Día de la Mujer

Alemania, en busca del "Real-Feminismus"

La ministra Baerbock declara la defensa de los derechos de la mujer como criterio para la política exterior

La ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock.

La ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock.

Marina Ferrer

Otro feminismo es posible, defiende la ministra alemana de Asuntos Exteriores, la verde Annalena Baerbock. Un feminismo anclado en realidades, no en cuestiones ideológicas y partiendo de obviedades. Cerca de la mitad de la población del mundo son mujeres, pero ni siquiera en democracias avanzadas se ha logrado la paridad y la brecha de género persiste en el ámbito político, el económico, el laboral o el social, por no hablar de la lacra de la violencia sexual.

Hasta hace unos pocos años, un asesinato o agresión por parte de la pareja o expareja se consideraban en Alemania "crímenes privados", con escasa repercusión en los medios. "No pretendemos una revolución. Partimos de lo que debería ser una obviedad, como es la defensa de la igualdad de derechos de la mujer en todo el mundo", proclamó Baerbock esta semana, al presentar las "Líneas marco de una política Exterior y de Ayuda al Desarrollo feminista". Lo hizo acompañada de la ministra de Ayuda al Desarrollo, la socialdemócrata Svenja Schulze, aunque el proyecto lleva el sello personal de Baerbock.

No se trata de un simple "panfleto", explicó la titular de Exteriores. Es un documento de 89 páginas, pormenorizado por capítulos, incluidos los instrumentos con que cuenta su ministerio para llevar a la realidad ese objetivo. Y también los déficits en paridad de su departamento: un 49,8% de los empleados de Exteriores, dentro y fuera del país, son mujeres, pero principalmente en puestos administrativos o de intérpretes. Solo un 27% de los altos cargos -incluidos embajadores- están ocupados por mujeres.

Política exterior feminista

El objetivo declarado más ambicioso -y verificable- atañe a la Ayuda al Desarrollo: para 2025, un 90% de los fondos y recursos de ese departamento deben destinarse a proyectos que impulsen la paridad de género. Sea en África, América Latina o cualquier otra parte del mundo. Algo difícil de llevar a cabo, admite Baerbock, en casos como Afganistán, donde el régimen talibán trata de excluir a la mujer del mundo laboral o la gestión de cualquier empresa o proyecto. "Tenemos ante nosotros el dilema de cómo seguir apoyando a la mujer afgana, cuando solo puede hacerse a través de oenegés gestionadas por hombres", en palabras de la ministra.

Cada uno de los proyectos que apoye el departamento de Ayuda al Desarrollo -lucha contra la hambruna, contra la pobreza extrema, contra la crisis climática, por el acceso a la sanidad o a la energía- debe contemplar el aspecto de la paridad de género, coinciden Schulze y Baerbock. El plan de ambas ministras cuenta con el respaldo del tripartito entre socialdemócratas, verdes y liberales del canciller Olaf Scholz y fue refrendado en su último Consejo de Ministros.

El sello de la política exterior feminista estaba entre las prioridades de Baerbock al asumir su puesto, en diciembre de 2021, tras la victoria del socialdemócrata Scholz. Se puso fin ahí a 16 años de mandato de la conservadora Angela Merkel. La mera presencia de una mujer al frente de la primera potencia europea, considerada además exponente de un liderazgo sólido, dialogante y sensato, fue un hito para el feminismo, pese a que la propia Merkel tardó bastante en sentirse identificada con ese término. La realidad es que tras su retirada, la Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido que Merkel lideró durante 18 años, volvió a manos de un hombre, Friedrich Merz, un rival interno histórico de Merkel. En el Bundestag (Parlamento federal) de la presente legislatura, apenas un 31% de los escaños está ocupado por diputadas. Y en el tripartito de Scholz tampoco se ha logrado la paridad, principalmente porque solo los Verdes cumplen con ese criterio en el reparto de carteras, mientras que los liberales ni se lo plantean.

"Los parlamentos de México o Sudáfrica nos dan lecciones de paridad", reconoció Baerbock, para destacar que, en cuanto a gobiernos , los buenos ejemplos proceden de España o Chile.

Prueba en otros países

El concepto de política exterior feminista no es nuevo. Lleva un siglo de discusiones e implementación en distintos países, a partir de la idea lanzada en el Congreso Internacional de la Mujer en La Haya, de 1915. Países como Canadá o España mantienen esa bandera, mientras que Suecia, lo abandonó en 2022 tras el relevo en el poder de la socialdemócrata Magdalena Andersson por el conservador Ulf Kristersson, al frente de una coalición centrista con el apoyo externo de la ultraderecha.

El término "Real-Feminismus" encaja con la línea los Verdes. Baerbock representa, como el vicecanciller y ministro de Economía, Robert Habeck, a los "realos" o pragmáticos dentro de la formación ecologista. La otra corriente, los "fundis", prácticamente se extinguió. En tiempos de Joschka Fischer en Exteriores, bajo el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder (1998-2005), aún complicaron la vida a los "realos". Uno de los últimos representantes destacados de esa ala, el diputado Anton Hofreiter, es ahora máximo defensor de los suministros de armas a Ucrania, como lo son Baerbock y Habeck.