Derechos de la mujer

Sadaf Rahimi, exboxeadora afgana: "Todas mis amigas han tenido que dejar el boxeo y sus vidas se limitan a estar en casa"

Su pasión por el deporte la llevo a vivir un calvario de amenazas que acabaron por provocar su exilio

La exboxeadora afgana Sadaf Rahimi.

La exboxeadora afgana Sadaf Rahimi. / EPC

Begoña González

Sadaf Rahimi fue la mejor boxeadora de Afganistán. Su pasión por el deporte la llevo a vivir un calvario de amenazas que acabaron por provocar su exilio. Ahora vive en Vallecas, ha dejado el boxeo y estudia un grado superior de informática, pero no ha dejado de luchar por sus conciudadanas.

¿Tuvo que dejar Afganistán simplemente por boxear?

Sí, tristemente. Salí de Afganistán en 2016. La vida allí para mí se convirtió en algo imposible. Mi familia y yo habíamos estado recibiendo amenazas de muerte por el simple hecho de que tanto yo como mi hermana boxeábamos siendo mujeres. Todo sucedió durante un viaje que hicimos mi hermana Shabnam y yo a España para presentar el documental que habíamos hecho contando nuestra historia ‘Boxing for Freedom’. Y fue nuestro padre quién nos dijo que no volviéramos. Que estaríamos más seguras aquí. Decidimos solicitar asilo y nos quedamos para salvar nuestra vida. Salirse de lo considerado normal en Afgniastán es arriesgado.

¿Cómo llegó al boxeo?

Siempre me gustó el deporte, mis primos practicaban boxeo y pensé: “Si ellos pueden ¿por qué no voy a poder yo?”. Vivíamos en Irán entonces, teníamos una vida normal, mi padre era taxista y mi hermana y yo empezamos a boxear. Al volver a Afganistán, decidí apuntarme al equipo femenino de boxeo. Y allí empezó todo. 

¿Cómo era al principio?

Desde el primer día mi círculo me avisó de que ese no era deporte para una mujer. Mi tío, mi familia, mis amigos… Nunca les ha gustado que hiciera un deporte tradicionalmente asociado al género masculino. En el país, la cultura es todavía muy severa y lo era ya cuando empecé, no solo con los talibanes.Boxeaba con pantalones cortos y camisetas y eso me causó en su día también muchas críticas. 

¿Cómo fue el inicio de su carrera? 

Yo iba entrenando y cada vez contaba más con el apoyo de mi familia. Si hubiera escuchado todo lo que me decían no hubiera llegado donde estoy hoy, y me alegro de haber seguido boxeando. Siempre intenté mejorar y seguir aprendiendo, fui incluso tratando de convencer a mis amigas para que lo probaran, pero cada vez era más complicado, el clima más cerrado y era más difícil seguir.

¿Fue entonces cuando decidió marcharse?

Abrí los ojos cuando me invitaron a participar en los Juegos Olímpicos en Londres, en el año 2012, y a causa de una denuncia anónima de que pretendía fugarme del país, no me permitieron participar. Desde entonces todo iba a peor. Sobre 2015 me habían echado del equipo femenino de boxeo y mis padres recibían amenazas. Ahí fue cuando en mi mente dije: ‘No puedo vivir más tiempo aquí’. 

¿La amenazaron?

Sí, muchas veces. A mí y a mi familia. Yo era demasiado pequeña así que llamaban por teléfono a mi padre y a mi madre y les decían que vendrían a por nosotras. Mi padre tuvo incluso que cambiar de trabajo. Nunca se ha llegado a aceptar que las mujeres peleáramos.

¿Cómo vivió la llegada de los talibanes desde España?

Muy preocupada. Toda mi familia seguía ahí. Ya en los 90 escaparon de los talibanes y fueron a Irán y ahora se volvía a repetir. Vivían en la pobreza y yo intenté todo lo que estaba en mi mano para sacarles. No había manera. También me preocupaban mucho mis amigas boxeadoras, estaban en peligro. Pero no había nada que yo pudiera hacer. Fue un retroceso de 50 años en un abrir y cerrar de ojos. Nunca creí sus promesas de moderación. La gente vive en la pobreza, las escuelas siguen cerradas, las mujeres siguen encarceladas en sus casas y ninguna puede hacer nada para evitarlo.

¿Sigue en contacto con la gente que sigue en Afganistán?

Sí, con la familia de mi marido y mis amigas. Hace poco conseguimos sacar a mis padres de allí, pero para el resto sigue siendo muy difícil. Cada día que pasa la situación se complica, sobre todo para ellas. 

¿Cómo es su vida allí?

Muy dura. Todas han tenido que dejar el boxeo y sus vidas se limitan a estar en casa. Hacer deporte está prohibido. Viven encerradas. Y lo peor de todo es que no parece que vayan a poder salir del país porque no tienen pasaporte y es imposible tramitarlo. A la que el Gobierno sospecha que alguien quiere huir le persigue. Mi familia consiguió salir con el apoyo del Ministerio español y salieron con los aviones militares. 

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