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Victoria de la extrema derecha

"Quiero llorar": La desesperación de la Italia derrotada en las urnas

Las bases del Partido Democrático italiano viven con angustia, incertidumbre y desconcierto su porvenir

Giorgia Meloni. EFE

Horas después de que Giorgia Meloni diera su discurso tras ganar las elecciones, Francesca, una italiana originaria de la ciudad de Rímini, en el noreste del país, se despertaba en Roma cansada y con la congoja en la garganta. El día anterior había conducido unas ocho horas ida y vuelta para votar en su municipio de residencia. "Y todo ha sido inútil. Voté al Partido Democrático (PD) y no sirvió de nada. Quiero llorar. No puedo creer que esto esté pasado”, dice Francesca al explicar qué siente por el hecho de que Meloni y su partido de extrema derecha, Hermanos de Italia, hayan ganado las elecciones.

Desesperación, miedo, frustración, confusión, cabreo. Todos estos sustantivos podían describir esta semana el sentimiento de esa parte de la población desgarrada por la victoria ultraderechista. El momento para ellos no está para bromas. El futuro del país, los derechos civiles conquistados hasta ahora (y los que aún se reclaman), pero también la política exterior frente a la guerra de Ucrania, y la economía, son las principales preocupaciones que mantienen en vilo a muchos de los que se sienten perdedores de los comicios. Una galaxia que engloba grupos variopintos: activistas, feministas, integrantes de la comunidad LGTBI+, inmigrantes y, sobre todo, las bases de los demócratas italianos.

"Tengo miedo"

Antonella Giorgetti tiene 65 años y 35 los ha pasado metida en política. Empezó cuando aún existía el hoy extinto Partido Comunista Italiano (PCI), y luego pasó por sus herederos, el también fallecido Demócratas de Izquierda y, ahora, el PD. También ha sido secretaria de un importante político, y cuenta que lo que más le inquieta no es un regreso del fascismo, que le suena a tema viejo, sino el daño que cree posible en la Italia de hoy.

“Yo temo más por la economía. Ella no sabe nada, y cree que sí. Nos arruinará en menos de un año. Nuestra economía se hundirá, ya verán”, dice Giorgetti. A sus 56 años, Rossella Coltorti, también militante durante décadas, no tiene una visión muy distinta de la de su compañera de partido. “También me pregunto qué pasará con el derecho al aborto, con Ucrania, con los inmigrantes. Estoy preocupadísima. Tengo miedo”, afirma esta representante de las bases del PD.

¿Qué es ser de izquierdas?

Con 26 años, Alessio Tamburro es de otra generación pero también coincide. “No creo que sea posible que en 2022 el fascismo se reinstaure en Italia. Pero sí me siento muy amargado. Meloni era ministra de la Juventud en 2011, cuando Italia, con Silvio Berlusconi al mando, estuvo al borde de la quiebra”, afirma este estudiante de Ciencias Políticas. “Las actuales propuestas de la coalición de derecha son incoherentes, ni se sabe de dónde piensan sacar el dinero”, argumenta Tamburro.

El peruano Johnny Valdivia, de 50 años, la mitad de los cuales transcurridos en Italia, también ha razonado sobre el asunto. “Para los inmigrantes, no cambiará mucho (con Meloni). Los africanos seguirán cobrando dos euros la hora por hacer trabajos que los italianos no quieren hacer”, dice este inmigrante naturalizado italiano y que finalmente votó por el Movimiento 5 Estrellas. Pero “si llegaran a atacar ciertos derechos, saldré a la calle a protestar”, advierte mientras dirige feroces quejas al PD por no haber pactado con los 'grillitos' una alianza para presentarse juntos a los comicios.

Porque, pese a que los motivos sean variados, el resultado electoral también ha tenido esta consecuencia: que salgan a luz un sinfín de críticas al PD. Un terremoto que ya el pasado lunes provocó que el jefe de la formación, Enrico Letta, anunciara su decisión de no repetir en el cargo.

Todos contra todos en el PD

El PD es desde ese día un partido nervioso, donde campa a sus anchas el todos contra todos en una carrera para asignar responsabilidades. Las informaciones sobre los varios candidatos que se han postulado para sustituir a Letta han contribuido a acentuar el malestar. Las bases lo han visto como la prueba de que sus líderes están más interesados en sus cuotas de poder que en el bien común y en resolver los problemas de la ciudadanía. Una situación que desde hace tiempo repercute sobre la identidad misma de la formación.

Tamburro habla con palabras de enfado. “La realidad es que he entendido que, después de años de militancia, aún no sé qué es ser de izquierdas, y no creo que la culpa sea mía”, afirma. “Nuestro partido ya no sabe cómo hablar con la gente. Meloni da miedo porque ha logrado centrarse en cosas que le interesan a las personas, tiene un discurso más eficaz que el nuestro”, añade Giorgetti. “Hemos perdido fuerza y credibilidad”, coincide Coltorti.

Sin embargo, el viraje político italiano también ha tenido otros efectos. Uno de ellos es que colectivos feministas como Ni Una Menos decidieran convocar el miércoles protestas en varias ciudades del país para pedir el aborto libre y seguro, justo un día después de que Hermanos de Italia optara por abstenerse en una moción debatida en la administración regional de Liguria, a favor de garantizar el pleno derecho de las mujeres a pedir la interrupción del embarazo.

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