La inestabilidad política en el Reino Unido ha dejado en el aire el día a día de decenas de miles de personas a ambos lados de la Verja que divide España y Gibraltar. Dos años después de que se consumara el Brexit y tras diez meses de negociaciones para fijar la futura relación con La Roca, el acuerdo específico para la colonia británica sigue sin resolverse a la espera de que la Unión Europea y el Reino Unido acerquen posturas sobre la resolución definitiva del Protocolo de Irlanda del Norte.  

A las puertas de la elección de un nuevo primer ministro, el nuevo inquilino de Downing Street —ya sea el excanciller de Hacienda, Rishi Sunak, o la ministra de Exteriores, Liz Truss—, deberá demostrar que es capaz de lidiar con la peor inflación de los últimos 40 años y con el aumento del precio de la energía, pero también que puede recuperar el diálogo con Bruselas para desbloquear ambos acuerdos.

Las reuniones técnicas para definir la futura relación de la “zona de prosperidad conjunta” de Gibraltar con la UE llevan celebrándose desde octubre de 2021 sin vislumbrar una fecha concreta para cerrar un acuerdo. Reino Unido, la Unión Europea y España, que tiene un papel reconocido en las negociaciones, insisten en que todo marcha por buen camino, pero es un mensaje que lleva meses repitiéndose sin que llegue a cristalizar y prácticamente no ha trascendido nada del posible pacto.

Liz Truss, candidata a liderar a los tories pero también ministra de Exteriores británica durante el último año, aseguró en una entrevista con El País en diciembre de 2021 que el objetivo era esperaba llegar a un acuerdo sobre Gibraltar a finales de marzo. En España, fuentes de Exteriores aseguraban a este periódico recientemente que “todo va bien”, pero por el momento no se prevé ninguna resolución. Entonces, ¿qué impide solucionar la situación en Gibraltar?

En opinión de David Phinnemore, profesor de Política Europea en la Queen’s University de Belfast, el problema es que ahora mismo la relación entre la Unión Europea y el Reino Unido no es buena. "No confían el uno en el otro, y hasta que no lleguen a un punto de entendimiento acerca del Protocolo de Irlanda del Norte no van a progresar en ningún otro ámbito”, explica a El Periódico de España, diario que pertenece al grupo Prensa Ibérica al igual que este medio.

El experto recuerda que el pasado mes de junio Boris Johnson anunció la ruptura unilateral del protocolo acordado con la UE y que, respecto a Gibraltar, "hay tan poca información, tanto silencio, que es muy difícil saber qué está pasando para que la situación no avance”.

Mientras tanto, quienes viven a ambos lados de la Verja siguen de reojo lo que ocurre en Westminster. De ello depende la resolución del acuerdo que regulará el tránsito en un área por la que cada día circulan más de 15.000 trabajadores transfronterizos.

“La Unión Europea no quiere hablar de nada hasta que no vea que se cumplen de buena fe las obligaciones contraídas en el acuerdo de salida, y no estamos en eso todavía. Aunque claro, habrá que ver qué pasa con el cambio de gobierno en el Reino Unido y si eso consigue desbloquear la situación, pero lo cierto es que en estas elecciones internas las prioridades son la inflación y el precio de la energía, no el protocolo”, apunta Phinnemore, especialista en las negociaciones del Brexit.

Inestabilidad en Downing Street

El resultado del duelo entre la ministra de Exteriores, Liz Truss, y el excanciller de Hacienda, Rishi Sunak, se conocerá el próximo 5 de septiembre, y, a pesar de que la campaña la estén marcando los temas económicos y energéticos, la elección de uno u otro candidato puede marcar de forma decisiva el futuro más inmediato de los gibraltareños.

Así lo demuestra, por ejemplo, el hecho de que Boris Johnson acudiese al incumplimiento del protocolo norirlandés cuando se vio acorralado dentro de su propio partido justo antes de verse obligado a dimitir. El Brexit ya no es el tema fundamental dentro del partido conservador, pero todavía mueve muchos apoyos.

Es por eso que el perfil del ganador podría determinar la rapidez con la que se solucionen los frentes abiertos en Gibraltar, pues un enquistamiento del protocolo norirlandés bloquearía colateralmente también el acuerdo en el Peñón.

En cuanto a los dos candidatos, Sunak, que se ha declarado un acérrimo partidario del Brexit, parece el más proclive a llegar a un enfrentamiento con la UE si fuera necesario. A pesar de que su dimisión supuso uno de los acontecimientos determinantes para la salida de Johnson, su figura se ve como la más continuista para liderar una postura dura contra Bruselas. Por su parte Truss, que lleva meses inmersa en labores diplomáticas con sus homólogos europeos, podría estar más abierta a desencallar las conversaciones No obstante, nada es seguro.

“Ahora mismo estamos en campaña, y, además, en campaña interna dentro de un partido. Los dos candidatos dicen estar comprometidos con la ley del protocolo que legitimará internamente al gobierno británico a actuar unilateralmente en este tema, pero los dos aseguran también que quieren llegar a una solución negociada con la Unión Europea. Tendremos que esperar al 5 de septiembre”, dice el profesor de la universidad norirlandesa.

La última encuesta publicada por Sky News apunta a una victoria contundente de Liz Truss, que con un 66% de los votos se convertiría en la nueva líder del partido conservador y primera ministra británica.

Sin embargo, y en este dato se ve buena parte de la inestabilidad que atenaza al partido de gobierno, si Johnson entrase en la votación el 46% de los votantes tories le darían su apoyo por un 47% que alcanzaría una potencial suma entre Truss y Sunak. Un 55%, además, considera que su propio partido se equivocó al forzar la dimisión.