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Relevo en el Reino Unido

El ocaso del populismo global: Trump, Johnson, Salvini...

Con la caída del primer ministro británico, quedan ya pocos gobiernos encabezados por líderes demagogos en el mundo

Donald Trump. Reuters

Era ya una imagen clásica en cada convocatoria electoral en el Reino Unido. En su perenne búsqueda por llamar la atención, ocupar espacio mediático y terciar en causas populares, el ya dimitido primer ministro británico Boris Johnson acudía fielmente a su colegio electoral acompañado de su mascota Dilyn, un terrier Jack Russell cruzado, adoptado en 2019 por el premier y su esposa, Carry Symonds, tras ser salvado del sacrificio.

Las reiteradas denuncias aparecidas en la prensa británica acerca del mal comportamiento de Dilyn en el número 10 de Downing Street, incluyendo el destrozo de mobiliario y objetos históricos, no hacía mella en Johnson, consciente de que la presencia del can en el momento de depositar la papeleta le garantizaba foco periodístico, además de unirse a #dogsatpollingstations, uno de los hashtags que sistemáticamente, en día electoral en Gran Bretaña, se convierten en trending topic, y en el que los electores cuelgan fotos de sus mascotas junto a los colegios electorales.

El Reino Unido dice adiós no solo a ese excelso bufón, sin sentido del ridículo y autor de selfies imposibles que ha gobernado el país durante los últimos tres años. También se despide de un estilo de gobernar que antepone el populismo al Estado de derecho, que desprecia las reglas, las convenciones establecidas y los pactos. Su intención de modificar de forma unilateral el Protocolo sobre Irlanda del Norte acordado con la UE para evitar una frontera dura en el Ulster es solo un ejemplo de ello.

La caída de Boris Johnson se produce dos años después de la estrepitosa derrota en las urnas de Donald Trump, su principal aliado en la escena internacional, con el que comparte numerosas semejanzas, tanto en su trayectoria personal como en la profesional, además de haber nacido en la misma ciudad: Nueva York. "Los dos son hombres aniñados con verborrea, tienen un historial de adulterio y escándalos varios, deben su carrera profesional a una combinación de enormes privilegios, falta de escrúpulos, oportunismo y autopromoción sin límites; comparten una aproximación heterodoxa a la política, en realidad eufemismos para referirnos a su oportunismo, su homofobia, su racismo y sexismo", escribe el politólogo holandés Cas Mudde.

Dificultades para Salvini

En Italia, parece que también pintan bastos para Matteo Salvini, cuya formación política, La Liga, ha pasado de obtener la victoria en las elecciones parlamentarias europeas de 2019 a ser superado por sus correligionarios ultraderechistas de Hermanos de Italia, encabezado por Giorgia Meloni. Una prolongada concatenación de pasos en falso, en especial la investigación a Luca Morisi, su gurú en el ámbito de la comunicación, autor de contundentes diatribas en tono racista y homófobo y contra el uso de narcóticos, precisamente por haber proporcionado drogas a dos hombres rumanos con los que supuestamente practicó sexo a cambio de dinero, han arrastrado por los suelos la imagen y coherencia del líder ultra. Con la mente puesta en las elecciones municipales de octubre, Salvini clama contra lo que considera un "complot" contra La Liga, su partido, de cuyas filas ha tenido que dimitir Morisi.

En Brasil, a menos de tres meses de los comicios generales para elegir al presidente, al vicepresidente y a las dos cámaras del Congreso Nacional, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva mantiene en las encuestas una cómoda distancia de 14 puntos frente a su rival, el actual jefe del Estado ultraderechista Jair Bolsonaro. A igual que hizo Trump durante la última elección presidencial en EEUU, Bolsonaro ha empezado ya a cuestionar la legitimidad del sistema electoral y a hablar de "fallas".

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