Vacunar, vacunar y vacunar para tener unas Navidades tranquilas. Es la consigna que lanza el Ministerio de Sanidad en pleno debate autonómico acerca de la conveniencia de pedir el certificado de vacunación frente al coronavirus -el conocido como pasaporte covid-19 para acceder a determinados espacios o eventos multitudinarios. Pero hay un grupo que se resiste: cuatro millones de españoles tienen claro que no van a inmunizarse por más que les presionen. ¿Qué opciones quedan?. "Seguir proporcionando información que aporte seguridad", responde a El Periódico de España la diputada Ana Prietoportavoz de Sanidad del PSOE en el Congreso. 

Tras infructuosos intentos de convencer a ese grupo de población que, por más que se intenta, se niega a inocularse, el departamento que encabeza Carolina Darias ha iniciado una nueva ofensiva: poner sobre la mesa los riesgos que conlleva no pincharse frente al covid-19. "Los datos son concluyentes", incidía este mismo miércoles la ministra tras la reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.

Especialmente llamativo es el efecto en la franja entre los 60 y los 80 años, donde el riesgo de infección disminuye ocho veces en vacunados, mientras que los no vacunados tienen 18 veces mayor riesgo de hospitalización y 25 veces mayor de muerte, según datos aportados este martes por la secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Calzón.

En el grupo de 30 a 50 años, el riesgo de hospitalización en vacunados es diez veces menor, mientras que en el grupo de 60 a 69 años la incidencia de los vacunados es de 23, en comparación con 181,5 con los que no han recibido las dos dosis. La tasa de hospitalización en vacunados es de 0,4 por semana en los vacunados de 30 a 59 años, frente al 3,9 de no vacunados. Para que el impacto que supone inmunizarse frente al virus quede claro, a partir de ahora Sanidad desglosará los datos de la infección entre quienes han recibido la vacuna y los que no.

Información fiable y transparente

"La información fiable y transparente proporciona seguridad en el proceso de vacunación. El hecho de disponer de datos desagregados sobre la incidencia de la enfermedad nos permite visualizar los efectos favorables que vacunarse tiene para nuestra salud, lo que creo que influirá favorablemente para que las personas decidan hacerlo", insiste Ana Prieto.

¿Funciona la pedagogía en el caso de los insumisos?. "La información transparente proporciona seguridad", responde la diputada del PSOE Ana Prieto.

Que el 89% de la población diana esté vacunada con pauta completa, prosigue la portavoz de Sanidad del PSOE en el Congreso, es una muestra de confianza en la que tiene "mucho que ver el estado del bienestar y nuestro Sistema Nacional de Salud, fuerte y robusto, que nos aporta confianza". ¿Funciona la pedagogía en el caso de los insumisos?. "La prevención es la mejor aliada. Es fundamental informar a la población del efecto beneficioso de las vacunas", se reafirma la diputada.

A vueltas con el pasaporte covid

Cuando esa campaña de información ya no resulta, hay quien vuelve a incidir en que hacen faltas medidas más contundentes. Desde Almería, el Instituto Balmis de Vacunas, una asociación científica sin ánimo de lucro dedicada a la formación y la investigación en la cultura de la inmunización, aboga nuevamente por la implantación del pasaporte covid, un debate que lleva días coleando entre las comunidades.

Este mismo miércoles, el Departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón publicaba una orden por la que se adoptan medidas específicas para el control de la pandemia y establece la obligatoriedad de presentar, desde el jueves, el documento para entrar en los locales de ocio nocturno, las celebraciones en establecimientos de hostelería y restaurantes y eventos multitudinarios. Cataluña también ha decidido extender la obligatoriedad de este certificado para entrar en locales de restauración, recintos deportivos y geriátricos, una decisión que tiene que ser avalada por la justicia.

“Lo más razonable es exigir el certificado covid en aquellos espacios cerrados que no cuenten con una ventilación suficiente y en recintos abiertos donde no sea posible guardar la distancia de seguridad", insiste el pediatra Francisco Giménez Sánchez, director del Instituto Balmis. Ana Prieto se pronuncia en la misma dirección: inmunizarse es fundamental pero, advierte, "también lo es el uso de mascarillas, el lavado de manos, la distancia social y la ventilación de espacios cerrados".

Altas tasas en niños en otras vacunas

Sin embargo, el doctor Giménez Sánchez, va un paso más allá. Considera que, tal y como está la situación epidémica en estos momentos, nuestro país debería adaptarse a la normativa que ya se está aplicando en otros países europeos apuntando a los ejemplos de Austria, Alemania o, el último, Eslovaquia, que han optado por confinar a las personas que rechacen la inmunización.

En conversación con El Periódico de España el médico indica que esta medida, fomentaría la vacunación y permitiría aumentar la cobertura. De hecho, apunta, no deja de ser paradójico que en España siga existiendo una fuerte resistencia a la inmunización frente a la covid-19 por parte de un grupo de población porque, históricamente -es decir, en un escenario muy anterior pandemia- nuestro país siempre ha sido uno de los que tiene una de las tasas de vacunación más altas en población infantil.

"Tenemos una confianza superior a otros países. La clave está en nuestro sistema de Atención Primaria donde los médicos, sobre todo los pediatras, llevamos años informando a los padres y explicándoles que vacunarse es lo mejor para sus hijos. Las personas confían en el sistema sanitario", reconoce el doctor Giménez Sánchez.

En cuanto a los no vacunados, el médico dibuja dos perfiles: uno, el que sigue teniendo dudas sobre la seguridad de la vacuna. "Porque ha estado mal informado o por los mensajes en redes sociales muchas veces falsos", precisa. Con este grupo, señala, es importante seguir trabajando para convencerles "y ayudarles a tomar decisiones". Considera que es la medida más eficaz: dar información veraz y, sobre todo, "si la da profesional sanitario en el que confía".

La resistencia de los antivacunas

Precisamente este miércoles, Sanidad ha dado a conocer el '10º Informe de Farmacovigilancia sobre Vacunas covid-19'. El Sistema Español de Farmacovigilancia de Medicamentos de Uso Humano (SEFV-H), integrado por los centros autonómicos de farmacovigilancia y coordinado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), valora de forma continua las sospechas de reacciones adversas notificadas con todos los medicamentos autorizados, incluyendo las vacunas.

Hasta el 14 de noviembre se habían administrado 71.746.002 dosis de vacunas y se registraron 50.824 notificaciones de acontecimientos adversos: 71 por cada 100.000 dosis administradas

En este nuevo documento, la AEMPS informa de que, hasta el 14 de noviembre, se habían administrado en España 71.746.002 dosis de vacunas frente a la covid-19 y se registraron 50.824 notificaciones de acontecimientos adversos, lo que correspondería a 71 notificaciones por cada 100.000 dosis administradas. El 71% fueron comunicadas por profesionales sanitarios y el 29%, por ciudadanos. La mayoría de las notificaciones corresponden a mujeres (74%) y a personas de entre 18 y 65 años (87%). Los más frecuentes siguen siendo los trastornos generales (fiebre y dolor en la zona de vacunación), del sistema nervioso (cefalea y mareos) y del sistema musculoesquelético (mialgia y artralgia).

Unos porcentajes que, sin embargo, siguen sin convencer al grupo de antivacunas más duro de pelar, admite el director del Instituto Balmis. Se trataría de lo que el médico denomina los "anti-ciencia", los que se abonan a la negación de las evidencias científicas y no van a cambiar su actitud. "Si esas personas no son solidarias con la sociedad y no responden, es la sociedad la que les tiene que reclamar", asevera y es, en este caso y para este grupo, donde se deben adoptar medidas más contundentes como la petición de ese certificado covid, advierte.

Ya antes de la pandemia había grupos, minoritarios, de padres que se negaban a vacunar a sus hijos, recuerda el pediatra Francisco Giménez

De hecho, vuelve a incidir el pediatra, ya antes de la pandemia había grupos, minoritarios, de padres que se negaban a vacunar a sus hijos lo que, en países como Australia, llevó a las autoridades a adoptar medidas como que si no les inmunizaban no les concederían ayudas sociales. En España, recuerda, en 2019, Galicia se convirtió en la primera comunidad que obligaba a que los niños que quisieran acudir a las guarderías públicas tuvieran al día su calendario vacunal.