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Asturias

La tragedia del Yak-42 ya tiene su gran memorial, obra del hijo de una de las víctimas asturianas

El arquitecto ovetense Diego Manuel Novo participa en la inauguración del monumento junto a las familias: “Supone cerrar el círculo; lo hice desde el corazón, es un lugar que te abraza”

La ministra de Defensa, Margarita Robles, rodeada de familiares de las víctimas del Yak-42, tras la inauguración del monumento.

El arquitecto Diego Manuel Novo tenía 15 años cuando su padre, el teniente coronel Antonio Novo, falleció en el accidente del Yak-42 en Trebisonda (Turquía), el 26 de mayo de 2003. Nacido en Oviedo y residente en Madrid, aunque con estrechas relaciones familiares en Asturias, donde está enterrado su padre, en Camuño (Salas), y donde reside su abuela, a Diego Manuel Novo le dieron hace cinco años la rara oportunidad de diseñar un monumento en honor de las víctimas, y homenajear de esa forma a su padre. Finalmente, este viernes se inauguró el monumento, con presencia de la ministra de Defensa, Margarita Robles, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y una nutrida representación de las familias de las víctimas y del estamento militar. “Este monumento ha supuesto cerrar el círculo de esta historia tan trágica, después de tantos años de lucha, en que las familias hemos obtenido al final todo lo que reivindicábamos. Y es un homenaje hecho desde el corazón, es un lugar que te abraza”, aseguró, en conversación con 'La Nueva España', medio que pertenece al mismo grupo editorial que este diario desde su casa en Madrid.

El arquitecto Diego Manuel Novo, junto al monumento. EP

Hace cinco años, explicó, el Ayuntamiento aprobó, a propuesta del PSOE, hacer un homenaje a las víctimas. “Se acababa de determinar la responsabilidad del Gobierno de Rajoy. Hubo una reunión con familiares y cuando se habló de buscar a artistas para diseñar el monumento, mi madre dijo que yo era arquitecto y podía hacerlo”, explica. “Hubo muchos trámites, y tuve que ceder el proyecto, altruistamente. No me importa. Es el proyecto más bonito y emotivo de mi carrera”, reconoció.

El primer hito fue elegir el lugar. Se optó por el Parque del Oeste. “Queríamos un lugar que tuviese relación con la naturaleza, algo vivo, cambiante a lo largo de las diferentes estaciones”, añadió. Una vez elegido el lugar, empezó a trabajar, tratando de “plasmar un poco su historia”.

El monumento se compone de varias partes. El visitante tienen que acceder a través de dos opresivos muros negros, una especie de túnel que “simboliza la tragedia, el dolor, la angustia que han pasado las familias a lo largo de estos años, el recorrido hasta ver la luz al final del túnel”. Desde ese estrecho pasillo se accede a una luminosa plaza de muros blancos. En uno de ellos “hay 62 huecos, que representan la ausencia que esos seres han dejado en nuestras vidas”. Además, hay cinco tipos de huecos, para simbolizar los cinco puntos en los que estaban destinados los militares fallecidos: Zaragoza, Burgos, Madrid, Valencia y Sevilla. A través de esas perforaciones, además, se observa la naturaleza , en una especie de “reconciliación”. En otro de los muros blancos están inscritos los 62 nombres de las víctimas y una leyenda que recuerda lo ocurrido.

Duro, pero reconfortante

“Fue duro, por el tiempo que empleamos, hubo mucho trabajo de coordinación con el Ayuntamiento”, admitió. La pandemia hizo además que las obras se paralizasen. Llevaba terminado desde el pasado mes de julio. “Ha sido duro, pero reconfortante, como cerrar el círculo, un bonito broche. Hay otros monumentos en Zaragoza y Burgos, pero las familias consideran que éste es el memorial más representativo”, señaló. A su madre, la salense Marisén Menéndez Cañedo, le gusta mucho, por supuesto. “A todos los familiares les ha gustado, es un lugar que te abraza”, dijo.

En la inauguración de este viernes, Diego Manuel Novo destacó que se trata del primer monumento en Madrid en recuerdo a la mayor tragedia del Ejército español en tiempos de paz. Recordó que tal día como el de ayer de 2003, los militares viajaron a Kabul desde Valladolid para una misión “de la que no volvieron al fallecer tras varios meses de apoyo a la paz en Afganistán”. “Mi padre nos dejó a mi madre, a mi hermano (Antonio Novo) y a mí cuando tenía 40 años y los fallecidos en el accidente, con una edad media de 34 años, dejaron más de cuarenta viudas y 60 huérfanos”, aseguró. Junto a Novo murieron otros dos asturianos, el capitán de ingenieros del Ejército de Tierra Jesús Mariano Piñán del Blanco (Gijón) y el subteniente del Ejército del Aire Joaquín Álvarez Vega (San Esteban de Pravia).

Diego Manuel Novo ha estado durante estos años muy involucrado en la lucha de los familiares. El gran hito fue el dictamen del Consejo de Estado en 2017 que responsabilizó por primera vez al Ministerio de Defensa del accidente, aunque los familiares no pudieron ver a nadie condenado penalmente por estos hechos.

“No fue en vano”

El monumento incluye un podio con la inscripción de un poema escrito por la madre de uno de los fallecidos, que fue leído por Margarita Robles junto a la autora. Durante su discurso Margarita Robles calificó a las víctimas de “verdaderos héroes” que dieron su vida por procurar la paz y salvar vidas lejos de su país, representando los mejores valores de las Fuerzas Armadas. “Sus muertes no fueron en vano pues ayudaron a construir un Afganistán mejor y son un ejemplo en el que se miran los jóvenes que se incorporan a las Fuerzas Armadas”. Por su parte, José Luis Martínez-Almeida calificó también de “héroes” a las víctimas y se mostró convencido de que este memorial se convertirá “en uno de los lugares más especiales” de la capital.

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