El Ateneo de Madrid homenajeó este sábado a la jurista y política española Clara Campoamor Rodríguez, fallecida hace 50 años exiliada en Suiza, quien fue artífice del voto de la mujer y, en consecuencia, del sufragio universal en la Constitución de 1931, aprobada meses después de proclamada la II República.

En un acto organizado en colaboración con la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, el ministro de la Presidencia, el socialista, Félix Bolaños, ensalzó su figura y aseguró que la España que ella quiso es la que "hoy existe".

Nació en Madrid el 12 de febrero de 1888 y falleció en Lausanne (Suiza) el 20 abril de 1972, cuando aún seguía la dictadura del general Francisco Franco, que murió en 1975.

Exilio

Exiliada antes de acabar la Guerra Civil (1936-1939), llegó a Buenos Aires en 1938 y allí permaneció hasta 1955 con parte de su familia. Posteriormente se estableció en Suiza.

Sus restos, cumpliendo sus últimas voluntades, se trasladaron incinerados al cementerio de Polloe de San Sebastián (norte español), ciudad que había conocido y amado desde primeros de agosto de 1910. En su obra "Mi pecado mortal. El voto femenino y yo" había escrito su epitafio: “Yo sabía que el tiempo justificaría todas mis tesis.”

Este homenaje es un acto de justicia con ella y todas las mujeres de su generación, aseguró el ministro Bolaños.

"En unas circunstancias muy adversas", argumentó, lucharon por la igualdad y fueron víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura franquista por "tener la osadía de vivir con plenitud".

"La dictadura insistía -prosiguió- en silenciarlas y en intentar arrinconar a las mujeres en su papel tradicional". Sin embargo, Clara Campoamor intentó que las mujeres participaran en la consecución de la igualdad, de su dignidad y en la construcción del país.

Independencia de la mujer

Fue pionera en lo jurídico y en lo político, en luchar por el voto femenino, y lo consiguió, y para que las mujeres tuvieran independencia económica y acceso a profesiones que estaban reservadas entonces solo para los hombres, según Bolaños.

En esta línea, alertó contra los discursos extremistas que cuestionan la igualdad de género.

"Sin ella no estaríamos aquí", subrayó por su parte en Twitter la ministra de Igualad, la izquierdista Irene Montero, quien se refirió a las "mujeres valientes" que "no tiemblan cuando se trata de abrir paso a los derechos de todas"·

En el homenaje del Ateneo, Eduardo Campoamor, sobrino nieto de Clara Campoamor, relató algunas anécdotas de la estancia en Buenos Aires, como que siempre llevaba caramelos antes de las comidas familiares o las discusiones de política que mantenía con otros exiliados republicanos españoles.

"Se reunían y discutían a morir durante tres horas; como eran de izquierdas era lógico que no se pusieran de acuerdo, pero terminaban cantando", contó.

Lamentó que su tía abuela no hubiera muerto en España, adonde siempre quiso volver.