Yamaha siempre ha contado con modelos de referencia dentro de la categoría de las motos hiperdeportivas. Motos como la Yamaha YZF-R1 han servido de inspiración para otras propuestas de menos cilindrada, como la R3 con motor de dos cilindros y la R125 de un cilindro.

Ahora le toca el turno a la R7, una moto que rinde tributo a la YZF-R7, de la que solo se fabricaron 500 unidades en 1999 para poder ser homologada y correr el Mundial de Superbike.

No obstante, la R7 salta a una nueva dimensión impulsada por el famoso motor bicilíndrico CP2 de Yamaha que da vida a otros modelos de la firma japonesa como la MT-07, Tracer 7 y Ténéré 700.

Qué duda cabe que la gran razón de ser de esta R7 es este propulsor conocido por su solidez y por una entrega de par lineal así como por su fiabilidad y bajos costes de funcionamiento. Además estará disponible también en una versión limitada a 35 kW para el carnet A2. Pero la Yamaha R7, como todas las motos, tiene que entrar por la vista. Y lo consigue.

La nueva deportiva de la firma japonesa se inspira en el resto de la gama ‘R’ con una estética atrevida muy al uso en el segmento de las motos Supersport con la toma de aire delantera en forma de M ‘marca de la casa’. El frontal bifocal y una trasera minimalista ensalzan su imagen deportiva.

La nueva R7 ofrece una posición de conducción deportiva, con las manos apoyadas sobre unos semimanillares y los pies algo elevados. Delante un cuadro completo de LCD ofrece todo tipo de información al usuario.

En la parte ciclo destacan las pinzas de freno delanteras de Brembo de anclaje radial, una solución que promete una buena frenada. La suspensión, por su parte, se confía a una horquilla delantera Kayaba regulable y un amortiguador trasero ajustable. La nueva R7 estará disponible en los concesionarios a partir de octubre en color azul y negro.