Frenesí diplomático

China se ofrece para mediar en el conflicto palestino-israelí

El gigante asiático ya ha acercado a Arabia Saudí e Irán y trata de callar las armas en Ucrania

El ministro de Exteriores chino, Qin Gang, durante una rueda de prensa.

El ministro de Exteriores chino, Qin Gang, durante una rueda de prensa. / Reuters

Adrián Foncillas

Para vecinos que no se han hablado en años o se zurran sin mesura, ahí está China. Esta semana se ha postulado como mediadora en el conflicto palestino-israelí tras haber acercado el mes pasado a Arabia Saudí e Irán y mientras intenta callar las armas en Ucrania. No para la diplomacia china tras el paréntesis pandémico, tan atareada con la romería a Pekín de líderes internacionales como en solucionar los pleitos globales.

Del frenesí se encarga Qin Gang, nuevo ministro de Exteriores. Hoy ha dicho que China se ofrece para apadrinar las negociaciones tras haber telefoneado por separado a su homólogo palestino, Riyad al-Maliki, y al israelí, Eli Cohen. Al segundo le animó a mostrar "coraje político para recuperar las conversaciones de paz" y le comunicó que Pekín "está deseosa de facilitarlas", según el Ministerio de Exteriores chino. Al primero, continúa el comunicado, también se ofreció para desempeñar un "rol activo".

Los contactos llegan en un uno de los cíclicos picos de tensión por los arrestos y muertes de las últimas campañas militares de IsraelArabia Saudí, que busca recuperar su sintonía con esta, ha dicho que los choques en la mezquita Al Aqsa de Jerusalén entorpecen el camino a la paz.

Qing ha aclarado que China carece de "intereses propios" en el asunto y que espera que israelíes y palestinos puedan "coexistir de forma pacífica y mantener la paz y estabilidad regional". Ambos han agradecido el esfuerzo. Cohen ha añadido que "parece complicado" resolver el problema en "un plazo corto", que Israel estima la gran influencia de China y que espera que intervenga en el programa nuclear iraní. Maliki ha juzgado que el acuerdo entre Teherán y Riad presenta a China como "una potencia responsable".

El camino de Irán y Arabia Saudí

Aquel movimiento que cogió a todos por sorpresa marca el camino. Irán y Arabia Saudí aceptaron en Pekín recuperar sus lazos diplomáticos tras años dándose la espalda. China había evitado durante décadas involucrarse en Oriente Próximo, un avispero bajo la tradicional influencia de Washington y Moscú. Ambos dieron la espalda a Estados Unidos y recurrieron a China como garante del acuerdo por una razón elemental: es el mayor comprador de su petróleo y entendieron que la otra parte no querría desairarla. Los países que tienen a China como principal socio comercial son más del doble que los que tienen a Estados Unidos. La tendencia se acentúa con rapidez así que el comercio seguirá aceitando las intervenciones chinas.

El conflicto palestino-israelí es más simbólico, antiguo y complejo. También la recompensa para su reputación parece mayor si consigue arreglarlo porque sellará su eficacia pacificadora en zonas lejanas y tradicionalmente ajenas. Murió el histórico acuerdo de paz que aceitó Estados Unidos y las negociaciones siguen rotas casi una década después. La solución, señala Qing en la agencia oficial Xinhua, tendrá que involucrar a "dos estados". China, que mide al milímetro sus declaraciones sobre asuntos ajenos, se sumó al reciente coro global contra el ministro israelí de Finanzas, Bezalel Smotrich, quien afirmó que el pueblo palestino era "una invención".

En la guerra de Ucrania, donde apuntan los focos globales, también se ha involucrado China. Su propuesta de paz, de 12 puntos, prevé un alto el fuego inmediato sin condiciones previas. Ha merecido el interés de Moscú y Kiev, más del primero que del segundo, y el desprecio de Estados Unidos y Europa, más del primero que de la segunda. Occidente no ve más solución que el plan de Zelenski, que incluye la devolución a Ucrania de todos los territorios, Crimea incluida, y un tribunal internacional para juzgar los crímenes de guerra rusos.