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Entrevista

Gerardo Pisarello: "Juan Carlos I y Felipe VI no han condenado el franquismo, ese es el problema"

"Con la implicación e imputación de los duques de Palma en el caso Nóos empezó todo", asegura el diputado de En Comú Podem, autor del libro 'Dejar de ser súbditos: el fin de la restauración borbónica'

Gerardo Pisarello. B. Ramón

El caso Nóos, que sentó en el banquillo a los duques de Palma, fue el primer gran escándalo que salpicó a la monarquía española. "El debate era si la Infanta Cristina tenía conocimiento de las actividades de Iñaki Urdangarin, igual que hoy es importante saber si Felipe VI sabía lo que presuntamente hacía su padre, el Rey Emérito", destaca Gerardo Pisarello, que explica las claves de su libro y analiza la situación política actual.

-Usted dice en su libro que "España nunca ha tenido una monarquía parlamentaria". ¿Cómo lo explica?

-Básicamente, los Borbones sobre todo han sido una dinastía muy reacia a los controles parlamentarios, a la transparencia. Es una dinastía muy maleducada en términos constitucionales ya desde Fernando VII, pasando por Isabel II o Juan Carlos I, evidentemente. Estamos constatando que tenemos una monarquía que ha actuado por fuera de sus funciones, y ha cometido actos abiertamente ilícitos que no tenían nada que ver con su función constitucional, y si comparamos la española con la británica o la noruega, que han tenido revoluciones muy importantes, estas últimas fueron mucho más parlamentarias.

-Otra de las afirmaciones de su publicación es que la monarquía española está en un punto de no retorno. ¿Por qué?

-El juancarlismo está muy tocado. Hay una parte importante que ni siquiera cree en la presunción de inocencia del Rey Emérito, puesto que la misma Casa Real el marzo del 2020 reconoció la implicación del monarca en casos graves de corrupción. La monarquía en general, en el mundo actual, es una forma política que no tiene futuro. Para las jóvenes generaciones es incomprensible que alguien sea jefe de Estado por ser hijo de alguien. Es como si alguien te ofreciera tratarte de un dolor de muelas diciendo que su padre era dentista. Además, la monarquía borbónica aparece muy vinculada a diversos casos de corrupción y al franquismo, una dictadura que ni Felipe VI ni Juan Carlos I han condenado, y ese es realmente el gran problema.

-Pero monarquías como la británica sí se distinguirían de la española si nos centramos en estos dos problemas.

-Evidentemente. En el caso británico, tenía la imagen que estaba plenamente consolidada, pero haciendo el libro descubrí que ha estado utilizando durante décadas una prerrogativa que le permitía parar leyes que intentaran hacer pública su situación patrimonial. También, recientemente ha habido fuertes críticas por el racismo expresado dentro de la monarquía. No es casual que en el S.XXI haya un 8% de monarquías en todo el mundo cuando en el S.XVIII era la tendencia mayoritaria.

-El caso Nóos, protagonizado por los que fueron duques de Palma, fue el primer gran escándalo de la Familia Real. ¿Con Mallorca empezó todo?

Totalmente. El gran debate en los casos de corrupción de Urdangarin era si la infanta Cristina tenía conocimiento, y ahora estamos en lo mismo. Están saliendo a la luz muchas actuaciones de corrupción, y la pregunta es si Felipe VI tenía conocimiento de ello.

-Sin embargo, se necesitan amplias mayorías en el Congreso, que hoy se antojan imposibles, para cambiar la forma de Estado. ¿Cuándo dibuja usted el horizonte republicano?

-Es muy difícil de saber. Históricamente la caída de las monarquías se produjo cuando sus abusos resultaron insoportables para la mayoría de la ciudadanía. En España, ha sido la misma monarquía la que ha precipitado su caída. Ahora se nota mucho que hay un esfuerzo por, primero, que Juan Carlos I no siente ni ante los tribunales ni en una comisión de investigación del Congreso, y en segundo lugar se quiere separar la suerte de Felipe VI de la de su padre. Pero hay algo que no funciona, porque nunca la monarquía había tenido tanta crítica en el Congreso y a veces incluso tengo la impresión de que hay una parte de los monárquicos que dan por amortizado a Felipe y apuestan por Leonor.

-Entrando en el papel del PSOE, si bien muchos de sus miembros se proclaman republicanos, luego en el Congreso incluso impiden comisiones de investigación al Rey Emérito.

--El PSOE tiene un problema, una doble alma. Muchas bases del partido son abiertamente republicanas, y se escandalizan ante la corrupción de la monarquía. Pero creo que hay una parte del PSOE que cree que su supervivencia política depende de una protección de la monarquía, y por eso no van más allá.

-Intereses electoralistas, entonces.

-Más que electoralistas, piensan que si no tienen la protección de la monarquía, podría acabar en manos de la extrema derecha, e impedir así que se mantenga un gobierno como el de ahora. Pero estoy convencido de que si se continúan publicando nuevos escándalos, y que podrían implicar a Felipe VI, será más difícil que el PSOE pueda cerrar los ojos ante esta realidad.

--¿Qué pasos os habéis marcado desde ECP y UP para avanzar hacia la República que proponéis?

Hemos demostrado que un proyecto republicano democrático es más que la desaparición de la monarquía, puesto que implica una gestión de los asuntos públicos, una defensa de la res publica -educación, sanidad, vivienda pública…-. Nuestro reto es evitar que se produzca un cierre en falso de los actos de corrupción de la monarquía, pero a la vez mostrar a la sociedad que solo un proyecto republicano democrático es un proyecto a la altura de los grandes retos de futuro del S.XXI.

-Sin embargo, en ocasiones líderes de su partido han hecho declaraciones favorables sobre dirigentes de países considerados no democráticos, como Cuba o Venezuela.

-Los derechos humanos se tienen que respetar sea donde sea, y en Cuba hacen falta muchos cambios desde el punto de vista social o económico. Estos cambios democráticos no vendrán de la mano de fuerzas políticas que se han negado a reconocer vulneraciones de derechos humanos mucho más flagrantes en países como Colombia o Arabia Saudí. Estamos en la posición europea de querer una salida dialogada del conflicto.

-Después de la amplia remodelación del PSOE en el Gobierno, ¿por qué UP ha decidido mantener a sus cinco ministros?

-Nosotros venimos de un cambio muy reciente. A partir de la entrada de Pablo Iglesias como cabeza de lista de Madrid se ha producido una reconfiguración del espacio con nuevas figuras y nuevos liderazgos como Yolanda Díaz o Ione Belarra. Me parece que incluso esto ha forzado al PSOE a hacer una renovación en una clave muy parecida, renovando el papel de las mujeres.

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