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Crisis en Sri Lanka

Sri Lanka destapa los riesgos de la agricultura ecológica

Expertos atribuyen a la fallida decisión de prohibir los fertilizantes químicos la base de la crisis que ha provocado el colapso del país

Manifestantes encaramados a la fachada del palacio del primer ministro de Sri Lanka, el día 13. A. ABIDI

Las imágenes de una multitud invadiendo la residencia del presidente de Sri Lanka dieron la vuelta al mundo hace algo más de una semana. El país asiático insular, de 22 millones de habitantes, ha entrado en colapso arrastrado por la peor crisis económica desde su independencia, en 1948. En la base de la ruina financiera actual está la decisión de su presidente, Gotabaya Rajapaksa, ahora huido del país, de prohibir los fertilizantes y pesticidas químicos e implantar de la noche a la mañana la agricultura ecológica, lo que provocó una drástica caída de la producción de arroz y té, clave para el país, entre otras cosechas.

En abril de 2021, el presidente Gotabaya Rajapaksa prohibió todos los fertilizantes químicos. Cumplía así su promesa electoral de 2019 de convertir Sri Lanka en la primera nación de agricultura completamente orgánica del mundo. Meses después, se aprobó la importación de 99.000 toneladas de fertilizante orgánico basado en algas y producido por el grupo chino Qingdao Seawin Biotech Group.

Ya en marzo pasado, el país atravesaba una grave crisis económica, con las divisas en su punto más bajo, inflación galopante, especialmente en alimentos, escasez de combustible y cortes de electricidad.

El rendimiento de las cosechas de arroz, alimento básico que Sri Lanka solía producir en abundancia e incluso exportar, había experimentado una reducción de los rendimientos de alrededor del 30%. Por primera vez en décadas, la antigua Ceilán tuvo que importar este cereal. Además, la producción de té, la principal exportación del país, cayó un 18%, lo que redujo los ingresos de divisas. Paradójicamente, la decisión de Rajapaksa estaba destinada a ahorrar a Sri Lanka entre 300 y 400 millones de dólares en divisas, cantidades que el país gastaba cada año en la importación de productos agroquímicos.

Abrumado por las protestas ciudadanas, el Gobierno de Sri Lanka anunció el pasado 21 de noviembre que levantaría de inmediato la prohibición de importar fertilizantes químicos, pesticidas y otros insumos agrícolas. El mes anterior, las autoridades ya habían retirado las restricciones a las importaciones de fertilizantes para el té, la principal fuente de ingresos de exportación del país. Pero ya era demasiado tarde. Las cosechas estaban diezmadas, los precios seguían subiendo y el país se había quedado sin divisas con las que comprar combustible, entre otros bienes de primera necesidad.

La ideóloga de este giro radical fallido hacia la agricultura ecológica fue Vandana Shiva, activista india y gurú del ecofeminismo. La llamada “Gandhi” de los cereales es una defensora de la soberanía alimentaria y enemiga de los alimentos modificados genéticamente y de la globalización. Especializada en filosofía de la Física, forma parte del Comité Científico de la Fundación IDEAS, el think tank (laboratorio de ideas) del PSOE.

Y es aquí donde esta historia, hasta ahora lejana, enlaza con nuestra cesta de la compra. “Sri Lanka está en caos y con una hambruna terrible por la decisión del gobierno de convertir toda la agricultura en ecológica. Europa quiere hacer lo mismo para el 2030. Avisados estáis”. La advertencia es del catedrático de Biotecnología y divulgador J.M. Mulet, que lleva tiempo advirtiendo de las limitaciones de la agricultura ecológica. Avisó en su cuenta de Twitter del desastre que se avecinaba en Sri Lanka, y apunta que la Unión Europea va por el mismo camino. El plan de la UE es gradual. El objetivo es que un 25% de la tierra de cultivo sea de agricultura ecológica para 2030 y el 50% para 2050. “Curiosamente, siempre hablan de superficie, nunca de producción”, señala el científico.

En la crisis de Sri Lanka concurren otros factores, como la pandemia, la caída del turismo tras los atentados de 2019 y la codicia de los dirigentes de esta República Democrática Socialista, pero Mulet defiende que el elemento diferencial ha sido la prohibición de los fertilizantes químicos. “El propio presidente de Sri Lanka lo anunció a bombo y platillo en la [cumbre del clima de 2021] COP26. Vandana Shiva, que fue la ideóloga, también lo anunció, e hicieron un evento en Sri Lanka para celebrarlo. Algunos dijimos que era una catástrofe, y a los seis meses resultó que la cosecha de Sri Lanka había caído un 50% en la mayoría de los cultivos. El más afectado fue el té, que es la principal exportación del país. El resultado está a la vista”, explica a FARO.

“En Europa llevamos 20 años de transición ecológica, y lo único que hemos conseguido es ser más dependientes de las importaciones de alimentos de países que utilizan los fertilizantes y pesticidas que les da la gana, muchos de los cuales no están autorizados en Europa”, denuncia J.M. Mulet. “En la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo estaba Lidia Senra [sindicalista agraria gallega que en 2017 cuestionó las vacunas], y es la que más burradas ha dicho sobre este tema. Si metes a gente así en la Comisión de Agricultura, ¿qué esperas? Pasar hambre”.

J.M. Mulet, catedrático de Biotecnología y divulgador: "Algunos llevamos tiempo diciendo que es una fórmula para el desastre" 

“El principal problema son los cereales, que es lo que más nitrógeno necesita”

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El investigador científico y divulgador José Miguel Mulet (Denia, Alicante, 1973), catedrático de Biotecnología (área de Bioquímica y Biología Molecular) en la Universidad Politécnica de Valencia, lleva tiempo avisando de las limitaciones de la agricultura ecológica. Donde más profusamente ha analizado este tema es en su libro “Comer sin miedo”, pero también lo ha abordado en “Transgénicos sin miedo” y “Ecologismo real”, su último volumen de divulgación.

–El tema tiene implicaciones para Europa. Los planes de la UE van por la agricultura ecológica.

–Algunos llevamos tiempo diciendo que es una fórmula para el desastre. Va a ser absolutamente imposible de poner en práctica. Contra la termodinámica no puedes luchar. Si a una planta le hace falta nitrógeno, de alguna parte lo tienes que sacar, y desde luego, con la mierda de vaca no hay para todos.

–La ideóloga de este giro de Sri Lanka, Vandana Shiva, ¿tiene alguna formación científica?

–Es filósofa, aunque ella dice que es física. Estudió Filosofía e hizo una tesis sobre la filosofía de la física cuántica. Se ha convertido en ideóloga del ecofeminismo, que es un concepto que mezcla cosas de política con ecología. Digamos que es una propulsora de la agricultura ecológica. Para ella Sri Lanka iba a ser un ejemplo, el primer país que iba a ser absolutamente ecológico. Y ahí tienen el resultado, lo que algunos venimos diciendo desde hace tiempo.

–Lo avisaba usted en sus redes sociales.

–La agricultura ecológica está condenada a ser algo minoritario, no sirve para dar de comer a 7.000 millones de personas. En una discusión que he tenido en Twitter decían que el fallo ha sido hacerlo de golpe, no poco a poco. Y te preguntas: ¿Qué país lo ha hecho poco a poco y ha llegado a algún sitio? Ninguno, porque en Europa llevamos 20 años con esta transición ecológica. De hecho, en España tenemos ya el Ministerio de Transición Ecológica. Pero la pregunta es: ¿transición hacia dónde? ¿A dónde pretendes llegar? ¿Que toda la comida sea ecológica? Ya te digo yo que es imposible. No hay comida para todos.

–¿Sin fertilizantes químicos hace bastantes décadas que no se podría haber alimentado a la humanidad?   

–Exacto. Y seríamos la mitad de la población mundial. Hay datos que son muy bestias: el 75 por ciento de los átomos de nitrógeno de tu cuerpo vienen de un fertilizante químico, vienen del ciclo de Bosch-Haber [reacción de nitrógeno e hidrógeno gaseosos para producir amoniaco]. Para mantener la cosecha actual a base de abonos orgánicos necesitaríamos 14.000 millones de vacas, es decir, dos vacas por habitante. Y a esas vacas habría que darles de comer. Estaríamos en un ciclo imposible.

–Y además se dice que el ganado contribuye al calentamiento global, por lo que habría que reducir su número.

–Claro. Me hace gracia, porque hay gente que dice que produce en orgánico y en ecológico y que no pierden producción. Y yo les pregunto si cultivan olivar o viña. Son dos cultivos que no necesitan demasiada fertilización, son cultivos robustos. Pero trata de producir trigo, maíz o cebada sin fertilización... El principal problema son los cereales, que es lo que más nitrógeno necesita, y son la base de la alimentación mundial.

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