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Ultraderecha

El reparto de poder abre grietas en la coalición de extrema derecha de Italia

La Liga, sumida en una guerra civil interna, pide "respuestas" al partido de Giorgia Meloni | La Iglesia católica advierte a los ganadores de los comicios de que es necesario una "sociedad inclusiva y justa"

Matteo Salvini, Silvio Berlusconi y Giorgia Meloni en el mitin de cierre de campaña, el pasado 25 de septiembre en Roma. Reuters

Italia aún no se adapta a su nueva realidad. Dos días después de las disruptivas elecciones del domingo, las placas tectónicas de la política transalpina todavía no se han dejado de mover. Al revés, a medida que el país asimila la victoria de la coalición de la líder ultraderechista Giorgia Meloni, se profundiza la magnitud de la división dentro de los partidos que han perdido votos en los comicios. Pero también empiezan a entreverse fisuras entre los socios de la alianza de Meloni, así como las críticas y las advertencias que llegan desde otros sectores de la sociedad.

Es un ruido de sables que refleja la lucha por establecer los aún inestables nuevos equilibrios del poder en Italia. Ejemplo de ello eran este martes las palabras de Isabella Rauti, una de las nuevas lugartenientes de Hermanos de Italia, quien, dirigiéndose a sus socios de Forza Italia, la formación de Silvio Berlusconi, dejó claro que es su partido el que manda. Esto después de que Berlusconi dijera que Forza Italia ha sido "determinante" para el éxito de la coalición y que él quisiera ser el "director" del nuevo Gobierno. "No sé qué quiso decir (Berlusconi), sé que el nombre del presidente (del Consejo de Ministros) es expresión del partido que ha obtenido más votos, y ese es Hermanos de Italia", ha reclamado Rauti.

Más ácido aún fue el mensaje que Hermanos de Italia recibió de su otro gran socio político, la Liga de Matteo Salvini. "Hermanos de Italia tiene que estar a la altura del papel que le han asignado los italianos", afirmó Riccardo Molinari, el jefe de la bancada de la Liga en el Congreso italiano. "Esto significa también que tienen que dar respuestas a los otros partidos de la coalición, encontrar un equilibrio, y no darse aires", añadió Molinari, tras una jornada en la que varios medios italianos publicaron la noticia no confirmada de que Meloni habría descartado a Salvini como un posible futuro ministro de Interior de Italia. Un cargo al que él aspira. 

Guerra civil en la Liga

Todo esto cuando en las últimas horas se ha desatado una verdadera guerra civil dentro de la Liga, con Salvini como principal blanco de los ataques. "Yo sabría a quién elegir como nuevo líder (de la Liga), pero de momento no quiero dar nombres", ha dicho, sin medios términos, Roberto Maroni, uno de los ancianos directivos del partido. "También otra certeza es que se acabó con la Liga nacional y centralista", ha añadido Roberto Caselli, exministro y también perteneciente a la vieja guardia. "Salvini presume de que seremos el segundo grupo en el Parlamento pero yo, que soy un viejo legüista, me pregunto: ¿de qué sirve? No harás nada para el norte", ha continuado.

En verdad, el nivel de la confrontación dentro de la Liga ha ido subiendo según se ha conocido mejor el colapso electoral de la formación. Y es que, de hecho, el veterano fundador de la Liga, Umberto Bossi, no ha logrado entrar en el Parlamento italiano tras 35 años de presencia en este hemiciclo. De nada ha servido que Antonio Tajani, una de las caras visibles de Forza Italia, dijera que no había problema en incluir a Bossi entre los senadores vitalicios, un privilegio que se otorga solo a algunas figuras particularmente de prestigio en Italia.

"(Bossi) ha sido desbaratado por el fracaso de la Liga", ha llegado a decir Caselli. "La Liga nunca ha tenido tan pocos votos (desde 2013) en el norte de Italia. Se han cansado de Salvini", ha rematado el diario 'Il Foglio'. Un contexto que se suma al lío de una decena de escaños aún no asignados en el Senado por retrasos con el recuento, y que posiblemente solo se esclarecerá en los próximos días.

El aviso de la Iglesia

Esta no fue la única sorpresa de la jornada. Un jarro de agua fría para los partidos de la coalición ganadora también ha llegado procedente de la Iglesia católica italiana, liderada desde mayo por el cardenal Matteo Zuppi, exarzobispo de Bolonia y cercano al papa Francisco. "Es necesaria una sociedad inclusiva y justa", ha advertido el prelado. Por eso, "la Iglesia católica seguirá, con severidad de ser necesario, (…) defendiendo los derechos inviolables de las personas y de las comunidades", ha añadido el presidente de los obispos transalpinos, al comentar el resultado de los comicios en su país.

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