Tomás Gimeno se movió rápido en la noche de los hechos. Pero sus movimientos quedaron registrados gracias a la geolocalización que aportó su teléfono móvil dentro del área metropolitana de Santa Cruz de Tenerife y en el mar. A las 21:27 horas, Tomás Gimeno regresó hasta la Marina Tenerife, junto a la Dársena Pesquera, y se paró ante la valla de acceso a dicho puerto deportivo, según se recoge en el auto emitido ayer por la jueza que hasta ahora ha llevado el caso del secuestro y asesinato de las niñas Anna y Olivia.

Una vez que llegó a la entrada de Marina Tenerife, el vigilante de seguridad le abrió la puerta para que accediera al recinto. De nuevo, aparcó delante del pantalán A, donde tenía atracada su embarcación. Desde ese momento hasta las 21:36 horasTomás da tres viajes desde el coche hasta la lancha Esquilón, con distintos objetos, entre los que estaban las dos bolsas en las que portaba los cadáveres de las pequeñas. Al final, a las 21:40 horas, el individuo zarpó con su barco con rumbo desconocido.

"Ya estoy fuera de la Isla"

A las 21:51 horas, Beatriz Zimmermann se puso en contacto telefónico con Tomás, que en ese momento le comunicó que ya estaba «fuera de la Isla con las niñas». Según consta en la información recabada por los profesionales de la Guardia Civil, a las 21:59 horas, la madre de las niñas lo volvió a llamar y el empresario le refirió que ya no iba a ver más ni a las niñas ni a él; que se iba con ellas, y que empezaría una nueva vida. A las 22:30 y a las 22:40 horas, Beatriz repitió las llamadas, ya desde el puesto de la Guardia Civil de Radazul. Y la respuesta fue la misma, aunque intervino un agente, según la relación de hechos que aparece en el auto judicial.

Al mar

Cuando ya estaba suficientemente alejado de la costa y sobre una zona que sabía que era muy profunda, hacia las 22:30 horas, el hombre arrojó al mar desde el barco las bolsas de deporte que contenían el cuerpo sin vida de su hija Olivia y, presuntamente, el de Anna; ambas amarradas a un ancla por medio de una cadena y un cabo. Los citados bultos quedaron depositados en el fondo del mar a un kilómetro de profundidad. A las 22:30 horas, el propio Tomás volvió a llamar a Beatriz para decirle a esta que no podía permitir que sus hijas crecieran sin él. A las 22:44 horas, el teléfono móvil de Tomás se quedó sin conexión, supuestamente por quedarse sin batería. En ese momento decidió regresar a puerto.

Denunciado

A las 23:15 horas, en la bocana de la Dársena Pesquera, el empresario se cruzó con una embarcación de la Guardia Civil. Los agentes iniciaron una supervisión a distancia y le dijeron que atracara en el pantalán. Los funcionarios del Instituto Armado lo denunciaron por saltarse el toque de queda. Tras dirigirse a su coche a buscar la documentación, le preguntó a los guardias si podía desplazarse a su casa. Pero después le dijo a los agentes que dormiría en la lancha. La embarcación de Servicio Marítimo se dirigió hasta la Punta de Anaga, de donde regresó a las 2:30 horas.

Recargar el móvil

Después, el padre de las niñas le preguntó al vigilante si tenía un cargador compatible con su móvil, pero no hallaron ninguno así. A las 23:45 horas, salió con su coche hacia una gasolinera en la autovía de San Andrés, donde compró el cargador, tabaco y una botella de agua. Volvió al puerto y puso a cargar el terminal. Después, esperó durante casi un cuarto de hora en su barco. Al recoger su teléfono, le preguntó al trabajador si sabía dónde estaba la patrullera. El vigilante respondió que podían andar por San Andrés. Minutos más tarde, volvió a zarpar.

Los repetidores

A las 00:41 horas del 28 de abril, el móvil de Tomás volvió a estar operativo. Desde ese momento hasta la una de la madrugada, se conectó a los repetidores del área metropolitana, Añaza y Barranco Grande. A partir de las 2:00 horas, las antenas que lo enlazaron fueron una situada en la vía entre Santa María del Mar y Las Chumberas (TF-2) y otras en La Laguna. La última comunicación, a las 2:28 horas, se produce gracias a un repetidor en la plaza del Adelantado. En ese momento, habló con la madre de las pequeñas varias veces para decirle que con el tiempo las pequeñas iban a estar bien con él, ya que tenía suficiente dinero para vivir, así como que se iría lejos. A las 2:11 horas, el presunto asesino se despidió de forma definitiva.

Mensajes al padre

A las 1:51 horas, envió mensajes a dos amigos para despedirse y para dejarles varias de sus pertenencias, como su moto, su quad e, incluso, la embarcación en la que estaba en ese momento. Y a las 2:05 horas le escribió otro texto a su padre, para explicarle que lo sentía de verdad, que lo sentía por él, pero que necesitaba esto. Además, le aclaró que, por fin, estaría bien y como quería. El último mensaje lo remitió a las 2:27 horas.

Cambio de juzgado

El magistrada de Güímar dictó su pérdida de conocimiento sobre las actuaciones, que serán asumidas por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Santa Cruz de Tenerife, al tener la madre su domicilio en este último partido judicial. La jueza levantó ayer el secreto de las actuaciones, por lo que tendrán acceso a las mismas la Fiscalía y la progenitora de las menores. También anula la orden de busca internacional de Gimeno como supuesto autor de un delito de sustracción de menores, y la modifica por una requisitoria por dos delitos agravados de homicidio (esta es una calificación preliminar y susceptible de variación) y uno contra la integridad moral en el ámbito de la violencia de género, según informó ayer el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.