El pronóstico de cosecha de cereales para el norte de África apunta a una productividad mermada por la sequía que ha marcado las últimas semanas la región. Las altas temperaturas y la falta de lluvias han resultado en un retraso de la producción de cereales en varias regiones de Marruecos, un cinturón ancho que atraviesa Argelia y la región noreste y central de Túnez, dice el último informe del Centro de Investigación Conjunta de la Unión Europea (JRC, en sus siglas en inglés). Está por ver el impacto que esta mala cosecha debida a la sequía pueda tener como desestabilizador en una región que ya sufre de altos precios de los alimentos básicos por la inflación y la carestía de los cereales provenientes de Ucrania. Además de a las cosechas, la sequía afectará a la disponibilidad de agua para las poblaciones locales y, eventualmente, a los suministros y producción de energía.

“Cómo se traduce en impacto económico depende de muchos factores, pero es seguro que afecta directamente a la agricultura y se pierde producción”, dice a este periódico el investigador italiano Andrea Toreti, autor de un informe para la Comisión Europea que da la voz de alarma sobre el fenómeno meteorológico adverso. Él pone como ejemplo la sequía que asoló el sur de Europa en 2018. “Entonces hubo mecanismos de compensación que mitigaron el efecto”. El Magreb es una zona mucho más pobre en relación, y eso puede agravar el impacto.

Sequía en el Magreb y en Turquía. JRC

El golpe de la sequía se extiende más allá del Magreb, a la zona de Turquía y Siria azotada por el terremoto de finales de febrero que acabó con la vida de más de 50.000 personas. Esto no hará sino exacerbar los efectos nocivos para la población desplazada y refugiada.

El grueso del impacto en la agricultura se espera para este verano. Hasta finales de febrero, el invierno ha sido más cálido y seco que otros años sobre muchas partes del mediterráneo. Eso incluye al Magreb, pero también a partes de España. Esto afecta negativamente a la humedad del suelo y al curso de los ríos, que están en valores críticos especialmente en Túnez, Argelia y toda Turquía, apunta el informe. En Marruecos, la cosecha ha estado “significativamente por debajo de la media en casi todas las plantaciones de trigo y cebada”. En concreto, se estima en una caída de entre un -24% y un -15% comparada con la media del último lustro para el trigo, y entre el -30% y -10% para la cebada.

El Gobierno argelino ya ha anunciado que va a tomar medidas para reducir el consumo y el derroche de agua. En Marruecos, el miedo es que la falta de precipitación en los próximos meses reduzca aún más las reservas de agua. En Turquía, la situación ya se califica de “sequía severa” y no se sabe cómo se van a poder mantener los regadíos durante el verano. Algunos de los embalses, además, se han visto dañados por el terremoto. 

Datos obtenidos por Copernicus

El JRC provee de información en tiempo real a través del Observatorio Global de la Sequía (GDO) y el Europeo (EDO). “En el sistema Copernicus usamos los datos de satélite, modelos hidrológicos y pronósticos meteorológicos, entre otros”, explica Toreti. Con esa información han podido elaborar mapas en los que se marcan las zonas que requieren especial atención, por ser mayor la severidad de la sequía. Ya habían puesto el foco en esa zona porque viene de una ola de calor a mediados de diciembre que empeoró ya el pronóstico de las cosechas.

Tras un 2022 extremo en temperaturas, la región del Mediterráneo está otra vez bajo la amenaza de sequía. En España, la Agencia Estatal de Meteorología ha pronosticado este viernes que la primavera será cálida tras un invierno templado, que finaliza con sequía. 

Imagen por satelite de copernicus y la sequía en Marruecos (1). Copernicus

Pero, a la vista del mapa, la preocupación mayor está en el sur del Mediterráneo. El Indicador Combinado de Sequía (CDI por sus siglas en inglés) apunta a alerta en casi todas las regiones del Magreb. Rojo prácticamente en toda el área, salvo en la zona de Ceuta y la región marroquí de Tetuán. En rojo está la zona de la ciudad autónoma de Melilla y la vecina provincia de Nador.

Los autores del informe piden que se dé “la mayor de las importancias” a la tarea de estimar el impacto potencial para ir preparando estrategias de ayuda y reducción del riesgo. “Deben tomarse medidas urgentes inmediatamente para reducir el impacto de la sequía en el suelo, los cultivos y la disponibilidad de agua”, apuntan. “Las próximas semanas van a ser cruciales, especialmente si persisten las condiciones cálidas en la región del Mediterráneo y Europa y se experimenta un verano extremo como el de 2022”.

Récords de calor

La Tierra bate récords de calor por el Cambio Climático, y los científicos pronostican que la cosa va a empeorar. No siempre con sequías: habrá más canículas, pero también más tempestades e inundaciones agravadas. 

Esa es la previsión del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que acaba de presentar su último informe ante los responsables políticos de casi 200 países en la reunión en Interlaken (Suiza). 

En esta síntesis del sexto ciclo de evaluaciones de los científicos, el IPCC insiste en que el objetivo de las naciones del mundo debe ser limitar a un aumento de 1,5 °C el aumento de la temperatura, para evitar los efectos más devastadores del Cambio Climático. Se trata, dicen, de preservar el mundo de una grave crisis climática con “cambios sin precedentes y en todos los aspectos de la sociedad”

Para ello, de aquí a 2030, las emisiones de gases de efecto invernadero deberían disminuir un 43% respecto a los niveles de 2019. E incluso un 84% de aquí a 2050. Pero continúan aumentando, y ese 1,5º C será superado ineluctablemente, aunque solo sea de forma temporal. 

A 1,5 °C, el 14% de las especies terrestres estarán amenazadas de extinción. Con +2 °C, el 99% de los arrecifes de coral en aguas templadas --que albergan una cuarta parte de la vida marina-- morirán asfixiados, y los acuacultivos (moluscos, piscifactorías... ) sufrirán también las consecuencias, según la lectura del informe realizada por la agencia EFE.

El informe del IPCC 2022 sobre el impacto del calentamiento ha sido descrito por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, como un "atlas del sufrimiento humano".

Entre 3.300 y 3.600 millones de personas son "muy vulnerables" a esos efectos, en particular ante las canículas, la sequía así como los mosquitos, vectores de transmisión de enfermedades. De aquí a 2050, numerosas megápolis costeras y pequeños Estados insulares sufrirán cada año catástrofes meteorológicas que antes eran excepcionales.