Madrid, por razones sanitarias graves y por esa versión nacionalista cañí de Isabel Díaz Ayuso, ha vivido unos meses como protagonista de la actualidad que no era normal. El 'procés' madrileño se impuso al 'procés' catalán, que vive horas bajas con ERC y Junts adaptándose a su nueva realidad: uno, quitándose complejos, y otro asumiendo que ya no son el partido hegemónico de antaño. Este miércoles, sin embargo, la tradición se impuso y la política catalana se volvió a convertir en el principal tema de conversación en los corrillos con los miembros del Gobierno. Siempre en fuentes, sin nombres ni apellidos.

Las predicciones están de moda y, si fuera por las conversaciones de este miércoles, el titular sería que el Ejecutivo de Pedro Sánchez cuenta con que es probable que las elecciones catalanas se repitan en julio. Una persona con una alta responsabilidad en el Gabinete lamenta que Laura Borràs (Junts), la presidenta del Parlament, haya descartado proponer a Salvador Illa (PSC), el más votado el 14 de febrero, intentar su investidura. El "antecedente de Inés Arrimadas" (Cs), quien se negó a dar el paso cuando se lo propusieron como la fuerza más votada en 2017, no puede suponer un lastre para Illa, se revuelve. Esta voz interpreta que los últimos movimientos y declaraciones de republicanos y posconvergentes muestran que se encaminan hacia la repetición de las elecciones y ha mostrado su alegría por escuchar a Gabriel Rufián (ERC) en el escaño referirse a Junts como "independentismo catalán de derechas". Hasta Sánchez, en su cara a cara con Pablo Casado, ha enumerado las paradas de la noria electoral: cinco llamadas a las urnas en 2019; dos, en 2020, y dos, por ahora, ha apuntado, este año.

Otro ministro que conoce bien a Illa asegura que el candidato socialista no tiene miedo a la repetición, porque cree que el electorado "premiaría" al PSC y se "movilizaría aún más". "No acabo de entender por qué a Junts le podría interesar la repetición electoral, pero hace años que desisto de entender todo lo que ocurre en Catalunya", ha continuado. "Los episodios de estos días han demostrado que no se soportan y no comparten lo que se llamaba hace tiempo 'la hoja de ruta independentista'", ha señalado. Este político, no obstante, cree que pese a la promesa de ERC de "no acordar nada" con el PSC puede llamar 'in extremis' a Illa para pedirle la abstención de cuatro de sus diputados en la investidura de Pere Aragonès"Si nos lo pidieran, habría que considerarlo, claro", ha respondido a la prensa. Tampoco ha descartado la posibilidad, con pocos números por ahora, de que Illa pudiera presidir un Govern y contara con miembros de ERC como 'consellers'. "De todo hay que hablar en la vida", ha suspirado.

"Cuando Junts falta a su palabra y asegura que no va a facilitar a Aragonès la presidencia el mensaje que manda está claro: elecciones", ha afirmado un asesor de la Moncloa. Quedan dos semanas por delante que pueden parecer meses. Hay quien recordaba en el patio del Congreso la velocidad en la que se acabó gestando la investidura de Carles Puigdemont, cuando la CUP vetó a Artur Mas: en unas horas, el delfín de Jordi Pujol dio un paso atrás para que su partido retuviera la presidencia y evitar la repetición electoral. El debate se organizó en menos de 24 horas.