El técnico de mantenimiento de aeronaves Felipe García ha asegurado que tras el accidente del avión de Spanair en Madrid, en el que fallecieron 154 personas, fue condenado por la opinión pública, "insultado, vilipendiado y perseguido" y que en su actuación no hubo ninguna negligencia profesional ni error.

Durante su intervención en la comisión parlamentaria de investigación del accidente, que se produjo el 20 de agosto de 2008 poco después de despegar la aeronave, ha denunciado una campaña "feroz" en su contra con la que llegó incluso a tener miedo y que "transformó su día a día" en una situación de "alarma permanente".

En este sentido, ha asegurado que se intentó ir a por el más débil y con el que menos recursos contaba, que era el trabajador de mantenimiento.

"Se puso el foco sobre mí y se pretendió de cualquier forma intentar responsabilizarme", ha insistido García, que ha recordado que finalmente un tribunal dictó su libre absolución al entender que la actuación de mantenimiento no fue la causa del accidente ni contribuyó al mismo.

Asimismo, ha defendido que en su actuación "no hubo el más mínimo atisbo de negligencia profesional ni error" y ha subrayado que actuó de acuerdo a como se le había formado y con las exigencias que en ese momento tenía la industria aeronáutica.

"No hubo improvisación y las decisiones que se tomaron fueron conocidas y consensuadas por mi jefe de turno y por el comandante fallecido, como se pudo comprobar en el Boeing Recorder", ha apuntado.

Además, ha indicado que tras no recibir ningún requerimiento adicional por parte de la tripulación del vuelo y "no existir ninguna referencia a otras averías en la documentación", continuó realizando otras funciones y no fue el encargado de dar salida a la aeronave.

"Considero que fue una actuación habitual de mantenimiento. El tratamiento que se dio estaba de acuerdo con la práctica habitual", ha agregado, al tiempo que ha recalcado que el avión "era despachable" y la acción de mantenimiento "fue inocua a efectos de la aeronavegabilidad del avión".

Durante su exposición, ha recalcado que en el momento del accidente acumulaba una experiencia de veinte años como técnico de mantenimiento de aeronaves "sin que hubiese tenido el más mínimo incidente" en su carrera profesional.

Asimismo, ha indicado que se quedó en shock tras el accidente y que un avión puede tener mil averías, y no tiene nada que ver una con otra.