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Diario de Ibiza
Ver galería >Valientes, fuertes y sin asco a la sangre. Así eran, en la cabeza de los alumnos del colegio Torres de Balàfia, los propietarios de cascos y uniformes ignífugos, esquís profesionales, anemómetros, brújulas y mascarillas de quirófano. Les habían puesto hasta nombre. Pedro. O Juan. Sus profesoras, al escucharles, sonreían pensando en la sorpresa que se llevarían al descubrir quiénes usan esos elementos en su día a día.
Sergio G. Cañizares
Valientes, fuertes y sin asco a la sangre. Así eran, en la cabeza de los alumnos del colegio Torres de Balàfia, los propietarios de cascos y uniformes ignífugos, esquís profesionales, anemómetros, brújulas y mascarillas de quirófano. Les habían puesto hasta nombre. Pedro. O Juan. Sus profesoras, al escucharles, sonreían pensando en la sorpresa que se llevarían al descubrir quiénes usan esos elementos en su día a día.
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