Sergio Ríos, antiguo chófer de la familia Bárcenas e imputado en el caso Kitchen, se definió en un mensaje hallado en uno de los nueve móviles que le incautaron el año pasado como un "peón ciego", dijo que le habían "jodido y utilizado", y lamentó haber aceptado "el servicio del partido" para trabajar para el extesorero del PP.

"Yo... de veras... si tuviera una máquina del tiempo.. haría lo mismo.. pero de otra manera... (sic)", dijo en otro mensaje Ríos, captado presuntamente como confidente policial por la trama para hallar el lugar donde Luis Bárcenas tenía guardados documentos que podrían comprometer al partido o a sus dirigentes y evitar así que llegasen al juez que entonces investigaba la supuesta caja B del PP.

Un informe de la Unidad de Asuntos Internos de la Policía, fechado en marzo y al que ha tenido acceso Efe, da cuenta de los efectos intervenidos en el registro que se practicó en octubre de 2020 en la casa de Ríos, entre ellos nueve móviles, un "pendrive", una tarjeta sim, y diversos documentos.

Tras analizar la información obtenida de los móviles, que obra en la parte de sumario de la Audiencia Nacional cuyo secreto se levantó recientemente, los agentes destacan una serie de mensajes que Ríos se cruzó con varios interlocutores meses antes al registro.

En ellos muestra constantemente su convencimiento de que fue "reclutado obligado", de que le han "jodido y manipulado" y de que seguía pensando que todo aquello era "totalmente oficial" y que "en ningún momento" pudo pensar que era "irregular" porque se trataba de "policías condecorados y mandos".

Actuó, según dijo, de "buena fe" y cobró "sin pedirlo", y señaló que "veladamente" se le "indujo y obligó". "Yo no he cometido ningún delito conocedor... era la mega Policía", aseveró.

Confiaba, según explicó, en que el encargo "estaba permitido por las más altas instancias porque los fondos reservados" -con los que supuestamente se le pagaron sus servicios- los tenía que firmar "pues por Secretaria de Estado y por el Ministerio del Interior". "No va a estar pagándome el tío de su bolsillo y todo eso", añadió en otro mensaje de principios de octubre.

Meses antes aseguró que pensaba que su trabajo era "facilitar los seguimientos e informar de encuentros". "Me dijeron únicamente que era una investigación en busca de testaferros y fondos ocultos... nada más", una teoría que también han defendido otros imputados.

Según el informe, Ríos aseguró en todo momento que no robó nada a Bárcenas, sino que cumplió con su "obligación y pensando que era la Policía... que tanto admiro y deseaba entrar" -según la investigación otra de las retribuciones que tuvo pudo ser su entrada en el Cuerpo-, y se arrepintió de "haber aceptado el servicio del partido de ser su conductor". "Ya era raro.. pero necesitaba trabajar", añadió.

"Mis jefes anteriores me indicaron colaborar, mis jefes pagadores, no los beneficiarios del servicio", dijo en otra ocasión, y manifestó que un colaborador "es ciego" y que "no es delito cobrar de los fondos" (reservados) porque "para esas labores están".

Ironizó con que le tomasen por el "(agente) 007" de la operación y defendió al comisario José Villarejo, otro de los epicentros del caso, que "fue de cara", y a "su equipo". "Con las placas desde el principio", dijo.

Y cuando las sospechas de los investigadores se acercaban a la ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal y a su marido, Ignacio López del Hierro -recién imputados y citados la semana que viene ante el juez-, Ríos manifestó sus recelos acerca de su presunta participación en los hechos, y consideró que estaba "sujeta con alfileres": "En lo que a mi conocimiento, ningún contacto... ni conocimiento... A mi llamaron para el trabajo mucho más abajo el nivel (sic)".

El juez cree que el matrimonio pudo participar en la "captación de Ríos" a través de Andrés Gómez Gordo (un policía imputado en la causa y que fue asesor de la exministra en Castilla-La Mancha).