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Una figura que divide opiniones

El año más duro de Cristina Fernández de Kirchner

La vicepresidenta enfrentó en tres meses un intento de magnicidio y una condena judicial en una causa por corrupción | Las inéditas circunstancias la llevaron a autoexcluirse de la competencia electoral

La vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, saluda a sus simpatizantes desde una ventana del Congreso.

La vida de Cristina Fernández de Kirchner ha estado saturada de momentos excepcionales durante los últimos 20 años (dos presidencias, la muerte de su esposo, Néstor Kirchner, su conversión en figura carismática, etc). Nada se compara sin embargo al recién acabado 2022 en el que una bala estuvo a pocos segundos de atravesar su rostro y recibió una condena de seis años de cárcel por corrupción en la obra pública bajo sus gobiernos (2007-15), dictada en plena euforia mundialista. La sentencia incluye la inhabilitación permanente. En rigor, ella podría presentarse en una elección mientras la condena no sea ratificada por el Supremo. No lo hará porque, dijo, ha sido proscrita.

Estos dos episodios, el intento de un magnicidio cuya investigación se ha empantanado, y la condena judicial de una vicepresidenta en ejercicio, han estado separados por apenas tres meses y alcanzarían para relatar una historia capaz de alimentar el interés de los usuarios globales de Netflix: una líder amada y odiada con igual intensidad enfrenta sola, cansada de propios y extraños, una decisión que deja a sus seguidores a la intemperie política. Mientras, sus enemigos oscilan entre el festejo ante el fin de una era o el desconcierto: lo que une a la derecha es, ante todo, el espanto que provoca el kirchnerismo.

Pero el caso Fernández de Kirchner le añade una trama que habría desafiado a cualquier guionista por el grado de entrevero entre jueces, magnates, espías y medios de comunicación. Todos se reunieron en un paraíso patagónico, Lago Escondido, en las vísperas del pronunciamiento del Tribunal Oral Federal del 6 de diciembre. Allí, con la fabulosa vista de la cordillera de Los Andes, el magnate inglés Joe Lewis ha levantado una mansión de unos 2.500 metros cuadrados que ha servido para el solaz de sus huéspedes. Sus dominios se extienden en un área de 14.000 hectáreas. Lewis se ha convertido en amo y señor de la zona al punto de prohibir el paso por sus senderos. Existe además un conflicto judicial sobre el libre acceso a aguas de uso público.

El escándalo

El mayor escándalo con Lago Escondido está sin embargo relacionado con el modo en que su dueño ha blindado sus títulos de propiedad. En setiembre de 2021, el juez Carlos Mahiques declaró prescrita la causa en contra del ciudadano británico por la adquisición de esas tierras en condiciones anómalas. Mahiques ha sido uno de los invitados a la velada patagónica. Lo acompañó, entre otros, su hijo, Juan Bautista Mahiques, quien, durante su gestión como subsecretario de Asuntos Penitenciarios del entonces presidente de Mauricio Macri, dio luz verde para que se grabaran secretamente las conversaciones en las cárceles de personas cercanas a Fernández de Kirchner.

El juez Julián Ercolini, quien también formó parte de la alegre comitiva, ha sido a su vez el primero en procesar a la vicepresidenta por la causa que concluyó con una sentencia. Además, evitó que los dueños de los diarios Clarín y La Nación fueran juzgados por la presunta apropiación ilegal de una gran fábrica de papel durante la última dictadura. La excursión al sur argentino fue organizada por directivos del primero de los diarios e incluyó a otros funcionarios del área de seguridad capitalina. Todo salió a luz a partir de un espionaje informático que permitió conocer los mensajes entre los viajeros. Ellos discutieron en Telegram cómo hacer circular una versión falsa con la que salir al paso a una denuncia por dádivas vinculada con el episodio. Un tribunal acaba de tomar cartas en el asunto.

Una denuncia en soledad

Fernández de Kirchner aprovechó la divulgación de los mensajes y audios para transformarlos en el eje argumental de su defensa: dijo que en Argentina existe un "Estado paralelo" y "mafioso", por lo tanto, antidemocrático. El peronismo, su partido, la secundó a medias en esa definición. En cierto sentido, ella quedó casi en soledad y, por eso, antes de fin de año, instó a sus seguidores más fieles a movilizarse para buscar una alternativa política. El llamado a la insubordinación ha sido devorado por el Mundial y el verano.

"Con su renuncia a ser candidata, CFK se libera en parte de la contradicción entre lo que dice y lo que hace", consideró el analista Diego Genoud. Fernández de Kirchner se siente muy incómoda con el presente Gobierno que ha forjado. Fue su dedo, en soledad, el que designó a Alberto Fernández, con quien no se hablaba desde 2010, como aspirante presidencial. El abanderado ganó a Macri, uno de los grandes amigos del magnate Lewis, pero emprendió un rumbo económico diferente al que ella esperaba. El ajuste convenido con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y una inflación desbocada le han provocado al peronismo una paliza en las parlamentarias de 2021, al punto de reducir al mínimo sus chances de gobernar más allá del 10 de diciembre de 2023.

El 2023 muestra al oficialismo rengo. Debe caminar a las elecciones de octubre sin liderazgos visibles y con una economía que crece pero no distribuye y cimenta el malestar social. La vicepresidenta, en tanto, se prepara para un año aún más aciago.

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