Aniversario en Polonia

El presidente de Alemania pide en Varsovia perdón por los crímenes nazis y condena la invasión rusa de Ucrania

"Los crímenes cometidos aquí por los alemanes me hunden en una profunda vergüenza", afirmó Steinmeier en el 80º aniversario del levantamiento del gueto de la capital de Polonia

De izquierda a derecha, los presidentes de Israel, Isaac Herzog, Polonia, Andrzej Duda, y Alemania, Frank-Walter Steinmeier, en la ceremonia del 80º aniversario del levantamiento del gueto de Varsovia.

De izquierda a derecha, los presidentes de Israel, Isaac Herzog, Polonia, Andrzej Duda, y Alemania, Frank-Walter Steinmeier, en la ceremonia del 80º aniversario del levantamiento del gueto de Varsovia. / EFE

Marina Ferrer

Un presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, con una estrella de David en la solapa, como las que los nazis obligaron a llevar a los judíos, y pidiendo perdón desde Polonia por los crímenes del Tercer Reich: la imagen, en el 80º aniversario del levantamiento del gueto de Varsovia, no tenía la carga emocional de la que desplegó Willy Brandt, en diciembre de 1970, arrodillado ante el monumento a los héroes de la revuelta judía. El gesto del entonces canciller alemán fue espontáneosilencioso y probablemente la mejor expresión del arrepentimiento y la vergüenza alemana por el horror del nazismo.

Steinmeier plasmó en un discurso el mismo sentimiento que Brandt, socialdemócrata como él. Aseveró que la responsabilidad alemana por los crímenes del nazismo persistirá aún por varias generaciones venideras.

“Los crímenes cometidos aquí por los alemanes me hunden en una profunda vergüenza”, afirmó, en una ceremonia marcada por el sonar de las sirenas con que en Varsovia se recuerda todos los años a las 12.00 del mediodía la revuelta del 19 de abril de 1943. Esa mañana, los confinados se levantaron a la desesperada contra su deportación. De los 450.000 judíos que habían vivido hacinados en los tres kilómetros cuadrados del gueto quedaban apenas 50.000 en verano de 1942, con el inicio de las deportaciones masivas al campo de exterminio de Treblinka. El levantamiento fue brutalmente sofocado y quienes seguían en sus casas murieron abrasados, con el gueto en llamas.

“Estoy ante ustedes para pedirles perdón por los crímenes cometidos por los alemanes”, resumió Steinmeier. El mensaje del presidente no difiere mucho de otros discursos pronunciados tras la histórica genuflexión de Brandt por otros líderes alemanes, sea en Polonia o en Israel. Le acompañaban en los actos del 80º aniversario el presidente polaco, Andrzej Duda, y el israelí, Isaac Herzog. Steinmeier elogió no solo el “valor inimaginable” de los judíos del gueto que, sin apenas armas y depauperados, plantaron cara a los soldados nazis. También condenó la actual “guerra de agresión” que sacude Europa, en la vecina Ucrania, y proclamó la determinación alemana a apoyar, como lo hace Polonia, a Kiev.

Al margen de las expresiones de unidad frente a Rusia o de reconciliación sobre las heridas del pasado, la presencia en Varsovia de los presidentes alemán, israelí y polaco se producía en un momento de tensiones a múltiples bandas, no solo históricas. Polonia reprocha cada vez que surge la ocasión a Berlín su lentitud en el apoyo militar a Kiev. Y sigue reclamando de Alemania reparaciones por los estragos de la ocupación nazi –que el ultranacionalista partido gubernamental Ley y Justicia (PiS) sitúa en 1,3 billones de euros--. Berlín considera que esa deuda quedó zanjada con la renuncia de la propia Polonia, en 1953, a ser indemnizada por la República Democrática Alemana (RDA). Varsovia argumenta que fue una decisión forzada desde Moscú sobre la entonces Polonia comunista.

Entre Israel y Polonia, por otro lado, sigue escociendo la herida provocada el año pasado por la ley aprobada por Varsovia que impedía la restitución de cualquier bien incautado por los nazis a sus herederos. Una medida que el entonces primer ministro, Yair Lapid, calificó de “antisemita e inmoral”.