ERC ha tratado este lunes de desvincular las negociaciones en marcha para formar un Govern presidido por su candidato, Pere Aragonès, del debate sobre el modelo de orden público surgido a raíz de la actuación de los Mossos d'Esquadra en las protestas por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel.

Los republicanos, que son quienes mejores cartas tienen para hacerse con la presidencia de la Generalitat, continuarán esta semana con las reuniones para lograr una investidura rápida con el aval de las fuerzas independentistas y de los comunes, para formar un gobierno lo más "amplio" posible.

Sin embargo, este plan inicial le podría costar más de lo previsto después de que la CUP haya puesto sobre la mesa de negociación la exigencia de "un giro de 180 grados" en la gestión de la policía catalana y en el funcionamiento de las unidades antidisturbios.

La demanda de la CUP llega en plena polémica por la actuación de los Mossos durante las protestas por el encarcelamiento de Hasel, unas movilizaciones que han dado pie a seis noches de disturbios en varias ciudades catalanas, principalmente en Barcelona, donde se ha dañado numeroso mobiliario urbano y se han saqueado diversas tiendas del centro de la ciudad.

Aragonès, que en rueda de prensa ha expresado su apoyo a los Mossos d'Esquadra y ha pedido no criminalizar la protesta, ha accedido a hablar sobre el modelo de seguridad que debe haber en Cataluña, pero ha apostado por hacer un debate "sereno y no en caliente".

En este sentido, ha defendido que el debate sobre los cambios a introducir se desarrolle en el Parlament, durante la próxima legislatura, y buscando un consenso lo más amplio posible.

Tampoco es partidario de que el modelo de seguridad se aborde en una negociación para formar Govern el portavoz de los comunes, Joan Mena, ya que sería una "irresponsabilidad profunda".

En la misma línea, la viceprimera secretaria del PSC, Eva Granados, ha advertido de que "en caliente no hay que discutir nada, y menos de orden público", y ha reprochado a ERC y a Junts que pretendan "instrumentalizar" a los Mossos para congraciarse con la CUP.

"La CUP es crítica con las fuerzas de seguridad y apoya la violencia. Y Junts y ERC tratan con guante blanco a la CUP y dejan a las personas normales a su suerte ante los violentos", ha opinado el líder de Cs en el Parlament, Carlos Carrizosa.

Más allá del debate sobre el modelo policial, este lunes ERC ha cerrado con En Comú Podem su primera ronda de contactos para lograr una investidura a la que el socialista Salvador Illa no renuncia.

En esa cita, republicanos y comunes han coincidido en que el próximo ejecutivo catalán deberá reforzar las "políticas de izquierdas", aunque no coinciden en qué socios buscar para hacerlo: ERC quiere un Govern en el que también estén la CUP y Junts, y los comunes piden sacar a los de Carles Puigdemont de la ecuación.

La fórmula preferida para el grupo que pilota Jéssica Albiach es la de un tripartito con ERC y PSC, una fórmula altamente improbable por los vetos mutuos de republicanos y socialistas.

Tampoco apunta al éxito la investidura que explora Salvador Illa para articular un gobierno "progresista" con los comunes, dado que los independentistas suman mayoría absoluta y se comprometieron por escrito a no pactar con el PSC.