Veinticuatro horas después de la segunda concentración en Colón, Pablo Casado organizó un acto para poner las luces largas y mirar al futuro. En el pasado reciente tiene la imputación de la exsecretaria general María Dolores de Cospedal, por el 'caso Kitchen', y esa manifestación en la plaza madrileña a la que acudieron menos asistentes de los que esperaban, dos hechos que prefiere olvidar. Casado convocó a la prensa en un auditorio cercano al Congreso de los Diputados para presentar la convención nacional que celebrará en octubre con la que quiere "renovar el pozo ideológico del PP", al que ve algo seco tras la inyección de ideas que la fundación FAES aportó en los años 90, según cuentan en su equipo. Sin embargo, las palabras de Isabel Díaz Ayuso de la víspera, cuando puso todos los focos sobre Felipe VI y se preguntó eso de "¿qué hará el Rey con los indultos, le harán cómplice?", obligaron a Casado a corregirla en público y frenar ese argumento que altos cargos de la formación llevaban semanas murmurando en privado. El líder del PP dejó dicho ante los micrófonos que el único "responsable" de esa medida de gracia es Pedro Sánchez, asumiendo que el jefe del Estado firmará los indultos, si finalmente el Gobierno los aprueba, como hace con cualquier decreto, porque esa es su función constitucional.

"Nadie salvo quienes los promueven y los aplauden son responsables de ese acto profundamente inmoral y trágicamente equivocado. No hay más cómplices que ellos en este acto que no clausura, sino que inicia un nuevo proceso de mutación constitucional para hurtar a los españoles su soberanía", ha afirmado antes de asegurar que Felipe VI ejerce la monarquía parlamentaria "de forma impecable".

Según Casado, los indultos anunciados "añaden más tensión a una sociedad que lo último que necesita de su Gobierno es que debilite las instituciones" y que "premie a quienes atentan contra ellas". Y Sánchez lo hace, ha asegurado, "por puro interés personal, por una ambición de poder ya patológica".

Los dirigentes respaldan a Casado en la presentación de la convención nacional del PP. José Luis Roca

Una convención "a la americana"

El líder de los populares enmendó a Ayuso nada más empezar el discurso con el que presentó la convención nacional que está organizando para el 2 y 3 de octubre. Y lo hizo lejos de la sede de Génova, ese edificio que en febrero anunció que abandonarían para romper con el pasado y los escándalos de corrupción. El juicio por la 'caja b' y el posible uso de ese dinero negro para pagar las obras de la sede está visto para sentencia, un fallo que probablemente se conocerá en otoño.

Según fuentes de la dirección, el partido sigue anclado en argumentos que la fundación FAES ofreció en los años 90 y el presidente del partido considera que ha llegado la hora de "actualizarlos". Su voluntad es hacer una convención "a la americana", que tenga "una semana muy intensa de trabajos" (del lunes, 27 de septiembre, al viernes, 1 de octubre) y culmine el fin de semana.

Esos días laborables, el partido organizará cinco mesas de debate en las cinco comunidades en las que gobiernan, una por cada autonomía (Madrid, Andalucía, Galicia, Murcia y Castilla y León). Los cinco ejes que están sobre la mesa son: Europa y nación; libertades individuales; libre mercado y propiedad privada; Estado de Derecho, e igualdad de oportunidades. En esos actos participarán miembros de la sociedad civil con una filosofía "muy transversal" y se dará "sustento ideológico renovado" a los cuadros del partido. Las conclusiones se presentarán el sábado y el domingo en un acto en Valencia, una comunidad en la que los conservadores no gobiernan y a cuyo futuro nuevo líder, Carlos Mazón, quieren dar chancha. Las ideas fuerza escogidas forman el binomio creer-crear. "Creemos en España, creemos España. Más España y mejor", proclamó Casado.