Iñaki Urdangarin cumple este martes un año en prisión. El que fuera Duque de Palma, condenado por el caso Nóos, entró el 18 de junio de 2018 en la prisión de Brieva para cumplir una sentencia de 5 años y 10 meses de cárcel por delito de corrupción.

El marido de la Infanta Cristina tuvo la opción de elegir cárcel ya que se encontraba en libertad provisional en espera del fallo del Tribunal Supremo, al que recurrió la sentencia en primera instancia de la Audiencia de Palma.

Finalmente Urdangarin se decantó por la cárcel de Brieva, una pequeña prisión situada a siete kilómetros de Ávila destinada fundamentalmente a mujeres. Este centro, construido en 1989, tiene 43.540 metros cuadrados y cuenta con 162 celdas y 18 complementarias repartidas. En una de esas celdas también cumplió condena el exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán.

365 días después, la figura de Urdangarin sigue rodeada de polémica. Y es que la falta de datos e imágenes sobre el exduque de Palma en la cárcel hace que muchos se pregunten si realmente se encuentra dentro de ella.

Porque a día de hoy, y pese a que muchos periodistas se agolpan a las puertas de la cárcel de Brieva, no ha trascendido ninguna imagen de Urdangarin entrando en la misma, haciendo deporte, en el patio o de alguna visita de la Infanta.

Pero pese a los pocos detalles que se han divulgado este año, Urdangarin sí está interno en la prisión. El yerno del Rey Juan Carlos I, el único hombre reo en Brieva, dedicando sus días a la lectura y el deporte.

Brieva, la cárcel donde Luis Roldán cumplió su condena

Brieva, la cárcel donde Luis Roldán cumplió su condena

Así es la cárcel de Brieva en la que se encuentra Urdangarin. Agencia ATLAS | J. Oliva

Según han declarado a la Agencia EFE fuentes penitenciarias, Iñaki Urdangarin es un preso "muy tranquilo" y lleva una vida muy solitaria ya que, al ser el único hombre en un módulo vacío, charla únicamente con los funcionarios y con las visitas que recibe.

Un vis a vis al mes y una 10 llamadas a la semana

Porque como cualquier otro preso, el exduque de Palma tiene derecho a dos visitas en el locutorio a la semana de 20 minutos cada una, aunque puede juntarlas en una de 40 minutos. En estas comunicaciones extraordinarias en el locutorio pueden visitarle hasta cuatro personas a la vez.

Urdangarin también tiene derecho a un vis a vis al mes de entre una y tres horas de duración. Otro tipo de visitas que el interno puede mantener en la cárcel es un encuentro familiar sin mamparas cada treinta días y de hasta tres hora.

El exduque de Palma dispone además de una tarjeta de teléfono con la que puede llamar a un total de 10 números a la semana, previamente autorizados, por un máximo de cinco minutos cada llamada.

Como cualquier otro preso, Urdangarin dispone de una tarjeta telefónica con la que puede llamar a 10 números previamente autorizados durante la semana, por un tiempo de cinco minutos la llamada.

De los pocos detalles que han trascendido sobre su vida en prisión, se sabe que pasa sus días haciendo deporte. De hecho, tres meses después de entrar en Brieva Urdangarin pidió una bicicleta estática acorde a su envergadura, ya que el gimnasio de la prisión no disponía de ningún aparato apropiado para sus casi dos metros de altura.

Prisiones denegó su petición, pero el exbalonmanista acudió al juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 1 de Valladolid, que le autorizó a tener una bicicleta en su propia celda.

En busca del tercer grado

Clasificado en segundo grado, el régimen ordinario en el que se encuentran la mayoría de presos, Iñaki Urdangarin tendrá que esperar hasta diciembre para poder solicitar algún permiso de salida. Para entonces el marido de la Infanta Cristina habrá cumplido una cuarta parte de su condena.

Al igual que cualquier otro interno el yerno de Juan Carlos I podría acceder al tercer grado en alguna de las revisiones de su clasificación que la Junta de Tratamiento realiza cada seis meses.

La próxima revisión será en agosto, pero todo parece indicar que Urdangarin seguirá en la misma situación. Y es que por norma general no se propone el tercer grado hasta que el reo ha comenzado ya a disfrutar de algún permiso de salida.