Raquel Alonso de Francisco, exmujer de un miembro de la célula terrorista Brigada Al Ándalus, conocida como la célula de la M-30, que cumple condena actualmente, ha advertido de que "se está produciendo un incremento de la amenaza yihadista, los perfiles van bajando, antes nos encontrábamos con personas de entre 32 y 40 años y ahora baja de 15 a 25, lo que es mucho más peligroso porque la captación es mucho más rápida".

Así lo ha manifestado en una entrevista con Efe antes de participar en el encuentro 'Mujeres que trasforman el mundo', organizado por el Ayuntamiento de Segovia, en una conversación con la periodista Pilar Requena.

Los jóvenes "son mucho más vulnerables que una persona de 40 años, aunque mi exmarido tenía 41 años cuando fue radicalizado, además buscan siempre el sentido de pertenencia a un grupo de heroicidad y de cambiar el mundo, los captadores tienen gran influencia sobre ellos", ha manifestado Alonso.

Tras preguntarse sobre ¿quién mejor conoce a un yihadista que quien ha convivido con él?, la Fundadora de la Asociación Contra el Radicalismo Extremista y Ayuda a Víctimas (ACREAVI), ha mostrado su preocupación por los jóvenes que ahora están siendo captados por los radicales con programas sencillos de Internet, como Youtube y Spotifay

A juicio de Raquel Alonso, actualmente se mira hacia Ucrania, invadida por Rusia, "como es lógico, pero nos olvidamos de otras zonas donde vemos un incremento de las personas que se radicalizan, me preocupa la amenaza en los jóvenes pero también la de la mujer yihadista porque son mucho más firmes, pacientes, estrategas y con un poder para captar a otras mujeres mucho más elevado que los hombres".

Esta activista contra el yihadismo ha mantenido que "las mujeres también son consentidoras, de alguna forma les siguen [a los radicales] y colaboran con el adoctrinamiento a los menores, hay otras, como mi caso, que no quieren someterse y por eso estamos luchando, más ahora que hemos conseguido una sentencia pionera en Europa al retirar a mi exmarido la patria potestad por yihadismo, que es lo que queríamos, para que pudiera repercutir en las mujeres que se encuentran atrapadas conviviendo con un yihadista pero no tenían maniobra de acción por tener que proteger a sus hijos".

La autora del libro 'Casada con el enemigo' (Grupo Planeta), ha advertido de que "ahora nos encontramos con el reto y el desafío de afrontar, a partir de junio, que empiezan a salir de prisión las primeras células yihadistas que se detuvieron en España, como la de Melilla o la de mi exmarido, la brigada Al-Andalus".

Aunque salgan en libertad vigilada "todos sabemos que tienen contactos en el exterior y lo puedo certificar porque he sufrido agresiones y amenazas continuadas cada vez que emprendía una acción contra ellos", ha agregado.

En este sentido, Raquel Alonso ha explicado que la última agresión la sufrió el 22 de septiembre pasado, donde tuvo que ser atendida en un hospital, y tras conseguir la patria potestad de sus hijos, que en principio solo le habían concedido el ejercicio, el 28 de diciembre de 2021, recibió una carta en su domicilio "diciendo que tu hija tiene una misión con Alá y antes de que te la lleves tú morirás, es evidente que hay una amenaza latente".

Y sabe que no se trata de bromas, aclara, porque, matiza que "quienes hemos tenido la desgracia de convivir con estas personas sabemos que llegan a acuerdos que no pueden dejar de cumplir; mi temor es que la amenaza se cumpla porque mis hijos quedarían en desamparo, pero también por mi hija, llevo diez años protegiéndola y luchando para que quede fuera de ese ámbito de su padre y no tenga que crecer en ese entorno de sometimiento sino que pueda elegir su vida con sus derechos y sus libertades".

Quien también colabora con las Fuerzas de Seguridad del Estado, intentando aportar la mayor información dentro de su experiencia, relata que para proteger a sus hijos tuvo que fingir una conversión al Islam.

"Jamás pensé que tenía que interpretar un papel semejante, es cierto que al ver que el adoctrinamiento iba a los menores, al mayor se lo quería llevar a Siria, a pesar de que sabía que iba a morir, y a la pequeña que era casarla, a lo mejor, con un señor de 50 años allí, fingí una conversión al Islam".

Sostiene que "es de las épocas más duras que he tenido en la vida, no dejas de tener que someterte a pesar de que estás fingiendo, fueron cuatro años de tortura psicológica, de maltrato, porque va en contra de tus valores, de lo que sientes y de todo lo que has luchado, pero tenía que proteger a mis menores".

"Mis hijos me salvaron la vida porque tenía una razón para luchar, tenía la necesidad de trasladar mi historia al mundo, que sirviera para algo, ahí fue cuando escribo el libro y, a raíz de ese momento, empiezan a ponerse en contacto conmigo mujeres y veo la necesidad de que había otras personas con intención de visibilizar el yihadismo, como yo", ha expuesto.

De la organización que fundó explica que, el principal objetivo es que no haya mujeres y menores que pasen lo que ella sufrió durante cuatro años mientras eran adoctrinados por su exmarido, a través de gabinetes jurídico y psicológico.

Estos dos años han tratado a unas 90 familias, en el campo de la prevención y la detección, la mayoría era gente joven, "y hemos podido sacar [de la radicalización] al 60-65% con gran facilidad siempre y cuando el entorno no esté contaminado, que la familia apoye y reconozca que esa persona estaba tratando de cometer un delito", ha narrado.