Javier Salinas ya no es obispo de Mallorca. El Vaticano lo ha destituido formalmente mediante la publicación de su cese en el Boletín de la Santa Sede: "La Nunciatura Apostólica en España comunica a la Conferencia Episcopal Española (CEE) que a las 12 h de hoy, jueves 8 de septiembre, la Santa Sede ha hecho público que el papa Francisco ha aceptado la renuncia presentada por monseñor Javier Salinas Viñals al gobierno pastoral de la Diócesis de Mallorca y le ha nombrado obispo auxiliar de Valencia, asignándole la sede titular de Monterano, Forum Clodii".

Como es habitual en la diplomacia vaticana, la destitución se viste como una "renuncia", sin la menor alusión a los motivos reales por los que en este caso Salinas ha sido desposeído de la cátedra de Mallorca. En el mismo acto, el pontífice nombra a Salinas obispo auxiliar de Valencia, el tercero que pasa a tener el cardenal-arzobispo Antonio Cañizares.

Paralelamente, el Obispado de Mallorca ha emitido una nota en la que también informa del relevo. Siguiendo el procedimiento marcado en estos casos, el colegio de consultores -órgano que asume el gobierno interno de la diócesis mientras la sede está vacante- asume temporalmente la gestión hasta que se produzca la llegada de Sebastià Taltavull, el administrador apostólico designado por la Santa Sede para tutelar la transición tal y como adelantó Diario de Mallorca el pasado miércoles.

Con la confirmación oficial de la destitución, Roma censura a monseñor Salinas por el daño generado a la imagen de la Iglesia en general y la mallorquina en particular, por la imprudencia mostrada en la relación con su secretaria, Sonia Valenzuela, y su virulento enfrentamiento con el marido de ésta, Mariano de España, que le acusa de romper su matrimonio católico.

El menorquín Taltavull, obispo auxiliar de Barcelona, liderará provisionalmente la Iglesia de Mallorca tras fulminar el Vaticano a Salinas. Taltavull dirigirá la diócesis mallorquina hasta que el Papa nombre al sustituto definitivo del obispo defenestrado. Él mismo tiene muchas opciones de ser el elegido, aunque primero deberá transcurrir un tiempo prudencial para que el menorquín analice la situación eclesiástica local, y transmita los correspondientes informes a la Santa Sede.