Presión de Biden

El Gobierno de Israel cede a las protestas y suaviza la reforma judicial

Los casi tres meses de protestas nacionales sin precedentes y la presión de los aliados occidentales del Estado hebreo fuerzan al Ejecutivo de Netanyahu a posicionarse y enmendar algunos proyectos y a posponer la votación de otros

Benjamin Netanyahu.

Benjamin Netanyahu. / DPA

Andrea López-Tomàs

Las calles respiran en Israel. Pero aún no descansan. El primer ministro, Binyamín Netanyahu, ha anunciado que suavizará su polémico plan de reforma judicial que ha abocado a centenares de miles de personas a la protesta desde que su Gobierno de extrema derecha tomó posesión. No todos los proyectos de ley han sido enmendados y algunos solo están siendo pospuestos. Por ello, la ciudadanía, avivada por la oposición de centroizquierda, sigue sin estar satisfecha y mantiene su presencia en el espacio público para expresar su oposición al gesto de Netanyahu. 

"Estamos extendiendo una mano a cualquiera que se preocupe genuinamente por la unidad nacional y el deseo de llegar a un acuerdo", ha dicho la coalición formada por representantes de derecha, extrema derecha y ultraortodoxos en un comunicado este lunes. Yair Lapid, el líder de la oposición y ex primer ministro, lo ha tachado de un "modelo para una toma hostil del sistema de justicia" en declaraciones televisadas. Después de la undécima semana de movilizaciones, con la sorprendente asistencia de centenares de reservistas del normalmente apolítico Ejército israelí, el Gobierno se ha visto forzado a abordar una de las peores crisis internas de su historia. 

Parte de la presión ha llegado desde el otro lado del Atlántico. Tras hablar por teléfono con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, Netanyahu se ha comprometido a posponer la mayoría de los proyectos de ley. También ha modificado la legislación que pretende cambiar el sistema de selección de jueces de Israel. El primer ministro israelí insiste en que esta ley sea ratificada antes del receso de la Kneset, el Parlamento israelí, por la pascua judía, el próximo 2 de abril. En un panel de revisión de la Kneset celebrado el domingo, se acordó reducir la mayoría de las figuras de la coalición en el panel que revisa los nombramientos para el Tribunal Supremo.

Cambios en los proyectos de ley

Antes, la propuesta del Ejecutivo establecía que el panel incluyera a tres ministros del gabinete, dos legisladores de la coalición y dos figuras públicas elegidas por el Gobierno, lo que significa una mayoría de votos de 7-4. En su forma modificada, el proyecto de ley prevé que el panel esté compuesto por tres ministros del gabinete, tres legisladores de la coalición, tres jueces y dos legisladores de la oposición. Eso podría generar una mayoría menos segura de 6-5 para el Gobierno. También se ha estipulado que en una sesión de la Kneset no pueden ser designados por votación del panel regular más de dos jueces de la Corte Suprema

Pero no todas las polémicas leyes han sido enmendadas. La legislación sigue negando al más alto tribunal del país el derecho de anular cualquier enmienda a las Leyes Básicas de Israel que actúan como su constitución. Aunque Netanyahu cuenta con mayoría parlamentaria para aprobar esta reforma judicial antes de las vacaciones, los casi tres meses de protestas nacionales sin precedentes y los recelos expresados por los aliados occidentales se han convertido en obstáculos difíciles de ignorar. El domingo, Biden le dijo a su homólogo que apoyaría un compromiso sobre la reforma judicial y defendió la importancia de un buen sistema de pesos y contrapesos, así como la construcción de un acuerdo amplio, según la Casa Blanca. 

Rechazo de la sociedad civil

La coalición ha insistido en que la propuesta enmendada está diseñada para que "la mayor cantidad posible de personas en Israel sientan que la Corte Suprema les pertenece a ellos", en palabras de Simcha Rothman, presidente del Comité de Constitución, Ley y Justicia de la Kneset, donde se prepara la reforma judicial. También lo está para que "el pueblo elija a los jueces" pero al mismo tiempo "evitar que una fuerza política tome el control de la Corte [Suprema]", ha añadido este lunes. 

Aún así, los centenares de miles de personas que llevan semanas saliendo a las calles consideran este gesto insuficiente, ya que el Gobierno tiene intención de retomar la votación al terminar el descanso parlamentario el 30 de abril. Ha pedido a la oposición que utilice estas semanas para negociar, porque la Cámara legislativa no tiene capacidad para promulgar leyes. Pero las plazas no compran su discurso. El grupo activista Black Flags ha acusado a Netanyahu de intentar "adormecer la protesta con palabras bonitas" y ha anunciado que se intensificarán las manifestaciones.