Los seis agentes que han declarado este miércoles como investigados por entrar a la fuerza en un piso del barrio madrileño de Villaverde en 2020 han asegurado que insistieron en acceder porque hubo una llamada de una vecina que alertaba de una posible agresión a una mujer, siguiendo el protocolo marcado.

El titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Madrid ha tomado declaración como investigados a seis policías nacionales que entraron a la fuerza en un piso de la calle Pan y Toros de Madrid en diciembre de 2020 en el que se celebraba una fiesta en época de pandemia y cuyos vecinos llamaron quejándose del ruido y alertando de que oigan gritar a una mujer y lloros de un niño.

También ha declarado la vecina que llamó a la Policía alertando de una posible reyerta con agresión, según los policías, y de una fiesta con golpes y ruidos según los inquilinos. Se trata de un proceso diferente al que investiga otro juzgado madrileño por la denominada "patada en la puerta" y por el que ya han declarado como querellados otros seis agentes, a los que el juez comunicó el pasado viernes que ve indicios claros de que cometieron un delito de allanamiento de morada por abrir con un ariete la puerta de un piso de la calle Lagasca de la capital el 21 de marzo de 2020, y que se hizo viral porque los inquilinos grabaron la intervención.

Más investigados en el caso

Los hechos que investiga el Juzgado de Instrucción número 4 se refieren a la denuncia interpuesta por los agentes que intervinieron la madrugada del 9 de diciembre de 2020, presentada contra las personas que estaban en el interior del piso por atentado a agente de la autoridad, y a la posterior denuncia que tramitó la letrada de los inquilinos contra los policías por allanamiento de morada.

Tanto los agentes como los cinco detenidos aquel día están en el proceso como investigados, y el próximo día 18 declararán los otros seis policías que intervinieron en ese domicilio.

Fuentes jurídicas han explicado que los policías que han declarado han asegurado que actuaron conforme al protocolo ante una llamada por un posible delito, de manera que insistieron en entrar en el piso no porque hubiese una fiesta, sino ante la posibilidad de que alguien hubiera sido agredido, ya que los vecinos alertaron de fuertes ruidos, gritos de una mujer y lloros de un bebé.

A pesar de insistir, las personas que estaban en la casa se negaron a identificarse debidamente y a abrir, por lo que avisaron de que podrían entrar a la fuerza, lo que según su testimonio no llegó a ser necesario porque la puerta se había roto en el forcejeo y se acabó abriendo, han precisado las fuentes.

La defensa de los agentes ha solicitado que se transcriba la llamada a la Policía de la vecina que alertó de la posible agresión, para clarificar la información que tenían los agentes cuando fueron al piso y por la que insistieron en entrar.

Gritos de una mujer

Por su parte la letrada de los inquilinos, Marina Fernández, ha asegurado que la testigo que ha declarado ha relatado que llamó porque oyó golpes y ruidos mezclados con gritos y risas, y que desde que llegaron los agentes no escucharon ningún grito de mujer ni de niño, a pesar de que la intervención duró más de una hora.

Finalmente usaron gas pimienta y "entraron a al fuerza" en el piso, y pudieron comprobar que ni la mujer ni el niño que había dentro sufrían daño alguno. La abogada ha puesto de relieve que en su atestado los policías no denuncian por violencia de género y ni siquiera toman declaración a la mujer que podría haber sido agredida, y que en cualquier caso la entrada en el piso no estaba justificada porque no se estaba cometiendo delito.

En el atestado policial de este caso, al que ha tenido acceso Efe, se recoge la detención de cinco de las personas que estaban en ese piso sobre las 05.30 de la madrugada del 9 de diciembre de 2020, tras acudir al mismo porque se recibió una llamada de vecinos que alertaban de una posible reyerta en la que una mujer gritaba y un niño lloraba. Cuando se dirigieron a las personas que estaban en el piso, éstas no les dejaron entrar y les insultaron, con actitud "agresiva" por la que tuvieron que usar un espray defensivo.

Tras una hora de forcejeo en los que los policías trataron de entrar a la fuerza porque oyeron pedir ayuda a una mujer, los inquilinos les dejaron pasar, relata el atestado, en el que se adjuntan los partes de atención sanitaria a los cinco detenidos y a dos policías.