Las comunidades han vuelto a pedir ayuda al Ministerio de Defensa para las labores de rastreo ante la incesante subida de casos de coronavirus en España. Con la creciente preocupación por la aparición de la nueva variante ómicron, en vísperas del Puente de la Constitución y con la Navidad cada vez más cerca, Canarias, Andalucía, Asturias, Navarra, Ceuta o Aragón son algunas de las regiones donde los militares, como ya hicieron en las sucesivas olas de la pandemia, vuelven a sumarse a los civiles en la vigilancia de los contactos estrechos y en el control de los confinados. Expertos en salud pública como Joan Carles March lamentan que, en los últimos meses, ese contingente de rastreadores -enfermeras, trabajadores sociales o, en algunos casos, teleoperadores- había disminuido notablemente en las diferentes regiones. "Llega una nueva variante y se encienden todas las alarmas, pero mientras tanto seguimos sin casi rastreadores", critica.

El papel de los rastreadores fue clave durante las primeras oleadas de la pandemia. A ellos les tocaba vigilar los contactos estrechos de los infectados y también el seguimiento de los confinados. La falta de este tipo de profesionales fue una de las mayores críticas a las comunidades autónomas en la primera parte de la crisis sanitaria. Para aumentar la vigilancia epidemiológica y de seguimiento, y ante la escasez de recursos propios en una sanidad donde apenas si se invierte en salud pública, las consejerías de Sanidad recurrieron entonces al Ejército. La labor de los rastreadores militares fue fundamental durante la emergencia sanitaria.

El aumento de contagios registrado en las últimas semanas en toda España y la creciente preocupación ante la súbita aparición de la nueva variante ómicron -más resistente y más contagiosa- que tiene en vilo al mundo entero, ha obligado a las comunidades a rearmarse ante unas fechas festivas que se plantean llenas de incertidumbre. En mitad del debate en torno al pasaporte covid para acceder a determinados espacios o eventos, como ya están haciendo varias comunidades, y con numerosos países cerrando sus fronteras ante la nueva variante, surge otra vez la necesidad de vigilar estrechamente los casos positivos y sus contactos. Así como controlar que se cumplan los confinamientos.

Seguimiento de casos activos

Tanto es así que varias regiones solicitaron a Defensa recuperar efectivos de los rastreadores militares para el seguimiento de casos activos. Según información facilitada a El Periódico de España por el departamento que encabeza Margarita Robles, las últimas autonomías que han realizado la solicitud de incorporar rastreadores son: Andalucía (90 efectivos), Canarias (2), Baleares (30), Navarra (30 efectivos), Aragón (20 efectivos) y Ciudad Autónoma de Ceuta (33 efectivos). En total, 500 efectivos.

En el listado no figura Asturias pero, desde la Consejería de Salud de esta comunidad, explican a este diario que los rastreadores militares siempre han colaborado con el Principado en las labores de seguimiento de casos. Esta misma semana se incorporan 20 que se suman a los civiles que ya trabajaban en la comunidad en la misma dirección. Los formularios para la detección, son los mismos en ambos casos, explican desde una región que, con datos del lunes, contaba con 99 pacientes hospitalizados con sospecha o confirmación de Covid, de los que 83 están en planta y otros 16 permanecen ingresados en UCI.

Casi 3.000 rastreadores militares en España

En Aragón, el Departamento de Sanidad que dirige Sira Repollés ya avanzó la pasada semana que volverían a pedir efectivos al Ejército. Este lunes, esa veintena de militares han vuelto a trabajar codo a codo con los civiles en una región donde la incidencia se ha disparado en los últimos días. Su cometido: comunicar los negativos, explican desde este departamento.

Defensa indica que, en toda España, están formados 2.938 rastreadores; en Melilla tiene 37 efectivos activados desde agosto de 2020 y en Galicia, 100 desde septiembre de 2020

El Ministerio de Defensa indica que, en toda España, están formados 2.938 rastreadores. Añaden que la ciudad autónoma de Melilla tiene 37 efectivos activados desde agosto de 2020 y Galicia, 100 desde septiembre de 2020. Hasta julio de 2021, según las mismas fuentes, habían realizado más de 5.000.000 de llamadas, englobadas dentro de la operación “Misión Baluarte”, liderada por el Mando de Operaciones y, en el caso del Ejército de Tierra, coordinada por el Mando Componente Terrestre (MCT) desde el Cuartel General de la Fuerza Terrestre (Sevilla).

Un papel clave

El papel de estos militares fue clave en el control de la pandemia. Pero a medida que pasaron los meses, con la incidencia de casos bajando y el porcentaje de personas vacunadas aumentando, algunas autonomías prescindieron de esa ayuda profesional. Es más, en varias regiones, también adelgazaron notablemente sus propios recursos de rastreo o, simplemente, optaron por dejar mínimos retenes.

En estos contactos, realizados a través de llamadas telefónicas, los militares son los encargados de conectar con personas que han dado positivo para interesarse por su estado o hacer la vigilancia de sus contactos recientes. También realizan seguimientos a contactos que no han dado positivo en coronavirus, pero que deben cumplir con la cuarentena domiciliaria.

El papel del Ejército también ha sido destacado en la campaña de vacunación contra el covid-19. En Asturias, Canarias, Castilla-La Mancha, Ceuta y Navarra los rastreadores se ocuparon de gestionar las citas. Además, proporcionaron apoyo logístico para facilitar la administración de esas dosis: en Extremadura manteniendo seis tiendas en el Instituto Ferial de Mérida (IFEME), en Valencia con una tienda en el Hospital “Arnau de Vilanova”, situado en la localidad de Liria, y en Castilla y León con 8 tiendas , en el Hospital de Ávila.

Otras comunidades por ahora no lo contemplan

"A diferencia de otras comunidades, en Andalucía nunca se han ido los militares. Hemos llegado a tener hasta 360, y ahora son 90 porque la situación epidemiológica mejoró en su momento", detallan desde esta región que, además, añaden las mismas fuentes, tiene el compromiso del Ministerio de Defensa de que, si hicieran faltan más rastreadores militares, "nos lo darían". Además, puntualizan, en la comunidad se sigue haciendo seguimiento en los 'call center' de Sevilla y Granada y, también, a través de Atención Primaria. Los recursos se van aumentando o disminuyendo en función de la evolución de los casos, añaden.

Desde Sanidad de Castilla-La Mancha indican que, actualmente mantienen las más de 470 enfermeras que fueron contratadas en su día por tanto, no contemplan volver a recurrir a Defensa para esas labores. A esas profesionales, recuerdan, se sumaron otras compañeras de Atención Primaria que, en su momento, tenían menor carga asistencial con lo cual 1.000 sanitarios llegaron a hacer labores de seguimiento de casos en la comunidad.

Pilar es una de esas enfermeras. En su comunidad se les conoce como enfermeras de vigilancia epidemiológica (EVE). Su experiencia, explica, le dice que los casos que controlan actualmente son diferentes a los que vigilaban hace apenas un año. "El tipo de población y los síntomas son diferentes. Me refiero a que no vemos muchos síntomas, son muy leves o asintomáticos incluso. Y, la mayoría, vacunados".

"Las comunidades no se creyeron lo de los rastreadores hasta avanzada la pandemia", dice el experto en salud pública Joan Carles March

Joan Carles March insiste en que falta inversión en salud pública. "Las comunidades no se creyeron lo de los rastreadores hasta avanzada la pandemia. Cuando vieron que era necesario, empezaron a decir que, con tantos contagios, no funcionaba, cosa muy discutible. Luego que se hacía solo hacia delante -el seguimiento- y no hacia atrás como es necesario también hacer", critica Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP). "La salud pública necesita inversión y no, a las primeras de cambio, bajar la guardia. Llega una nueva variante y se encienden todas las alarmas pero, mientras tanto, seguimos sin casi rastreadores", apunta Joan Carles March.