El cultivo y el tráfico de marihuana en España han experimentado un "notable incremento", con un "preocupante aumento de la delincuencia asociada". Con ambos adjetivos ha descrito este martes el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, el grado de amenaza que para la seguridad y la salud pública supone el "enorme crecimiento experimentado tanto en el número de plantas como en el de kilos aprehendidos en España".

El ministro, acompañado por el director del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), el general de la Guardia Civil Manuel Navarrete, han presentado este martes los ejes principales de un Plan Nacional de Actuación contra la Criminalidad Asociada a la Producción y Tráfico de Marihuana que aunará la información y la acción de la Guardia Civil, la Policía Nacional, los Mossos d'Esquadra, la Ertzaintza, la Policía Foral navarra, la Vigilancia Aduanera y la Fiscalía Especial antidroga.

Representantes de estas fuerzas de seguridad han mantenido esta jornada una reunión en la sede del Ministerio en Madrid para tratar de sus mecanismos de coordinación. El ministro ha subrayado durante la presentación del plan que éste "no tiene relación alguna con el debate abierto en sede parlamentaria sobre la regulación del consumo de marihuana y cannabis". Su objetivo es la "criminalidad asociada a la producción y tráfico de marihuana".

Y este tiene ya una dimensiones mensurables que sitúan a España a la cabeza en la producción, superando por primera vez a Holanda, al menos si esta se mide por el número de plantas incautadas. En lo que va del casi extinto año 2021, 3.071.000 plantas incautadas. La cifra casi cuadruplica a la de hace cinco años: en 2016 fueron 724.611 plantas aprehendidas. Es la medida de lo que el ministro llama "crecimiento relevante".

Buen país para plantar

Este incremento se debe, según conclusiones que ha comunicado el ministro, a que España cuenta con "condiciones climáticas y suelo adecuado, grandes áreas despobladas y elevado número de locales vacíos", ademas de "fácil acceso a equipos de cultivo y semillas".

Estas condiciones han atraído a mafias internacionales, numerosas de ellas con origen en los Balcanes, que, según el análisis del CITCO, utilizan el tráfico de marihuana como actividad exclusiva o como fuente financiera para otras actividades criminales graves.

En la valoración de la amenaza, Interior incluye como síntoma la aparición de pequeños laboratorios dedicados a fabricar derivados del cannabis "con elevadas concentraciones de THC", ha dicho el ministro. Desde hace tres años, en los análisis policiales se detectan concentraciones de hasta el 30% de tetrahidrocannabidiol, la sustancia psicotrópica de la marihuana. En los años 70 se fumaban porros que no llegaban al 15% de THC.

Al olor del negocio de la maría se produce la "implantación de grupos organizados" que forman alianzas internacionales para facilitar la logística.

Miembros de policías autonómicas, durante la presentación del plan de actuación contra el narcotráfico de marihuana. JOSÉ LUIS ROCA

El titular de Interior ha hablado también de un "relevante incremento en el nivel de violencia asociado a esta actividad, en forma de vuelcos (robos entre narcos) y ajustes de cuentas por impago y desavenencias". Un detalle agrava el análisis: en las incautaciones policiales, sobre todo en Catalunya, aparecen armas de fuego.

Las fuerzas de seguridad que intervienen en el plan perciben el cultivo y tráfico ilegal de marihuana asociado a cinco figuras del Código Penal: delito contra la salud pública, blanqueo de capital, trata de seres humanos para su explotación en los cultivos, defraudación de fluido eléctrico y delitos contra el medio ambiente, a veces con talas indiscriminadas.

"La amenaza contra la seguridad pública crece de forma constante y preocupante", ha considerado Grande-Marlaska. Este año han sido 4.298 las detenciones, y en este lustro las extensiones de plantaciones han crecido: si antes se descubrían de entre 12.000 y 15.000 plantas, ahora se interceptan cultivos de hasta 120.000.

Destruir cultivos in situ

El plan de Interior tiene tres objetivos: incrementar la detección y desarticulación de grupos de crimen organizado, disminuir los canales de distribución y favorecer la destrucción de las plantaciones.

En este último aspecto, el director del CITCO ha admitido que tienen un problema: las incautaciones ocupan un gran espacio y dan problemas serios de custodia y almacenamiento. Por eso, según fuentes de Interior, se ha probado en Toledo un sistema de destrucción mediante una cosechadora que pica las plantas incautadas, salvo las reservadas por las fuerzas policiales para su análisis y presentación al juzgado. De esa manera, sin quemar la droga al modo colombiano "contribuimos a no generar efecto invernadero", comentan fuentes de la Guardia Civil.

Las fuerzas de seguridad tratarán también con este plan de sortear otra de sus principales dificultades en la lucha contra este tipo de narcotráfico: encontrar en las plantaciones industriales de cáñamo las plantas que son delito de las que no lo son.

En el plan hay también una voluntad de cortar el efecto corruptor del narcotráfico en familias, barrios y pueblos, operarios e incluso agentes de policía. Las mafias tienen "una voluntad cierta de inocularse en el entramado social; queremos reducir el contagio social y e institucional", ha contestado el ministro a preguntas de El Periódico de Catalunya.