El Partido Socialista portugués ha hecho valer este viernes su mayoría absoluta en el Parlamento para aprobar en solitario unos Presupuestos que solo han contado con la abstención del partido animalista PAN y de la izquierda europeísta Livre, ambos representados por un solo diputado. El resto de formaciones, a izquierda y a derecha, han rechazado las cuentas con fuertes críticas al Ejecutivo de António Costa, que a pesar de su aparente voluntad de diálogo, finalmente ha rechazado la gran mayoría de las enmiendas presentadas por los partidos. Con la aprobación de estos presupuestos, el Gobierno amplía la brecha con sus antiguos socios de izquierdas en un contexto de inestabilidad económica y con una inflación disparada.

El principal punto de desencuentro se ha producido en las pensiones. El Ejecutivo sostiene que los pensionistas no perderán poder adquisitivo tras aprobar una paga extra en octubre y un aumento de entre el 3,53% y el 4,43% para el próximo año, pero los partidos de la oposición aseguran que estos aumentos son inferiores a los establecidos por ley, que deben actualizarse según el índice de precios al consumo (IPC) y el crecimiento del Producto Interior Bruto. La bancada socialista ha aprobado una revisión al alza el año que viene en caso de que la inflación sea mayor de lo esperado, pero el resto de formaciones parlamentarias lo consideran insuficiente.

Críticas a los socialistas

El principal partido de la oposición, el conservador Partido Social Demócrata (PSD) ha acusado a los socialistas de “pasar el rodillo” de la mayoría absoluta para aprobar los presupuestos. De las 1.800 propuestas de alteración, el partido de Costa ha aceptado cerca de un centenar, la mayoría de ellas de los partidos PAN y Livre. Poco ha quedado para sus antiguos socios de izquierdas, el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista Portugués, que han acusado al Gobierno de dialogar solo con las grandes empresas. Los dos partidos consideran que el Ejecutivo se ha quedado corto con la aplicación de un impuesto del 33% sobre los beneficios extraordinarios de las principales compañías energéticas.

El Gobierno presume, sin embargo, de dar apoyos a las familias y a las empresas sin perder de vista el déficit y la deuda pública. Medidas como el aumento de los sueldos de los funcionarios en un 3,6% de media y la reducción del impuesto sobre la renta a las familias con menos ingresos se complementan con el objetivo de reducir la deuda hasta el 110,8% el próximo año -4 puntos menos que en la actualidad- y un recorte del déficit público hasta el 0,9%, a pesar de la fuerte desaceleración prevista para 2023. El planteamiento socialista de las ‘contas certas’, con un equilibrio entre ingresos y gastos, sigue siendo una de sus principales prioridades.

Enfrentamiento con la ultraderecha

El portavoz socialista, Eurico Brilhante Dias, ha insistido en la voluntad de diálogo de su partido y ha recordado que han negociado con todas las formaciones “democráticas”. Algo que no ha sentado nada bien al partido de ultraderecha Chega, la tercera fuerza en el Parlamento, la única que no ha conseguido aprobar ninguna de sus propuestas. Su líder, André Ventura, ha recordado que su formación está reconocida por el Tribunal Constitucional y que sus diputados han sido elegidos bajo las mismas normas democráticas que el resto. “Hacer estas declaraciones degradan las instituciones, el ambiente político y el debate parlamentario”, ha afirmado Ventura.

De las cerca de 500 propuestas de alteración presentadas por Chega, los socialistas no han aceptado ninguna, certificando así el aislamiento al que pretenden someter a la ultraderecha durante toda la legislatura. Un aislamiento que Ventura ha aprovechado para alzarse como “la única oposición” al Ejecutivo. A pesar de la crispación, los socialistas han dado luz verde a los que son los primeros presupuestos completos desde que obtuvieron la mayoría absoluta en enero de este año. Las cuentas de los próximos años de legislatura también están garantizadas, aunque todo apunta a que la confrontación con el resto de formaciones no ha hecho más que empezar.