La salida de Pablo Iglesias del Gobierno para ser el próximo candidato de Podemos en las elecciones de Madrid, un nuevo e inesperado giro en una escena política española donde nada se puede dar por sentado, y menos aún en las últimas semanas, ha provocado un debate sobre la capacidad del socio minoritario de la coalición para cambiar piezas en el Ejecutivo. En el vídeo distribuido a la militancia de su partido, Iglesias ha explicado que proponía a Yolanda Díaz, actual ministra de Trabajo, como vicepresidenta segunda (señalándola también como la próxima candidata morada a las elecciones generales), y a Ione Belarra, hasta ahora secretaria de Estado para la Agenda 2030, como ministra de Asuntos Sociales. El líder de Podemos ha sido cuidadoso, al no dar por hecho que Díaz sería su sucesora en el Ejecutivo, porque la última palabra, al fin y al cabo, es de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno. Pero Sánchez ha dejado claro poco después que aceptaba la propuesta de Iglesias. 

“Díaz cuenta con todo mi apoyo. Es una ministra que está haciendo un extraordinario trabajo. Yo cumplo con los acuerdos del acuerdo de coalición. En el reparto hay una vicepresidencia segunda que representa Unidas Podemos. En eso no va a haber ningún tipo de problema. Va a haber continuidad, como no puede ser de otra forma”, ha señalado Sánchez desde Montauban, en Francia, donde ha participado en una cumbre bilateral junto al presidente del país vecino, Emmanuel Macron

Sánchez, que ha cargado contra el PP por haber frustrado la moción de censura del PSOE y Podemos en Murcia (el partido de Pablo Casado, ha dicho, combina el continuismo a través de la “corrupción y el transfuguismo” con el cambio en “un giro claro a la ultraderecha”), ha querido cortar la polémica. “En los próximos días tomaré las decisiones para facilitar el relevo. Yo tengo la mejor de las opiniones de la actual ministra de Trabajo”, ha dejado claro. 

Varios cargos socialistas interpretan que la salida de Iglesias facilitará que vuelva la calma a la coalición, sometida a enormes tensiones durante los últimos meses, al tener Díaz un perfil menos áspero. Pero el presidente del Gobierno no ha querido entrar en este sensible asunto. Se ha limitado a elogiar también la labor del todavía vicepresidente segundo. “Pese a las diferencias que he tenido, dentro de dos organizaciones que somos distintas y tenemos una cultura distinta, la coordinación ha sido óptima. Ya he dicho muchas veces que estaba satisfecho con el funcionamiento de la coalición”, ha dicho Sánchez.

El anuncio

Iglesias ha comunicado a Sánchez su intención de salir del Gobierno esta misma mañana, poco después de distribuir su vídeo, en el que anunciaba que sería el próximo cabeza de lista de Podemos a las elecciones madrileñas, que tendrán lugar el próximo 4 de mayo. “Le he deseado suerte, aunque un poco menos suerte que a nuestro candidato, Ángel Gabilondo”, ha explicado, sonriente, el líder del PSOE. 

Al resto de miembros socialistas del Gobierno, en cambio, la salida de Iglesias les ha cogido descolocados, por sorpresa. “Me acabo de enterar”, ha admitido una ministra. Y a partir de aquí, las reacciones no han sido coincidentes, ni dentro del PSOE, ni dentro del Ejecutivo. 

Algunos cargos del partido consideran que la candidatura de Iglesias contribuirá a movilizar a la izquierda, algo indispensable para arrebatar la Comunidad de Madrid al PP. También señalan que el aspirante socialista, Gabilondo, resaltará por su estilo pausado y moderado frente al del líder morado y el de Isabel Díaz Ayuso. Gabilondo ha sido criticado en privado por una parte del socialismo, que le achaca excesiva tibieza en su labor de oposición, pero precisamente este lunes la ejecutiva del PSOE ha avalado que sea el cabeza de cartel, sin primarias. Todavía podría haber un cambio de última hora, como ocurrió en Cataluña con Miquel Iceta y Salvador Illa, pero hay poco margen. 

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Esta visión optimista de algunos cargos socialistas, sin embargo, no es compartida por todos en el partido. Tampoco dentro del Ejecutivo. Algunos de sus miembros temen el efecto que el movimiento de Iglesias puede tener sobre el electorado conservador. “Puede unir todo el voto de la derecha en Ayuso y darle la mayoría absoluta”, explica una ministra, que también alerta sobre los efectos sobre la coalición, porque “Iglesias radicalizará su discurso en campaña”. Otro ministro socialista, sin embargo, no anticipa tantos problemas. “Creo que no causará inestabilidad. Le dará a Iglesias un protagonismo que ahora mismo no tenía y llenará el vacío de Podemos en Madrid”, argumenta. 

Todos los consultados, en cualquier caso, rechazan que Sánchez vaya a aprovechar esta coyuntura tan cambiante para adelantar también las elecciones. Cuestión distinta es que la salida de Iglesias le dé pie al presidente para hacer una crisis de calado en el Gobierno. La respuesta, en “los próximos días”.