Relaciones diplomáticas

Rusia se acerca a África aprovechando el descrédito de las expotencias coloniales

La mala imagen de Francia y Reino Unido y el pasado soviético ayudan a Rusia a tener buenas relaciones con países del continente africano

El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, saluda a su homóloga sudafricana, Naledi Pandor, durante una visita a Pretoria el pasado 23 de enero.

El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, saluda a su homóloga sudafricana, Naledi Pandor, durante una visita a Pretoria el pasado 23 de enero. / EFE

Àlex Bustos

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, no ha parado de hacer viajes a África en los últimos dos años. La razón, estrechar lazos con los diferentes países de una zona ya de por sí es bastante amigable para las delegaciones rusas. En unos tiempos donde Occidente quiere hacer el vacío a Rusia –y también en menor grado a Bielorrusia– Moscú ha optado por aumentar sus vínculos con países del sur global, aprovechando su filón como "apoyo histórico" de los países africanos por su pasado soviético, algo muy presente en la mente de muchos ciudadanos africanos.

El analista politico Ovigwe Eguegu de la consultora de desarrollo Development Reimagined recuerda que "Rusia es un socio tradicional de los países africanos, incluso antes de la independencia". Actualmente, tras la pandemia y la ofensiva en Ucrania, "Moscú busca a sus amigos alrededor del mundo y África es una parte del globo donde siempre ha tenido buena relación con algunos de sus líderes". Eguegu destaca la visita de Lavrov a 12 países en los últimos dos años, entre los cuales destacan Sudán, que acordó construir una base naval rusa, o Sudáfrica, que planea celebrar maniobras militares conjuntas con Moscú.

También es visible el acercamiento de Rusia con otros países como Burkina Faso, excolonia de Francia, a pesar de que el ministro de Exteriores del Kremlin no haya viajado allí. Esta nación del Oeste de África ha visto cómo la insurgencia islámica se ha convertido en un problema grave, y la ayuda gala ha sido insuficiente para combatirla. "Muchos africanos -de los países francófonos- piensan que la relación con Francia no sirve a los intereses de los propios africanos", asevera Eguegu, antes de añadir que "el sentimiento antifrancés ha alimentado hechos como la presencia de mercenarios rusos" en África, en alusión al Grupo Wagner.

Es por ello que la popularidad de Rusia ha aumentado en Burkina Faso y el Gobierno se plantea apoyarse en los mercenarios de Wagner para luchar contra el problema de los extremistas. Según el periodista burkinés Atiana Serge Oulon, esta circunstancia se debe a que "algunas personas creen que una cooperación (con Moscú) permitirá al país adquirir material militar, así como apoyo político y diplomático". Sin embargo, apunta que paulatinamente la población se está dando cuenta de que el problema que tiene el país "está muy ligado a problemas internos".

Otro de los países que lleva años con vínculos estrechos con Rusia es la República Centroafricana. El Grupo Wagner lleva años en este país del corazón del continente. Allí se les culpa de cometer diferentes delitos contra civiles, algo que está sin confirmar. Periodistas rusos que acudieron a investigar fallecieron en circunstancias aún por aclarar.

Recuerdos de la URSS

Aunque tuvo un conato breve en el actual Djibouti, Rusia no tuvo ninguna colonia duradera en África. Por ello es vista como un libertador más que como una potencia colonial entre los africanos, tal y como apunta Eguegu. "Rusia –en ese momento la URSS– ayudó a crear muchos países y no tiene una actitud colonial hacia los africanos", recuerda, al tiempo que destaca que la sinergia es tal que "incluso en las banderas de Mozambique –en la que aparece un fusil ruso AK-47– y Angola –en el que aparece un machete y un engranaje– hay influencia soviética". Esa asociación se creó principalmente en el siglo XX, durante el cuál la Unión Soviética –junto con Estados Unidos– apoyó a las colonias de diferentes países para debilitar tanto al Reino Unido como Francia.

Y como en la Guerra Fría, Moscú se enfrenta a sanciones y bloqueos económicos, principalmente instigados por Estados Unidos y respaldados por países de la Unión Europea, Japón, Australia y Canadá. Sin embargo, ningún país africano ha optado por dejar de comerciar con Rusia. "Desde Washington y Europa se preguntan por qué los países africanos no se posicionan con ellos, por qué se abstienen (de tomar estas medidas)", apunta el analista Ovigwe Eguegu, que critica las presiones que reciben los gobiernos locales.

Muchos países africanos han abogado por mantenerse neutrales en el marco del conflico rusoucraniano. Ello no impide que se posicionen a favor de la paz, como demuestra la votación no vinculante del 24 de febrero en la Asamblea General de la ONU para que Rusia retire sus tropas de Ucrania. Votaron a favor de ella 141 países, mientras que votó en contra Rusia y sus aliados habituales como Bielorrusia, Eritrea o Siria. Mali fue la sorpresa de esa votación, que rechazó la resolución junto a Rusia. Esta excolonia francesa también está pendiente de decidir si pedirá apoyo del grupo Wagner para combatir a los radicales islamistas.

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