El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, aseguró este jueves que Argelia es un socio energético "de primer orden" para España y le ha garantizado "la continuidad del suministro" de gas, pese a la escalada de la tensión entre ese país norteafricano y su vecino Marruecos.

"Argelia es un socio energético de primer orden para España. Siempre ha sido un socio fiable que ha cumplido con sus compromisos y hoy me tranquilizó en cuanto a la continuidad del suministro", declaró el jefe de la diplomacia española ante la prensa nacional tras reunirse con el presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, en el Palacio de Al Muradia.

En dicha reunión estuvieron también presentes los ministros argelinos de Exteriores, Ramtane Lamamra, y de Energía y Minas, Mohamed Arkab.

Albares llegó hoy a Argelia, en su primera visita oficial al país magrebí, acompañado por los presidente de Enagás, Antoni Llardén, y el director general de Naturgy, Antonio Bassolas, en busca de una alternativa para sortear esta nueva crisis diplomática entre los dos vecinos magrebíes.

En este sentido, el ministro señaló que España aspira a estrechar la cooperación energética y garantizar su provisión ante la escasez que padece actualmente el sector, "siempre dispuesta a trabajar por un suministro que sea beneficioso para todas las partes".

El encuentro se centró además en el refuerzo de la cooperación bilateral y su ampliación a sectores de energías renovables, agricultura y construcción naval, reveló un comunicado de la Presidencia argelina.

Sacudida al sector energético

El conflicto entre Argelia y Marruecos no deja de agudizarse desde el pasado agosto, cuando Argel rompió relaciones diplomáticas con Rabat, y ha tenido como efecto más rápido y visible una sacudida en el sector energético y en particular en el suministro de gas argelino a Europa a través del gasoducto que ambos países compartían.

Esta ruptura ha supuesto también el fin de las negociaciones sobre la renovación del acuerdo de explotación del Gasoducto Magreb-Europa (GME), que arrancan en el yacimiento de Hassi R'Mel, en el corazón del desierto argelino y desemboca en el sur de España tras cruzar Marruecos y sumergirse en el estrecho de Gibraltar.

Dicho gasoducto, en funcionamiento desde 1996 y que tiene 1.400 kilómetros de longitud, transporta cada año hacia la Península más de 10.000 millones de metros cúbicos de gas natural, lo que le convierte en su principal proveedor.

"Observamos coincidencias en algunos puntos estratégicos de la relación entre España y Argelia, países que no sólo son vecinos sino también amigos, y tuvimos la oportunidad de discutir y de revisar el estado de las relaciones bilaterales", afirmó Albares, que indicó que le ha transmitido al presidente argelino mensajes de amistad del rey Felipe VI de España y del presidente del Gobierno, Pedro Sanchez.

En este sentido, el jefe de la diplomacia española transmitió la voluntad de su país para iniciar los preparativos del próximo encuentro de alto nivel que tendrá lugar en España- todavía sin fecha prevista- con el fin de identificar aquellos sectores que necesitan ampliar y profundizar en las relaciones bilaterales.

En la agenda del ministro estuvo también presente el tema migratorio debido al aumento de la llegada de cayucos desde las costas argelinas que se han convertido en el primer punto de partida de la migración irregular en la ruta occidental del Mediterráneo y en la que han perdido la vida más de un centenar de personas, según datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).

La cuestión del Sahara Occidental volvió a estar sobre la mesa después de que el Tribunal General de la Unión Europea decidió el pasado miércoles anular los acuerdos pesquero y agrícola entre la Unión Europea y Marruecos que incluyen la excolonia española. Un fallo que el ministro argelino de Exteriores calificó de "contundente victoria" para el pueblo saharaui.

Argelia es el principal apoyo político, económico y militar del movimiento independentista saharaui Frente Polisario, que desde hace un año hostiga militarmente a Marruecos en el muro de separación levantado por Rabat en el desierto y pide que se vuelva a negociar el alto el fuego conseguido por la ONU en 1991, que incluye la convocatoria de un referéndum de autodeterminación.