El Gobierno da un paso más en la argumentación de los futuros indultos a los líderes del 'procés'. No solo esgrime la necesidad de "reencuentro" y de "convivencia" y también de "pasar página" del pasado para afrontar una nueva década con nuevos mimbres. Ahora reclama a los ciudadanos "confianza" en la gestión que de esta cuestión haga el presidente y muestra su "comprensión" hacia los ciudadanos que tienen recelos hacia la medida porque consideran que la "herida" que dejó el otoño de 2017 aún sangra.

Las dos ideas, "confianza" y "comprensión", fueron los dos ejes sobre los que bascularon las respuestas de la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, durante la rueda de prensa que siguió a la reunión de este martes del Consejo de Ministros. Era la réplica que llevaba empaquetada a las preguntas relativas al giro dado por ERC tras la carta que su líder, Oriol Junqueras, publicó en La Sexta y 'Ara', en la que aceptó los indultos como una medida que puede "aliviar" la tensión entre Catalunya y el resto de España y en la que se alejaba de la vía unilateral. El Gobierno es consciente del desgaste que el perdón a los penados independentistas tiene. Sabe del coste político, incluso entre sus propios votantes, pero el mensaje que pretende trasladar es que es mucho peor "no hacer nada", como ocurrió con Mariano Rajoy, que es su "obligación" intentar dar una salida a los problemas y no cruzarse de brazos, aunque el camino sea "difícil".

Montero indicó que la tribuna de Junqueras no solo es un "gesto importante", sino que es también "un paso que avanza en el camino y en la dirección correcta". Es decir, que allana la situación. Porque ahora es necesario "pasar página" después del "desgarro" que supuso el otoño de 2017 y las "heridas profundas" que dejó, complicadas de "cicatrizar". "Comprendemos perfectamente que haya personas que tengan reparos para perdonar o para dar pasos en nuestro acercamiento después de la conmoción vivida en este tiempo transcurrido", aseguró la ministra, quien a continuación se dirigió a esos ciudadanos para garantizarles que el Ejecutivo hace "lo mejor" para el conjunto de los catalanes y del resto de los españoles, y piensa sobre todo en las generaciones más jóvenes. El Gabinete entiende, pues, el "sufrimiento y el dolor", que a muchos ciudadanos les "cueste" digerir que es "conveniente" perdonar a aquellos que se saltaron la ley.

Pero el Gobierno, siguió, quiere hacer ver que "no hay más opción" a los indultos. Siente que tiene la "obligación de asumir responsabilidades" y procurar "dejar atrás" unos episodios -el referéndum ilegal del 1 de octubre, la declaración unilateral de independencia- que "ojalá nunca" se hubieran producido. El Ejecutivo de coalición entiende que hay que "restablecer lazos afectivos", "reconstruir puentes", "apostar por la palabra" y "dar oportunidad al diálogo" para acercar posiciones y desatascar el conflicto. La ministra fue muy insistente al afirmar que "no hay alternativa" al diálogo, y nadie en la oposición la está ofreciendo.

El PSOE "estuvo al lado" de Rajoy

"Por ello desde este Gobierno pedimos confianza", porque "todas las manos son útiles" y se espera que esa vía del "reencuentro" comience a dar "frutos". Ahora toca, apuntaló, "superar el conflicto y la fractura", "pasar página y abrir una nueva etapa". A juicio del actual Gabinete, el Gobierno de Rajoy "no supo manejar con acierto" el choque con Catalunya, y pese a todo el PSOE "estuvo a su lado cuando lo necesitó", cuando se lanzó la aprobación del artículo 155. Y aunque ahora "nadie" se pueda sentir "orgulloso" de lo que sucedió, es el momento, según el Ejecutivo, de "actuar con inteligencia y valentía" y "restablecer entre todos la convivencia". En ese sentido, Sánchez, "más allá de lo que Junqueras pueda plantear", va a dar "pasos decididos" para que cuaje un "acercamiento imprescindible" con Cataluña.

Montero incluso comparó el esfuerzo del Ejecutivo con Catalunya con la Transición, cuando personas y partidos que estaban "en las antípodas" y "en bandos contrarios" pudieron llegar a consensos porque compartían "altura de miras". Lo mismo reclama ahora Sánchez a la oposición, aunque algunas formaciones se sienten "cómodas", acusó la titular de Hacienda, en un escenario de "confrontación" y por razones partidistas o cálculos electorales.

Montero subrayó, pues, que la vocación de diálogo del Gobierno, desde el comienzo de la legislatura, es "firme". Al margen de cómo opere ERC. Es decir, que el Ejecutivo no quiere presentar la medida de gracia como una cesión o una respuesta a las palabras de Junqueras. Celebra su giro, lo reconoce, pero poco más. "Cada uno que interprete como quiera la carta" del jefe de los republicanos, llegó a manifestar.

La ministra no ofreció más pistas ni de tiempos ni de contenido. No quiso adelantar cuándo llegará el acuerdo del Gobierno, aunque se calcula que la decisión se tomará a finales de este mes o principios de julio.

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Ella recalcó que el Ministerio de Justicia trabaja en los 12 expedientes de los dirigentes condenados para que el Gabinete alcance un acuerdo "sustanciado en Derecho y con todas las garantías". En realidad, no solo Juan Carlos Campo está encima de esta cuestión. Trabaja a la vez con la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y con el secretario general de la Presidencia, Félix Bolaños. Tampoco hay fecha aún para la reunión de Sánchez con Pere Aragonès, que será este junio, y después se convocará el foro de interlocución entre gobiernos, "de inmediato".

Desde el Congreso, llegó el mismo mensaje que Montero por parte de la portavoz parlamentaria socialista. "Pido confianza", dijo Adriana Lastra. Los socialistas, añadió, darán una "respuesta a la crisis territorial", "derrotarán" la pandemia y se logrará "liderar la creación de empleo y la recuperación económica".