Pablo Casado llegó a Puertollano este domingo para clausurar el congreso regional de Castilla-La Mancha tras una jornada, la del día anterior, que estuvo marcada por la presencia de Isabel Díaz Ayuso y otros barones autonómicos. El líder nacional dedicó casi toda su intervención a enmendar las grandes políticas del Gobierno y a aupar al líder reelegido, Paco Núñez, con más del 98% de los votos y que se enfrentará a Emiliano García-Page en 2023. La expectación era máxima sobre cualquier palabra en clave interna, muy especialmente después de que ayer se evidenciara la dimensión del conflicto en torno a Madrid.

La presidenta de la Comunidad madrileña llegó a Ciudad Real reclamando “democracia interna” para su región y evitó mencionar a Casado en su discurso. Fue la única presidenta autonómica que no lo hizo. Tampoco el líder nacional nombró a sus barones, a pesar de hablar de ellos como “referentes en los gobiernos”. En todo caso, el líder popular sí quiso enviar un mensaje de cierta tranquilidad y calma a los suyos, ironizando sobre la supuesta “preocupación” que hay dentro del PP por las encuestas.

Se refería a las que estos días apuntan a que el pulso entre Génova y la Puerta del Sol están pasando factura a las expectativas de Casado. “La preocupación la deben tener en Moncloa o Ferraz. Es la primera vez que un Gobierno en solo dos años es adelantado por la oposición. A pesar de las trampas y de la ocupación de poder”, dijo. “¿Preocupación del PP? Da hasta risa”, llegó a decir. Y en mitad de todo ese discurso, llegó el gran mensaje interno: “Nosotros a lo nuestro. Vamos bien. Vamos a ganar las elecciones generales, sean cuando sean. Las vamos a ganar porque la gente no puede más, quiere un gobierno eficaz, honesto, eficiente y que resuelva los problemas”, zanjó.

El lema era similar al que defendió su número dos el día anterior, Teodoro García Egea, que aseguró que Casado “se ocupa de lo importante” y “no está centrado en lo accesorio”. 

“Aquelarre de radicales” sobre Yolanda Díaz

También tuvo palabras para el acto que la vicepresidenta y ministra de Trabajo protagonizó este sábado en Valencia junto a Ada Colau, Mónica Oltra y Mónica García en el lanzamiento de su nuevo proyecto de izquierdas. “El nuevo aquelarre de radicales. No falta nadie. Los que pactan con los independentistas, la de los abusos a niñas en Baleares que ya incluso Europa investiga”, continuó, advirtiendo que “el PSOE no se da cuenta de que esto es más preocupante de lo que cree” porque “no sólo fragmenta el voto” sino que reúne a todos los partidos “que ya han sorpasado al PSOE”.

Y citó uno a uno el partido de Colau en Barcelona, Compromìs en Comunidad Valenciana y Más Madrid que el 4-M destronó a los socialistas como líderes de la oposición. Casado recordó que “otros socios del Gobierno”, los mismos en los que se apoya, también les ha adelantado en sus comunidades. Es el caso del BNG en Galicia (las mareas de Podemos incluso desaparecieron) o Bildu en el País Vasco.

Arropado por la plana mayor del partido, Casado fue recibido en Puertollano por los vicesecretarios de la formación (Ana Beltrán, Elvira Rodríguez, Pablo Montesinos, Jaime de Olano y Antonio García Terol), así como los portavoces en Congreso y Senado, Cuca Gamarra y Javier Maroto. Los dirigentes castellanomanchegos, especialmente Núñez como anfitrión, dieron un apoyo cerrado a Casado, situándolo como única alternativa a Sánchez. 

El líder del PP evitó en todo momento mencionar el pulso madrileño y a sus protagonistas y apostó por duras críticas al Gobierno en políticas con mucha relevancia en esta comunidad autónoma, como la escasa inversión prevista con los fondos europeos para el campo y el sector primario, las políticas energéticas y la subida de impuestos que afectan a los vehículos, a la que se podría sumar los peajes en carreteras y autovías

De ahí que Casado se dirigiera a “los queridos socialdemócratas” de Castilla-La Mancha que se sientan identificados con el discurso del PP, “porque defendemos cosas de sentido común, no somos sectarios y hacemos políticas para todos” frente un Gobierno que, a su juicio, ataca las tradiciones y la forma de vivir de los ciudadanos de este territorio.