Mercado de la energía

Cómo llega al Kremlin y sus oligarcas el dinero del gas ruso exportado a España

Los importadores españoles se han gastado casi 3.500 millones de euros en las compras de GNL ruso desde el inicio de la invasión de Ucrania, según las estimaciones de CREA

La planta de gas natural licuado de Yamal, en Sabetta, en la costa ártica.

La planta de gas natural licuado de Yamal, en Sabetta, en la costa ártica. / EFE

Ricardo Mir de Francia

A finales de 2017, tres años después de haberse anexionado Crimea y hecho suya la batalla de los separatistas del DonbásVladímir Putin viajó hasta el puerto siberiano de Sabetta para despedir al primer buque metanero de la recién estrenada terminal de Yamal LNG, una de las mayores plantas de producción y licuefacción de gas del mundo. "Es un gran día para nosotros", dijo exultante el presidente ruso. No era para menos. Tras muchas dudas sobre su viabilidad, el proyecto había vencido las inhóspitas condiciones del Ártico y las sanciones impuestas por Estados Unidos. Tanto los plazos como el presupuesto previsto se habían cumplido. El sueño de Putin para competir también con los grandes exportadores mundiales de gas natural licuado (GNL) estaba un poco más cerca.

Los orígenes de Yamal son importantes porque de allí procede más del 90% del gas licuado que la Unión Europea sigue importando desde Rusia, así como la totalidad del que llega a España. Un comercio sin sanciones de Bruselas y, por lo tanto, totalmente legal. Naturgy tiene un contrato vigente con Yamal hasta 2041, mientras que las filiales españolas de Met, Dxt y Enet, los 'traders' suizos que también han importado gas ruso a la Península desde el inicio de la invasión de Ucrania, lo adquirieron al contado en los mercados 'spot' o a través de terceras compañías, según se deriva de los datos de la consultora Kpler obtenidos por EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica. Parte de ese dinero ha acabado de forma indirecta en las arcas del Kremlin y ha servido para nutrir los bolsillos de los oligarcas al frente de Novatek, la compañía rusa que controla la mayoría del accionariado de Yamal, con el 50,1%. 

Novatek es la pieza clave de esta historia, el segundo productor de gas de Rusia, solo superado por la estatal Gazprom. Pero a diferencia de esta última o de la petrolera Rosneft, es una compañía privada y técnicamente independiente del Kremlin, una condición que durante mucho tiempo elevó su atractivo entre las compañías extranjeras. También ayudó que sea la empresa privada con las terceras mayores reservas de gas del mundo.

Distanciamiento de Novatek

Pero la guerra de Putin y el activismo ucraniano están cambiando esa percepción. El pasado mes de diciembre, la energética francesa Total Energy, que controla el 19,4% de las acciones de Novatek y el 20% de su proyecto en Yamal, anunció varias medidas para salir progresivamente de Rusia. No solo retiró a sus miembros del consejo de Novatek sino que pasó a contabilizar como pérdidas todos sus activos en el país de Putin, según publicó 'Le Monde'. De momento, no venderá sus participaciones porque Bruselas ha sancionado al segundo mayor accionista de Novatek, Gennady Timchenko. El primero, Leonid Míjelson, también CEO de la compañía, ha sido sancionado por el Reino Unido y Canadá. 

Situados entre las 10 mayores fortunas de Rusia, ambos están considerados estrechos aliados de Putin, quien ayudó a que el proyecto estratégico de Yamal pudiera salir adelante. El Kremlin aportó parte de la financiación en forma de subvenciones, aunque acabó siendo China el actor decisivo, al aportar a través de sus bancos estatales casi la mitad de los 27.000 millones de dólares que costó el proyecto. En el consorcio de Yamal participan también la Corporación Nacional de Petróleo de China, con el 20% del capital, y el fondo soberano chino Silk Road Fund, con el 9,9%. 

No acabó ahí la ayuda de Moscú, que concedió a Yamal --el productor de todo el gas ruso importado a España-- generosas exenciones fiscales de las que no disfrutan otros productores de hidrocarburos, lo que ha creado tensiones entre los jerarcas de la industria. "Los estrechos vínculos sociales y empresariales entre los dueños de Novatek y el Kremlin son el principal motivo que explica su posición privilegiada en el sector energético ruso", escribió en 2018 el Center for Eastern Studies, con sede en Varsovia.  

Los impuestos de Yamal LNG

Durante los primeros 12 años desde la puesta en marcha de sus operaciones, Yamal no pagará impuestos de exportación ni de extracción mineral. Y por sus ingresos se le aplica un "tramo preferencial" del 13,5%. Lo que no quita que no esté contribuyendo al Tesoro ruso, del que salen los fondos para financiar la guerra en Ucrania. El año pasado Yamal pagó un 20% por sus beneficios, que ascendieron a 7.733 millones de euros al cambio actual. Una cantidad a la que tuvo que añadir 456 millones adicionales después de que el Kremlin modificara los criterios sobre el tipo de cambio, según publicó en abril el diario económico 'Kommersant'.

Y este año la carga impositiva a los beneficios derivados de la exportación de GNL aumentará hasta el 34%, una medida con la que el Kremlin pretende compensar el aumento del déficit fiscal provocado por el gasto bélico y la caída de los ingresos por la exportación de hidrocarburos. "Las importaciones españolas están generando ingresos para el Estado ruso a través de los impuestos que pagan Yamal y Novatek, aunque es menos de lo que recibe por el gas exportado por tubo", afirma Anne-Sophie Corbeau desde el Center on Global Energy Policy. Desde que comenzó la invasión, los importadores españoles se han gastado casi 3.500 millones de euros en la compra de gas ruso, según las estimaciones del Center for Research on Energy and Clean Air (CREA).

Ingresos que también están alimentando las cuentas multimillonarias de los grandes accionistas de Novatek. "Todo ese dinero hace menos probable que los oligarcas al frente de la compañía acaben hablando o posicionándose contra Putin", opina Anna Mikulska, analista del Baker Institute, con sede en Houston. 

El contrato de Repsol

De las compañías españolas no solo Naturgy tiene un contrato a largo plazo con la gasística de Timchenko y Míjelson. Tres años antes del inicio de la guerra, Repsol firmó un contrato a 15 años con Novatek para importar gas licuado desde Artic LNG 2 --una planta todavía en construcción-- y otros proyectos de la compañía. Así lo publicó Novatek y lo reprodujeron numerosos medios españoles. Pero en respuesta a las preguntas de EL PERIÓDICO, la energética española sostiene que ni tiene contratos ligados a activos rusos ni está importando GNL ruso en la modalidad 'spot' de compra inmediata, una información que coincide con la investigación de este diario. 

"En cuanto al contrato con Novatek, firmado antes de la invasión, el gas no procede de Artic y tampoco ha llegado de ningún otro activo ruso. De hecho, en el último año los cargamentos del contrato con Novatek proceden de EEUU", asegura la portavoz de Repsol, María del Carmen Sáez.

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