Los profesionales de los centros de salud de Madrid han afrontado la primera semana de la fase 1 con "fatiga" y "preocupación" por tener que asumir la detección precoz de nuevos casos de coronavirus, al tiempo que reanudan la atención a pacientes crónicos y no COVID "sin refuerzo" de personal.

"Hemos pasado de olvidados, de ser el patito feo y no contar para nada, a ser prácticamente imprescindibles. Nos han achacado un papel casi de salvadores del mundo pese a tener el mayor déficit de médicos de todas las comunidades autónomas", explica a Efe el doctor Alfonso López, de un centro de salud del distrito madrileño de Ciudad Lineal.

El profesional dice que para solicitar el cambio de fase la Comunidad de Madrid aseguró al Ministerio de Sanidad que la Atención Primaria iba "a trabajar como nunca, haciendo miles de test a la población" y que además mandarían "muchísimos refuerzos". "Si alguien ha visto alguno, que lo diga", ironiza sobre las 836 contrataciones anunciadas, entre renovaciones, sustituciones por incapacidad temporal y nuevos contratos de residentes.

"Estamos fatigados y preocupados porque nos hacen responsables de trabajar a destajo; porque tenemos que cambiar la forma de trabajar y la población tiene que entender que no podemos funcionar como antes, y además estamos muy preocupados por la irresponsabilidad de la gente. Vamos pasando de fase y la gente cree que ya no hay peligro", añade.

Carmen, enfermera de un centro de salud de distrito de Centro, explica que "un 75 % de las consultas son telefónicas", intentan atender al paciente y, si no es posible, valoran la posibilidad de que acuda al centro.

Ahora tiene que haber dos circuitos en los ambulatorios: uno para pacientes con COVID-19 o sospecha de tenerlo y otro para el resto. "En el puesto de triaje decidimos hacia dónde va el paciente. Nuestra sala de respiratorio está en la planta baja, pero el acceso es único y por ese pasillo entramos todos", agrega.

Marisa, enfermera en un ambulatorio de Vallecas, apunta que "como las líneas están saturadas" los pacientes se presentan allí, por lo que "hay mayor afluencia y la gente empieza a formar colas".

En su caso, aún no tienen espacios separados para COVID y no COVID: "Eso genera cierta ansiedad. Tenemos el mismo miedo que cualquier persona y estamos agotados", asegura.

Según la doctora Pilar, de un ambulatorio del distrito de Centro, están retomando las patologías crónicas "pero las agendas aún no están preparadas". Las líneas telefónicas "se colapsan y la gente se presenta, pasa por el triaje y reclama volver a sus revisiones y analíticas".

El doctor López dice que incluso ha habido "algún altercado" ya que "la gente se enfada porque cree que no les queremos atender, pero la consulta a la carta tiene que acabar".

Mamen, enfermera en un centro del distrito de Carabanchel, echa de menos "un procedimiento común para atender a pacientes no COVID", cuyas citas se habían suspendido durante el pico de la pandemia, aunque de momento explica que solo están atendiendo "a los crónicos inestables".

"Del refuerzo (de personal) que tanto dicen, no nos ha venido nadie. Hay compañeros de baja que, al reincorporarse, piden adaptación de jornada. Si tienen alguna vulnerabilidad, no pueden estar en triaje, analíticas o ir a domicilio. Es una sobrecarga para los demás", lamenta.

Sobre las pruebas PCR a los nuevos contagios, la doctora Pilar explica que tienen "un número limitado porque los laboratorios, si no, no dan abasto". "Al personal sanitario, primero nos mandaron unos test rápidos pero de menos sensibilidad. Ahora vamos a hacer un estudio voluntario de seroprevalencia en sangre, con pruebas ELISA. Llegan un poco tarde, tendrían que habernos testado antes, creo que hemos sido vectores", agrega.

Respecto al material protector, todos los profesionales consultados coinciden en que "ya no falta pero tampoco abunda"; hay suficientes mascarillas quirúrgicas, geles y guantes, mientras que las FFP2, las batas plastificadas y los equipos de protección individual (EPI) son "los justos".

No hay mamparas, añaden, y tampoco ha aumentado el personal de limpieza. Los centros se limpian "casi como antes", salvo las consultas de respiratorio que se limpian dos veces diarias con lejía. "El virus continúa, sigue invisible y le da igual la fase en que estamos. Está ahí dispuesto a infectarnos y a matarnos", advierte el doctor López a la población.