Menos de una hora después de que Rusia diera por iniciado a mediodía de este viernes el alto el fuego de 36 horas ordenado unilateralmente por Vladímir Putin en toda la “línea de contacto” del frente en Ucrania, las sirenas antiaéreas volvieron a retumbar por todo el territorio ucraniano. Las alarmas preventivas no se tradujeron en bombardeos de forma inmediata, pero sí sirvieron para dejar patente la desconfianza local ante las intenciones del Kremlin, que no tardaron en justificarse. Diversas informaciones apuntan a que la artillería siguió martilleando varios puntos del frente en el Donbás, la región oriental donde se concentran desde hace meses los combates más duros. Ambos bandos se acusaron de iniciar las hostilidades durante la tregua. 

Esa tregua había nacido muerta, después de que Kiev se negara a sumarse al no ver detrás del alto el fuego decretado por Putin para permitir la celebración de la Navidad ortodoxa más que una maniobra “cínica” para avanzar sus intereses. “Ahora quieren utilizar la Navidad como una tapadera para frenar el avance de nuestras tropas en el Donbás durante un tiempo y traer equipamiento, munición y movilizar a su gente más cerca de nuestras posiciones”, dijo el presidente ucraniano, Volodímir Zelinski, el jueves por la noche. “Buscan continuar la guerra con renovado vigor”. Sus lugartenientes afirmaron después que Moscú planea atacar iglesias durante la Navidad ortodoxa e instaron a la población a evitar los lugares concurridos. 

Lo cierto es que las armas no callaron, como no lo han hecho ni un solo día desde el inicio de la invasión rusa hace casi 11 meses. Las agencias de noticias, con reporteros sobre el terreno, informaron de intensos intercambios de fuego en la ciudad oriental de Bajmut, donde se libra la mayor batalla de los últimos meses, así como en Donetsk, donde volvió a arreciar la artillería. En la vecina región de Lugansk, su gobernador aseguró que, durante las tres primeras horas de la tregua unilateral, las fuerzas rusas dispararon artillería en 14 ocasiones e irrumpieron en una de las localidades de la provincia. “Así es como los asesinos ortodoxos te felicitan la Navidad”, escribió el gobernador Serhiy Haidai en su cuenta de Telegram. 

Los insultos de Madvedev

El ministerio de Defensa ruso se defendió afirmando que sus militares se están dedicando únicamente a repeler los ataques ucranianos, una afirmación difícil de verificar. “La mano de la compasión cristiana se extendió a los ucranianos, pero los cerdos no tienen fe ni un sentido innato de gratitud”, dijo el expresidente ruso, Dmitry Medvedev, llamando “cerdos” “payasos” a los líderes del país que sus militares están expoliando y destruyendo. Horas antes de que la supuesta pausa comenzara, sus fuerzas bombardearon una estación de bomberos en la ciudad sureña de Jersón, donde murió un trabajador, y una docena de viviendas en Kramatosk (este). 

Con la credibilidad del Kremlin por los suelos desde hace mucho tiempo, diversos aliados de Ucrania especularon sobre los motivos ulteriores del alto el fuego ruso. “Creo que Putin está tratando de encontrar algo de oxígeno”, afirmó el presidente Joe Biden desde Washington. “Todo parece ser un intento de Rusia para ganar tiempo, reagrupar a sus tropas y tratar de reparar su dañada reputación internacional”, dijo Josep Borrell, el representante de la política exterior europea, tras tildar de “hipócrita” y “no creíble” el anuncio del Kremlin. El Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en EEUU, enmarcó la iniciativa en la guerra de propaganda que libran ambas partan al señalar que Putin habría tratado con el alto el fuego de “presentar a Ucrania como inflexible y reacia a tomar las medidas necesarias para entablar negociaciones”. 

Mejores armas para Ucrania 

Sea como fuere, la tregua expirará en la medianoche del sábado al domingo para quedar como una breve nota a pie de página en la historia de un conflicto que está llamado a recrudecerse en cuanto el clima lo permita. San Nicolás ha llegado cargado de regalos para los ucranianos, la clase de regalos que podrían decantar la contienda a su favor. Después de muchos meses de renuencia por parte de sus aliados occidentales a entregarles vehículos de combate para la infantería y tanques, lo que ha obligado a Ucrania a depender de sus viejos carros soviéticos, el patrón ha cambiado. 

Tanto EEUU como Francia y Alemania han anunciado que enviarán a Kiev vehículos acorazados de combate Bradley y Bastion, así como blindados Marder para el transporte de la tropa. “La época del tabú en lo que se refiere a las armas de nuestros aliados ha pasado”, proclamó eufórico en las redes sociales, Dmytro Kuleba. “La primera semana de 2023 así lo demuestra”.

El Estado Mayor ucraniano lleva tiempo insistiendo en que es necesario reforzar las capacidades de su ejército para que pueda ganar la guerra. Y Occidente parece estar cada vez más por la labor tras haber decidido que no hay otra alternativa que la victoria de Kiev, aunque algunos productos de esa lista de la compra, como los cazas aéreos de combate o los misiles de largo alcance, sigan siendo anatema.