"Gas embargo now" (Embargo de gas ahora) se podía leer escrito en negro y en grandes letras en sus torsos desnudos. Dos activistas contra Rusia y su presión energética han protestado este domingo quitándose la ropa en el jardín de la cancillería alemana y junto al canciller Olaf Scholz, contra la negativa del gobierno federal de llevar a cabo un embargo total del gas ruso por la agresión a Ucrania.

Las dos mujeres han aprovechado la jornada de puertas abiertas que en este soleado domingo de Berlín había convocado la cancillería alemana. Según informan diversos medios alemanes, se habían aproximado al canciller vestidas con sudaderas negras, y le habían pedido hacerse un selfie con él. Y han conseguido la foto, aunque no la que el dirigente alemán esperaba.

A la escolta de Scholz -que en todo momento estuvo calmado- no le dio tiempo a evitar la performance, un topless destinado a un público internacional, si bien apartaron a las dos jóvenes a toda velocidad mientras ellas arrojaban dinero al aire.

Atenazados por el gas

Este domingo ha lucido el sol en Berlín, pero el invierno se acerca por el este. Alemania es el país más amenazado de Europa por las tácitas o expresas amenazas de Vladimir Putin de cerrar el grifo del barato gas ruso que resulta vital para la industria alemana y para el calentamiento e iluminación de sus hogares.

La actitud tibia del gobierno federal ante lo que la oposición considera coacción de Moscú ha generado todo un debate público, en el que no es menor la facción de la ciudadanía partidaria de ir limitando el apoyo a Ucrania para que no pague Alemania el más alto precio económico de toda la oposición europea al nacionalismo expansionista ruso.

Scholz ha tratado de tranquilizar a la opinión pública asegurando que su gobierno trabaja en rutas alternativas de importación, y también en poner en funcionamiento terminales de gas licuado para que puedan traerlo por vía marítima. Pero la primera regasificadora no estará activa hasta el inicio de 2023, y el problema de establecer otras vías para pertrecharse de gas no estará resuelto -ha admitido el propio Sholz en algunos debates- al menos hasta comienzos de 2024. La postura de su ejecutivo es la de no renunciar al suministro ruso, porque aún no puede garantizar una alternativa.