En este momento, en el Mediterráneo, un barco con 60 migrantes navega a la deriva. Hace unos 10 días, docenas de libaneses y refugiados sirios se embarcaron en el puerto de Trípoli, al norte del Líbano, con el anhelo de alcanzar tierras europeas. Ahora, cerca de las costas de Malta, se les ha perdido la pista. Desde la noche de este lunes, los familiares y los activistas libaneses que estaban en comunicación con ellos han perdido el contacto. La última información que les llegó es que estaba entrando agua en el barco. Tres niños, afirmaron, habían muerto de deshidratación.

"Cada vez que llamo, puedes escuchar a los niños gritando y llorando de fondo", ha contado uno de los familiares a Associated Press (AP). "No sé por qué ningún gobierno ha tomado medidas para rescatarlos; ¿es porque son personas pobres que intentan llegar a fin de mes para alimentar a sus familias?", se ha preguntado. La señal del teléfono satelital que les conectaba con tierra ha fallado. Desde el Líbano y desde las costas europeas, varias organizaciones llevan más de 24 horas alertando a las autoridades europeas. Las maltesas "se niegan a informarnos si han realizado alguna tarea de rescate", ha informado Alarm Phone, una red activista que ayuda a llevar rescatistas a migrantes en peligro en el mar.

Malta tampoco ha dado permiso a un buque de carga comercial para rescatar a los migrantes, ha reconocido esta organización. Por su parte, el diputado libanés Ashraf Rifi ha instado al Gobierno italiano, así como al Ministerio de Relaciones Exteriores libanés y a la Embajada libanesa en Roma a tomar medidas, pero sigue sin haber noticias. "Están tratando de sacar el agua que se filtra al bote con baldes, eso es todo lo que tienen", ha explicado este lunes a AP el hermano de uno de los pasajeros sirios. "Este es un barco de pesca para cinco personas, no para 60", ha alertado antes de que se cortara la comunicación.

Tragedias migratorias

La embarcación partió hace 10 días de la norteña Trípoli, la ciudad más empobrecida de toda la costa mediterránea. Los pasajeros, con destino a Italia, son refugiados sirios y libaneses de esta región paupérrima del país. Lejos quedan los días en que el Líbano acogía a miles de refugiados de la vecina Siria. Ahora, el país de los cedros está sumido en una crisis económica que ha condenado a tres cuartas partes de la población bajo el umbral de la pobreza. El Líbano tiene una población de seis millones de habitantes, uno de los cuales está compuesto por refugiados sirios.

El pasado abril, el país fue testigo de la peor tragedia migratoria en los últimos años. Un barco con decenas de libaneses, sirios y palestinos que buscaban llegar a Italia se hundió a apenas cinco kilómetros del puerto de Trípoli tras un enfrentamiento con la armada libanesa. Decenas de personas murieron y aún quedan muchos cuerpos por recuperar bajo el mar. El incidente no ha disuadido a aquellos que confían en que, en la otra orilla, hallaran una vida mejor y cada semana parten un puñado de embarcaciones movidas por ese anhelo.