El viaje de Pedro Sánchez a Nueva York queda reducido finalmente al mínimo. Volará con seguridad hacia la capital financiera del mundo, , a última hora del martes, e intervendrá ante la Asamblea General de Naciones Unidas el jueves, pero no hay por el momento más certezas. "El presidente del Gobierno está donde tiene que estar, y es en La Palma. La prioridad es apoyar a todos los españoles evacuados" por la erupción volcánica en Cumbre Vieja, defienden fuentes diplomáticas. La Moncloa ya trabaja para salvar todo lo que se pueda de la intensa agenda que tenía programada para esta semana, siendo consciente de que será imposible concentrar "en un día o día y medio" lo que estaba planificado para cuatro jornadas. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que este domingo sí se desplazó hasta EEUU, asumirá parte de los compromisos del jefe del Ejecutivo, aunque también desplegará su propia agenda, en la que figura un encuentro importante: una entrevista bilateral, y por videoconferencia, con su homólogo marroquí, Nasser Burita, en otra señal más del deshielo entre Madrid y Rabat tras la crisis migratoria en Ceuta del pasado mayo, , que estalló cuando ocupaba su cargo Arancha González Laya.

Según recalcaron este 20 de septiembre fuentes diplomáticas en una reunión informal con los corresponsales españoles y los periodistas desplazados desde Madrid, en la residencia del embajador español ante la ONU, no se ha podido reprogramar aún el viaje de Sánchez. "Lo que guía todo es la situación en La Palma", insistieron. "El presidente no escoge que un volcán entre en erupción —explicaban—. Ha hecho lo correcto, ir a proteger a los españoles que viven en la isla, estar sobre el terreno, tomar las decisiones con urgencia y en cuanto pueda retomará su agenda en EEUU. Se intentará recolocar lo que se pueda, pero no se podrá recuperar entera", ya que hay interlocutores con los que tenía previsto verse que ya no estarán o que tengan otros compromisos que atender.

Una entrevista que la Moncloa persigue reubicar es la bilateral con el primer ministro británico, Boris Johnson. Pero quedan en el aire las citas con los presidentes de Ecuador y Bolivia, Guillermo Lasso y Luis Arce. Será más difícil rescatar el despacho con el emir de Catar, Tamim bin Hamad al Zani, aunque Exteriores recuerda que ya el ministro Albares se reunió con él hace una semana, en un viaje que extendió a Pakistán, y ya entonces abordó con ambos países la crisis en Afganistán y la evacuación de más colaboradores occidentales, desde la "discreción".

Por lo pronto, Sánchez ha perdido su participación en el coloquio 'The Climate Moment', con el secretario general de la ONU, António Guterres, y el 'premier' británico, y también el foro que Bloomberg había dedicado de manera monográfica a España. Una cita importante para el Gobierno por cuanto otro de los objetivos de la visita del presidente era continuar con la búsqueda de inversores, ahora que ya está en marcha el plan de recuperación. Meta que enlazaba con el viaje de hace dos meses a este mismo país.

Sánchez volará hacia Nueva York a última hora del martes. La Moncloa confirmó que antes, este 21 de septiembre, asistirá a la una de la tarde (hora peninsular) en La Palma, junto al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a la reunión del comité director del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico (Pevolca). Ni tan siquiera presidirá él el Consejo de Ministros, y lo hará en su lugar la vicepresidenta primera, Nadia Calviño. Será después, a la noche, cuando tome rumbo hacia EEUU. Priorizará su discurso ante la Asamblea General de la ONU, que se adelanta un día, al miércoles 22. Desde su equipo comunicaron que en las próximas horas se darían “detalles” de lo que queda salvado de su agenda.

"Impacto" menor

Así, Sánchez no podrá asistir a la apertura del 76º periodo de sesiones de la Asamblea General y a los discursos de Guterres y del presidente norteamericano, Joe Biden. Tampoco podrá mantener la entrevista con la periodista Christiane Amanpour en CNN, ni estará en el evento convocado por el jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, sobre mujeres en conflicto.

Si Sánchez pudiera llegar el miércoles, salvaría el acto impulsado por España sobre multilateralismo y recuperación "justa" en el Instituto Cervantes de Nueva York y la entrevista con la CNBC. Para el jueves está programada su intervención ante la ONU tras participar en un foro de debate sobre Latinoamérica y el Caribe en el Council of Americas. En cualquier caso, insistían fuentes diplomáticas, "la prioridad del presidente es La Palma, que quede muy claro". Y el "impacto" de su ausencia se espera menor, porque se entiende, esgrimían, que tenga que atender una urgencia como esta en España.

De entrada, Albares asumió la entrevista con Guterres prevista para este lunes, y podría ser él quien participara en un panel organizado por el 'think tank' Council on Foreign Relations (CFR), este martes 21. Pero todo está supeditado a la recomposición de la agenda del presidente. De cualquier modo, los "ejes de la presencia" del Gobierno en Nueva York "no varían", subrayan fuentes diplomáticas. Para empezar, la voluntad de España de ser un actor "global", con una "visión" y una "voz" global, más ahora que se ha superado lo peor de la pandemia y es un país que está a la cabeza en el proceso de vacunación (con una cobertura ya por encima del 75%). El segundo pilar es la lucha contra el cambio climático y el tercero, la respuesta multilateral a los asuntos que conciernen a todo el mundo. La última línea que explotará el Ejecutivo es la diplomacia económica, presentar España como "destino de inversiones", máxime cuando se prevé que en 2022 sea un país que crezca por encima del 6%.

En la agenda de reuniones bilaterales que mantendrá Albares destacan dos, ambas el miércoles 22. Una primera, con Nasser Burita, su homólogo marroquí, y la segunda, con el jefe de la diplomacia de Argelia, Ramtane Lamamra, presencial. Fue Exteriores quien reclamó esa cita con Burita, que finalmente fue concedida, aunque por videoconferencia. Fuentes diplomáticas resaltan que es otro paso en el camino de distensión con el reino alauí, en la senda de esa construcción de una relación "sólida" y estable que persigue España. El encuentro sigue al control de la inmigración irregular por parte de Rabat o al importante discurso del monarca, Mohamed VI, el pasado 20 de agosto, cuando proclamó su voluntad de abrir una etapa "inédita" en la relación con Madrid, basada en "la confianza, la transparencia, la consideración mutua y el respeto a los compromisos". Alocución que fue agradecida por Sánchez al día siguiente desde la base militar de Torrejón, al lado de los presidentes del Consejo y de la Comisión Europea, Charles Michel y Ursula von der Leyen.

"Tiempos largos y discreción"

La siguiente estación en el deshielo, para el cierre definitivo de la crisis, debiera ser la vuelta de la embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich —aún sin fecha— y el viaje de Albares a Rabat. Desde Exteriores recordaron que el país vecino aún está inmerso en la formación de gobierno, y que el ministro está "muy interesado" en ese primer desplazamiento a Marruecos, "pero más aún lo está por el segundo, tercero o cuarto". "Puedes ir corriendo a hacerte la foto, pero más importante aún es construir una relación sólida", indicaron, apuntando que más relevante que ese vuelo a Rabat fue el discurso de Mohamed VI el mes pasado, ya que sitúa la interlocución con Madrid en un plano más elevado, de socios indispensables y cercanos. Eso sí, "la diplomacia requiere tiempos largos y discreción", advirtieron.

La reunión de Albares con sus homólogos marroquí y argelino coincide con la ruptura de relaciones de ambos países. Son, para España, dos "amigos y vecinos", y el Gobierno trabajará para su "acercamiento", para que estén "en la mejor sintonía posible". España, además, es muy dependiente del gas argelino, y el momento ahora es crucial, con los precios de la energía en escalada imparable en el mercado mayorista.

Albares también se verá con el responsable de Exteriores de Irán, Hossein Amir-Abdollahian; con el de India, Subrahmanyam Jaishankar; el de Turquía, Mevlüt Çavusoglu —el objetivo de todos estos encuentros es entrevistarse con todos los actores regionales de la crisis de Afganistán, para "no dejar a nadie atrás" y encontrar una salida que no recrudezca el conflicto—, y el de Venezuela, Félix Plasencia. Respecto al país caribeño, el Gobierno reivindica que "España debe estar" con todos aquellos que forman parte del diálogo de México, entre el régimen de Nicolás Maduro y la oposición, y por eso mismo el ministro ya se reunió con Leopoldo López y Henrique Capriles. Es decir, que ha de hablar con todas las partes implicadas en la búsqueda de una solución.

No estaba prevista en ningún caso la entrevista de Sánchez con Biden, ni tampoco un despacho de Albares con el secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken. Fuentes diplomáticas resaltaron que el marco de esta semana ministerial de la ONU es distinto: es de un escenario multilateral, no bilateral. Y es Nueva York, y no Washington. El foco está puesto en las "crisis mundiales, los fenómenos globales y la participación en Naciones Unidas", no en el diálogo con EEUU. Desde Exteriores defendían que la relación de Albares con Blinken es muy fluida, que han hablado en numerosas ocasiones y que de hecho Washington define España como uno de sus aliados más estrechos ("one of the closest allies"), porque aprecia su solvencia logística y la percibe como un socio "fiable", como se ha probado con la evacuación de Afganistán y el uso de las bases de Rota y Morón. Ya se produjo la llamada de los dos presidentes el pasado 21 de agosto, y su encuentro bilateral en la capital norteamericana se producirá a su debido tiempo, insistían: "Todo llegará".

En plena crisis por la alianza Aukus

Madrid prefiere ponerse de perfil respecto a la crisis entre Biden y la Unión Europea a cuenta del acuerdo militar entre Washington, Londres y Canberra, por el que Australia renuncia a su compromiso de comprar submarinos franceses. El presidente galo, Emmanuel Macron, llamó a consultas a sus embajadores en las dos capitales y exigió explicaciones al mandatario norteamericano por un choque que considera "grave". El Gobierno no va a "juzgar decisiones internas de EEUU". Su línea de trabajo será abordar esta crisis en el seno del Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión Europea —este lunes se reúne informalmente en Nueva York— y en el seno de la OTAN, y evitar las declaraciones públicas entretanto. Solo cuando haya una posición consensuada, Madrid hablará.

En el Ejecutivo recuerdan que hay una conversación pendiente entre Biden y Macron, que ambos países deben dar explicaciones, igual que lo hará Australia, y no calificará de "decepcionante" el rol de Washington. Ni entrará en consideraciones "sentimentales". Ni dirá si está o no molesto con Biden. "Cuando hay una crisis entre aliados, la vemos con preocupación, pero siempre trabajaremos por acercar posiciones. Francia es un amigo, vecino y socio insustituible en la construcción europea. EEUU es un socio indispensable de la UE en la relación transatlántica y en la OTAN. Vamos a trabajar para que París y Washington superen su crisis, pero vamos a ver qué dice cada cual", apuntaron.

España sí defiende el "reforzamiento" del proyecto europeo —considera clave apuntalar la autonomía estratégica de la UE, para que no dependa de terceros, como ocurrió en plena pandemia con el abastecimiento de productos sanitarios— y que se aborde el replanteamiento y el futuro de la Alianza Atlántica en la cumbre de la OTAN que se celebrará en Madrid en 2022. Lo cierto es que el anuncio del partenariado Aukus (acrónimo de Australia, Reino Unido [UK] y EEUU [US]), la alianza estratégica en la zona indopacífica para frenar la expansión de China, ha abierto una excepcional crisis, que París defiende como "una puñalada por la espalda", sin visos de arreglo inminente.