"No hay debate", "no vamos a entrar", "no sé nada". Mensajes así reiteraban altos cargos del Gobierno y del PSOE cuando se les preguntaba este viernes por la futura remodelación del Ejecutivo. La alternativa era, directamente, el silencio. Todos asumieron el aviso lanzado por la Moncloa horas antes: el Gabinete de coalición está centrado en la lucha contra la pandemia, que ya encara su tramo final, y la recuperación económica. Lo demás son "comentarios o rumores". De momento, no hay más detalles, aunque tampoco el presidente ha lanzado señales de que pretenda frenar una operación que aún estaba y está madurándose.

Pedro Sánchez proyecta una reestructuración de su Gobierno, quizá con menos departamentos ministeriales, que en su entorno sitúan antes de las vacaciones de verano o bien para a la vuelta, en el arranque del curso, hacia el 40º Congreso Federal del PSOE, que se celebrará del 15 al 17 de octubre en València. Sería un cambio que se materializaría, en todo caso, después de que el Consejo de Ministros resuelva los expedientes de los indultos a los 12 dirigentes independentistas condenados por el 'procés'.

El líder socialista buscaría amortiguar el impacto de una medida de alto coste político, divisiva en el partido y en el electorado y muy combatida por la oposición de derechas en el Parlamento. Podría, en definitiva, contrarrestar una iniciativa impopular y controvertida en una parte de España con un cambio de caras en el Gabinete, maniobra siempre muy atractiva mediáticamente y baza que todos los presidentes se guardan para pasar a la ofensiva y dar un "nuevo impulso" a la legislatura.

Precisamente esa necesidad de lanzar la señal de que lo peor de la pandemia ya pasó y que ahora empieza otra etapa también permitiría a Sánchez congelar la remodelación hasta septiembre. A fin de cuentas, tiene por mover las piezas de dos tableros interconectados: el de su Ejecutivo y el del PSOE.

El mensaje de la SEC no confirmó ni desmintió la remodelación, pero subrayó que la "prerrogativa" exclusiva es del presidente

Más allá de los tiempos, fuentes gubernamentales y de la dirección del partido sí han coincidido en apuntar que Sánchez confeccionará, probablemente, un Gabinete de mayor "peso político", y en el que visualizará cambios de calado. Romperá la línea continuista que enlaza el primer Gobierno que formó -el 7 de junio hará tres años exactos- con el que designó tras la incorporación de Unidas Podemos, y que solo ha sufrido retoques quirúrgicos por la salida, para las elecciones catalanas y madrileñas, de Salvador Illa y Pablo Iglesias

Ribera admite

La noticia de una próxima reestructuración ministerial estaba en el ambiente desde hace semanas, desde el batacazo del PSOE el 4-M. Era un movimiento "de manual", como lo definen en Ferraz, para tratar de absorber el desgaste de gestión y señalar la apertura de un nuevo tiempo coincidiendo con el avance de la vacunación y la llegada de los fondos europeos. Pero esta semana las informaciones sobre ese posible rediseño del Ejecutivo se precipitaron. Primero, el martes en 'La Razón', y después, en la noche del jueves, EL PERIÓDICO y otros medios, en cascada.

El Ejecutivo insiste en que está centrado en la vacunación y en la recuperación económica, y no en "rumores"

La noticia pilló a la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, en 'La noche en 24 horas', en TVE. De manera implícita, vino a admitir que el presidente está preparando una crisis de gobierno: Sánchez "está trabajando en cómo encarar la nueva etapa en la que estamos". "Le corresponde a él evaluar cómo, cuándo y con qué equipo quiere seguir gestionando esta nueva etapa", indicó. La sucesión de titulares cogió al presidente en el vuelo de vuelta de Trípoli a Madrid, con una delegación de empresarios y periodistas.

A las 23.09 del jueves, la Secretaría de Estado de Comunicación (SEC) envió un comunicado a los medios para subrayar lo obvio, que es el jefe del Ejecutivo quien tiene la "prerrogativa" exclusiva para "formar o modificar su Gabinete". El presidente, decía la nota, está centrado en "la salida de la pandemia y en la superación de la crisis económica y la agenda del reencuentro con Catalunya". La vacunación es la "gran prioridad" en este momento y es la que permitirá "una rápida recuperación de nuestro país", seguía. La Moncloa subrayaba la importancia de dos "hitos": la cifra de diez millones de personas inmunizadas con pauta completa, que se alcanzó este viernes -los pronósticos del Gobierno se cumplieron- y el próximo visto bueno de la Comisión Europea al Plan de Recuperación. En ambas cuestiones están "volcados" Sánchez y sus ministros, "y no en rumores o comentarios", que "solo el presidente podría confirmar".

Esta última coletilla de un comunicado que no confirmaba la reorganización del Gobierno, pero que tampoco la desmentía, era suficientemente clara: el único que puede hablar de relevos en el Ejecutivo es Sánchez, y punto. "La consigna fue clara. Todos a callar", resumía este viernes un miembro de su cúpula. El aviso caló hondo. Ni en el Gabinete ni en las alturas del partido querían apostillar más. Todo eran respuestas vagas a mensajes o llamadas, o directamente se daba la callada por respuesta. El grifo se cerraba con la esperanza de que la presión mediática decrezca. El presidente siempre se ha preciado de mimar el 'factor sorpresa' y su círculo de colaboradores, en los que confía plenamente, es muy reducido. "Tranquilidad", prescribían en su círculo. "No frenará la crisis de gobierno, pero la hará cuando le dé la gana", señalaba otra fuente del Ejecutivo.

"De él depende"

Sin embargo, en el Consejo de Ministros hay quien interpreta que, una vez han trascendido los planes de Sánchez de renovar a su equipo, de forma tan clara, quizá como nunca antes, ya tiene apenas dos caminos: "O confirmar a su Ejecutivo o despejar las dudas cuanto antes, porque tiene danzando especulaciones, personas en la picota, en el punto de mira. Traslada una imagen de debilidad, de provisionalidad. Cada día que pasa con la duda es malo. No solo para los ministros, que son los que tienen que impulsar las políticas, sino para sus equipos en cada departamento".

El líder socialista debe elegir qué mensaje quiere proyectar y cómo remontar unas encuestas que empiezan a ser adversas

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Puertas para fuera, el mensaje que trasladaron los ministros interpelados era el de echar agua al fuego. Sánchez está volcado en la vacunación y en la salida de la crisis económica, apuntó la titular de Industria, Reyes Maroto, desde Benidorm (Alicante). "Lo demás será lo que el presidente decida, de él depende", remachó. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, tres cuartos de lo mismo en la SER: en la recuperación y en "acorralar al virus", en eso está centrado Sánchez. "No me consta nada, pero tampoco lo contrario", aseguró el responsable de Universidades, Manuel Castells (Unidas Podemos) desde Cerdanyola del Vallès. La propia Ribera, por la mañana en Telecinco, reculó y pidió a los periodistas "no dar pábulo a rumores que no tienen sentido sobre una crisis de gobierno" porque la competencia es del presidente.

Así como parece bastante claro que remodelación habrá -la duda es cuándo-, no es tan evidente su alcance y a quiénes afectará. Como todas las decisiones más personales y sensibles, la preparará del lado de su equipo en la Moncloa, capitaneado por su director de Gabinete, Iván Redondo. Hay quinielas para todos los gustos. Ministros señalados por la oposición, otros achicharrados por su gestión, otros bien valorados pero de perfil discreto, otros que podrían tener nuevo destino... Es Sánchez, cierto, quien tiene que componer el puzle y proyectar con él el mensaje con el que quiere rubricar la segunda parte de la legislatura para recobrar impulso y dar la vuelta a unas encuestas que están empezando a ser adversas.