Demografía

¿Por qué ha descendido la población en China y qué efectos tendrá?

El envejecimiento del país ya entorpece la planificación económica y se confía en la robotización para mitigar la previsible escasez de mano de obra

Madres con sus hijos en China.

Madres con sus hijos en China. / EFE

Adrián Foncillas

China avanza hacia un escenario inédito: será el primer país envejecido antes de alcanzar el pleno desarrollo económico. El Gobierno jubiló siete años atrás la política del hijo único y ha acumulado incentivos a sus jóvenes para que aumenten su descendencia. Todos los esfuerzos han fracasado. La abundancia de ancianos generará retos económicos y sociológicos superlativos durante las próximas décadas.

Política del hijo único

La ley, aprobada en 1979, perfiló durante casi cuatro décadas el desarrollo económico y social del país más poblado del mundo. El mayor experimento demográfico de la historia cumplió sus objetivos: ahorró 400 millones de nacimientos a China y a todo el mundo, un desahogo en un contexto global de escaseces. Aceleró el desarrollo económico de un país con una relación crítica entre población y recursos y contribuyó a la lucha contra la pobreza.

Su cumplimiento pivotó rápidamente desde la coerción y los excesos al convencimiento. Para torcer la voluntad de centenares de millones de personas no sólo ayudó un gobierno fuerte sino una sociedad confuciana que prioriza los derechos de la comunidad frente a los individuales. Estudios previos a su desmantelamiento mostraban una aceptación popular del 75% pero muchos expertos habían pedido durante años que se le agradecieran los servicios prestados y se la jubilase antes de que sus efectos secundarios superasen a sus beneficios.

China está decreciendo en población por primera vez en décadas

Agencia ATLAS / Foto: EFE

Envejecimiento

El principal efecto secundario es el envejecimiento. China tendrá 400 millones de personas, un tercio de su población, por encima de los 60 años en 2035. La abundancia de ancianos ya entorpece la planificación económica del Gobierno y se confía en la robotización para mitigar la previsible escasez de mano de obra a largo plazo. Unos 67 millones de efectivos perderá la fuerza laboral china entre 2010 y 2030, según estudios oficiales. La relación entre jubilados y mano de obra en un país con una esperanza de vida superior a la estadounidense anticipa presiones inasumibles para la Seguridad Social.

Pekín teme también las turbulencias sociales derivadas de los 40 millones de solteros que no podrán cumplir el deber confuciano de tener descendencia porque el país sufre el mayor desequilibrio del mundo entre géneros.

Brecha generacional

El desarrollo económico, la nueva concepción de la familia, la competitividad y la inflación embridan de forma natural la demografía. También influye la voluntad de disfrutar la vida o el ocio. Esa concepción hedonista supone una brecha generacional insalvable. Se añade la extrema competitividad china: los padres envían a sus hijos a las mejores escuelas, pagan un sinfín de actividades para que triunfen y entienden preferible concentrar todos los recursos antes que dividirlos.

La política de hijo único generó un desajuste demográfico conocido como 4-2-1 o pirámide invertida, aquel en el que un joven tiene que cuidar a dos padres y cuatro abuelos, por lo que sumar una prole cuantiosa se convierte en un desafío inasumible. 

Un tema prioritario para Xi Jinping

Los retos demográficos son prioritarios en la agenda china. Su presidente, Xi Jinping, anunció en el último Congreso del Partido Comunista que el Gobierno estimulará la natalidad rebajando los costes del embarazo y la escolarización, entre otros. Es sintomático que China acabara el pasado año con buena parte de la industria de educación extraescolar que absorbía el grueso de los ingresos familiares. También prometió Xi que se destinarán más medios al cuidado de los ancianos, con acento en las residencias y en ayudas a los que viven solos. 

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