que seguir al frente de la Comunidad de Madrid. Pero hay que entender qué es la Comunidad de Madrid. Es un territorio de todos los españoles, con un discurso nacional. Va desde sus 179 municipios a la política internacional. Somos una región elegida capital hace cinco siglos porque es la casa de todos. Uno no puede hablar de Madrid como de un terruño; por eso mi discurso ha de ser en ocasiones también nacional. Pero eso no quita que mi espacio político sea este.

–Ha estado en Asturias explicando su modelo económico.

–Voy a muchos territorios para hablar con los ciudadanos; los presidentes autonómicos tenemos que buscar alianzas con la sociedad y nos hemos de involucrar con lo que sucede en otros territorios. A fin de cuentas, somos un único país.

–¿Y cuál es ese modelo?

–Dentro de nuestra autonomía, recogida en la Constitución, al igual que otras comunidades hacen lo que consideran, nosotros actuamos sobre la fiscalidad propia. Hemos decidido eliminar los impuestos propios y dejar de lastrar la economía con tributos inventados, como hacen otras regiones. Nos regimos por las mismas reglas que las otras quince comunidades autónomas con las que compartimos el mismo régimen común. No se trata de competir en un mercado global entre regiones, de mala manera; la libre competencia es buena y sana. Pero es que la empresa que se vaya de la comunidad de Madrid porque se suban los impuestos por imposición de los socialistas se irá a Lisboa o al Reino Unido. Nosotros tenemos que atraer empresas y negocios de todo el mundo porque eso va a ser beneficioso para el resto de España. Lo que tienen que hacer los demás es copiar el modelo si ven que está funcionando. Le recuerdo que Madrid era la cuarta comunidad en la década de los 80. Si bajar impuestos ayuda al empresario asturiano, será mejor bajarlos en Asturias que subirlos en Madrid.

"Madrid es de todos los españoles; por eso a veces mi discurso es nacional, pero mi carrera política está en mi comunidad y lo he demostrado"

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Asturias se enfrenta a un severo problema demográfico. ¿Tiene receta para eso?

–Nosotros hemos puesto en marcha un plan específico, con 80 medidas, para favorecer que las familias no se queden atrás a la hora de tener el primer hijo, o más, si es su deseo. Hay ayudas directas, facilidades para acceder a escuelas infantiles con educación gratuita, ayudas para el cuidado del hogar o la conciliación. Pero además estamos llevando los mejores servicios a todos los lugares de la región, como la telemedicina. Una nueva ley de Farmacia permitirá acercar todos los fármacos a los municipios más rurales e incluso llevarlos a los domicilios de las personas con movilidad reducida. Tenemos una política de bajos impuestos que estimula la creación de empresas locales. Y que hasta el último municipio tenga la misma conectividad que un barrio de Londres. Esta semana inauguré nuevas rutas de oficinas bancarias móviles para llevar esas gestiones a 41 municipios de hasta 1.000 habitantes, sin que los ciudadanos tengan que desplazarse. Damos facilidades para que se siga creando empleo, o lanzamos proyectos de viviendas para jóvenes a un precio asequible. Con todo este “pack” lo que hacemos es fijar población. Hacemos políticas creativas.

–Madrid es la tercera ciudad de Asturias. Entiéndame: es la tercera población en cuanto al número de asturianos que residen en ella.

–Es normal. Somos conscientes de que los ciudadanos son libres y que van donde tienen más oportunidades, y tenemos unas políticas muy concretas de menos impuestos, luego más personas trabajando. Menos economía sumergida, más incentivos, menos intervencionismo, más colaboración público-privada... Eso nos ha situado como un lugar de oportunidades que ilusiona a los jóvenes. E insisto: Madrid es una tierra de acogida. No lo hemos inventado los políticos de ahora, ha sido así durante cinco siglos, con esa capitalidad. Yo no soy quién para dar lecciones a nadie sobre cómo tiene que hacer las cosas, pero sí para contar nuestro modelo por si sirve de ayuda a otros.

–El problema para el PP se sigue llamando Vox. ¿Cuál es la estrategia a seguir?

–Llevo defendiendo lo mismo desde hace años y no hay nada nuevo en mi discurso. El PP y Vox no son lo mismo, pero en muchas ocasiones tienen intereses comunes. Gran parte del electorado de Vox era del Partido Popular, y eso nos tiene que llevar a pensar por qué lo perdimos y qué hay que hacer para volver a ser esa casa común de tantos ciudadanos: desde los liberales a los conservadores. Nos tiene que unir más esa preocupación, pero sobre todo la idea de cambio y alternativa en España.

–¿En qué sentido?

–Es que hoy gobiernan en España personas del entorno político de ETA, o quienes han nacido en el comunismo y de dictaduras como la chavista y que son un lastre para la imagen de España y los intereses de nuestras empresas. Tenemos también a los separatistas, a los que se trata de una manera distinta que al resto de españoles porque dan los escaños que necesita el Gobierno. Pero España tiene un serio problema como país: han borrado su legado, han hundido el poder adquisitivo de las familias. España tiene problemas tan grandes que lo que hace la izquierda es mover a Vox como un señuelo. Pero no para llevar a los ciudadanos a votar con ilusión a las urnas, sino para crear odios y decir: “Yo soy el antídoto al odio”.

–Tiene una cruzada ideológica contra la nueva ley educativa. Ha dicho que en su comunidad mantendrán las notas e impedirán pasar de cursos con materias suspensas.

–La educación es el verdadero ascensor social. Es lo que permite a cualquier familia, a cualquier alumno, aun con el poder adquisitivo más pequeño, llegar todo lo lejos que sus conocimientos así le lleven. Y eso es especialmente relevante para las familias con menos recursos. Cuando esas familias llevan a sus hijos al colegio es porque quieren que los preparen para una vida que no es fácil, para un mundo muy competitivo en el que hay que trabajar mucho. Solo de esta manera se pueden preparar alumnos. No se pueden devaluar los títulos, no se puede despreciar la figura de la autoridad del profesor; lo importante que es tener conocimientos, esforzarse, prosperar, querer cada día ser mejores. Y, por supuesto, hay que acabar con el adoctrinamiento en los colegios y con el relativismo por el cual es mejor una sonrisa y la felicidad a corto plazo de un alumno que ayudarle a esforzarse y enseñarle a madurar para prepararle para la vida. Por eso nosotros consideramos que es importante tener unas notas, estar evaluado y elevar la calidad del sistema.

"Hay que acabar con el relativismo por el cual es mejor una sonrisa a corto plazo de un alumno que ayudarle a esforzarse y madurar"

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–Recientemente recibió del Cuerpo de la Nobleza la medalla de Covadonga y defendió seguir estudiando la figura de Pelayo.

–Utilicé un chiste de Mingote. En él, un nieto decía a un abuelo: “¿Te preocupa que yo no sepa quién es don Pelayo?”. Y el abuelo le decía: “No, me preocupa que no sepas quién eres tú”. Si en los contenidos eliminamos la conquista de América, el fenómeno de la Hispanidad, el Siglo de Oro y no sabemos quiénes somos como país, los alumnos no van a conocer su legado. Les estamos robando el derecho a saber de dónde vienen y quiénes son para decidir libremente qué quieren ser en el futuro. Deshacer la cronología de los hechos es trasladar una visión maniquea de lo que ha pasado. No se podría ahora mismo tratar con perspectiva de género la conquista de América, ni con perspectiva eco-resiliente la Primera Guerra Mundial. Los hechos vienen como vienen, y revisarlos me parece una forma torticera de alimentar política o ideológicamente la formación de los alumnos. Es algo a lo que nos negamos en Madrid. Creemos que los alumnos deben trabajar en el esfuerzo, a través del bilingüismo, estimulándolos. Y, por supuesto, a los que se quedan atrás, ayudarles con aulas especiales, refuerzo educativo, becas…

–¿Su primera visita a Asturias como presidenta?

–Ya estuve a título personal.

–De vacaciones.

–Sí, sí.

"No se puede ahora tratar la conquista de América con visión de género, ni la Primera Guerra Mundial con perspectiva eco-resiliente"

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–¿Y cuál es su imagen de la región?

–¿Qué os voy a decir de Asturias? Es para quedarse y no salir nunca más. Sus paisajes, su calidad de vida, su gastronomía, su gente... Es una comunidad con tantas oportunidades, que a poco que se apliquen políticas como las que hemos hablado, no solo muchísima gente no saldría, sino que otros, estoy segura, se irían a vivir a esta tierra. Nosotros estamos llevando población a muchos pueblos rurales muy pequeños en la comunidad de Madrid. Lo que hay que hacer es dejar de hablar de “esto es mío”. Las comunidades no pertenecen a nadie, son de todos los españoles. Y, sobre todo, lo que no hay que hacer es criticar lo que va bien al que le va bien, sino ver qué políticas se pueden hacer para competir sanamente y poner otras creativas para que les vaya bien a los tuyos, a los que debes prestar servicios.

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