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Entrevista

"No habrá solución para el Líbano si no hay un cambio radical a nivel político y económico"

Firas Hamdan, abogado de profesión y uno de los dirigentes de la Revuelta del 17 de octubre de 2019, cambió las pancartas por las propuestas tras ser herido de gravedad, y en mayo de 2022 fue elegido parlamentario como parte de la lista Fuerzas del cambio

Firas Hamdan, en Barcelona el pasado 14 de marzo. ÀNGEL GARCÍA

El Líbano vive inmerso en una crisis multisectorial desde hace años. A nivel político, existe un vacío causado por la ausencia de presidente electo y el mandato de un Gobierno en funciones. ¿Cómo afecta al país la falta de poder efectivo?

Vivimos en un vacío de poder. El Gobierno está en funciones, no hay un presidente electo y en esta situación no hay organismos ni instituciones estables. Esto acelera el hundimiento y la crisis en la que vive sumida el país e impide cualquier intento de reforma política y económica. Y quien paga el precio es el pueblo.

¿Cree que se elegirá un presidente pronto?

Lo intentamos a diario. Hay diputados que están incluso durmiendo en el Parlamento para que esto ocurra, pero actualmente Fuerzas del Cambio representa menos del 10% de los escaños. El resto del hemiciclo, formado por grupos políticos tradicionales, son los responsables de la parálisis en la que nos encontramos. Nuestra iniciativa pretende fomentar y acelerar la elección del nuevo presidente y, en consecuencia, acelerar las reformas.

La situación económica es crítica desde el colapso del país en 2021. ¿Va a seguir empeorando?

No habrá soluciones si no hay un cambio radical a nivel político y económico. Y eso no ocurrirá si no se juzga a los responsables que nos han llevado hasta aquí. Las responsabilidades las deben asumir desde los bancos al poder político que lleva más de 30 años al mando. Hay que eliminar el secreto bancario y defender la independencia judicial así como a los pequeños ahorradores y las cajas de mutualidad que se ocupan de las prestaciones sociales y sanitarias de los trabajadores. Hay que acabar con la aristocracia de los bancos.

La escasez energética en el país hace que miles de personas vivan en un estado totalmente precario. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?

La gente vive prácticamente sin luz, agua ni internet. Los libaneses están privados de los derechos más elementales. Aquí en Barcelona la energía, el agua o la luz son derechos fundamentales, en el Líbano no. El sector de la energía, la luz por ejemplo, la han gestionado durante 30 años distintas fuerzas políticas con un coste para las arcas del Estado de 40.000 millones de dólares y a día de hoy seguimos sin luz. Esto es consecuencia de la corrupción y la mala administración.

¿Qué medidas propone para que la gente pueda vivir en condiciones?

Hace falta un organismo de planificación independiente y acabar con la corrupción y el derroche en el Ministerio de Energía. Actualmente, toda la política de Energía depende del Ministerio de Energía y la compañía de la luz y hay mucha corrupción en ambas instituciones. Por otro lado, además de incentivar las energías renovables, hay que regularizar la recaudación de las facturas de luz, porque hay mucha gente en el Líbano que no tiene contrato y no paga la luz. Solo así se podrá regularizar y mejorar el mantenimiento del cable y la infraestructura.

¿Está la sociedad libanesa al límite de la tolerancia? ¿Cree que podría darse una nueva revolución como la de 2019?

El pueblo libanés es un pueblo vivo que no acepta la desesperación ni la rendición. A pesar de todas las políticas de represión que ha sufrido a lo largo de los años ha manifestado su voluntad a través de una nueva opción alternativa como somos las nuevas fuerzas que entramos al Parlamento. Un pueblo así, que manifiesta su voluntad con libertad, seguramente alzará la voz en una nueva revuelta popular y nosotros estaremos apoyando a la gente.

Usted formó parte de esa revolución y ahora continúa la lucha desde dentro del hemiciclo. ¿Cómo tomó la decisión?

No fue una decisión personal, pero cuatro meses antes de las elecciones sentí la obligación de llevar el activismo a la batalla electoral. El proceso de lucha contra lo establecido funciona por acumulación de acciones frente al actual poder político.

¿Se ha topado con obstáculos?

Ha sido complicado de principio a fin. Hasta en el mismo momento que se anunciaron los resultados electorales y se informó de la entrada en el hemiciclo de Fuerzas del Cambio, las fuerzas políticas tradicionales presentaron un recurso en el Tribunal Constitucional. Era la primera vez en la historia de la república libanesa que una lista de la oposición al 'establishment' provocaba que se unieran todos los demás para derrocarlos. Pero esa moción ha fracasado a pesar de las fuertes presiones políticas sobre el TC.

¿Es posible hacer una oposición fuerte en Líbano?

Hay amenazas y dificultades, pero la lucha por el cambio desde dentro evita que haya una revuelta violenta. Intentamos que a través de la oposición y la confrontación democrática se pueda conseguir el cambio. Es la primera vez en la historia parlamentaria del país que un grupo político que aspira a un cambio democrático ha conseguido representación en el hemiciclo.

¿Cree que su logro puede alentar a otros a seguir su camino?

El pueblo libanés ha encontrado su confianza en las opciones que le parecen democráticas contra las fuerzas confesionales tradicionales. Antes, más del 50% del pueblo se abstenía de votar, ahora, la gente que no se ve representada en los grupos políticos tradicionales ya participa con la esperanza de poder empezar a ver un cambio real.

¿Ve factible un cambio de rumbo del país?

El agujero que hicimos en la pared con la revuelta del 17 de octubre de 2019 fue solo el inicio. El cambio necesita acumulación, confianza, logros y transparencia así como la confianza de la gente. Nosotros aspiramos a crear el cambio efectivo y profundo, pero no será algo rápido con un poder que lleva más de 30 años afianzado.

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